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Un país mejor para ellos

martes, 08 de diciembre de 2015
No son unas elecciones más. Son el final de una época y el comienzo de otra. En un mundo agitado, entre el cambio climático y una crisis integral. Es la confrontación entre los viejos métodos del siglo XX y el rumbo que debe tomar la humanidad en el siglo XXI. España debe elegir no sólo a sus mandatarios. El tejido social tiene la oportunidad de entregar el poder democrático a la generación que ha hecho de la democracia su empresa de poder o la nueva generación que, por fin, ha decidido ser protagonista para trazar el espacio del cambio, en nuestro Estado y en nuestra cultura. Los de mi edad somos historia. La generación de nuestros hijos representan la herencia entre lo viejo y lo nuevo. Mis nietos, serán los auténticos sujetos de las decisiones que hagan posible un mundo diferente.

"Todas las generaciones han conocido una guerra". " La economía es un ciclo que unos diseñan y la mayoría sufren o disfrutan". " Las conquistas sociales no pueden convertirse en mercancías". Estas son algunas de las reflexiones que desde mi retiro voluntario y por edad, me llevan a ilusionarme, emocionarme o desmoralizarme, en estos últimos días del año quince en el siglo XXI, a las puertas de una cita con las urnas.

Resulta aleccionador el lenguaje que ha escogido la derecha "veterana". Presumen de experiencia y estabilidad. Lo malo es que tales presuntas virtudes son las que han desvertebrado la sociedad española. La crisis no la sufren igual los ricos que las clases trabajadoras. Nunca la España moderna había conocido tal umbral de pobreza. Si la estabilidad sirve a un modelo económico sin empleo, con emigración en busca de trabajo, con salarios incompatibles para vivir dignamente, haciendo caso omiso a las necesidades reales de la gente, digo como Groucho Marx. ¡Que paren, que me bajo!. Si la experiencia se ha puesto del lado de la corrupción, crónica, descubierta a última hora, perdonada a los poderosos, incluso con vergonzantes fórmulas de amnistía, estoy deseando que irrumpan los nuevos, pues de los viejos libera nos Dómine.

No comprendo bien al viejo socialismo español. Ni chicha ni limoná . Tienen un actor mediocre para la interpretación mediática. Pero su discurso, de inmediato, se contesta o se cuestiona, por los propios compañeros. Nada que ver con aquel partido organizado y controlado por Alfonso Guerra. ZP y Pepiño, trajeron la mayoría absoluta del PP. Hoy, son almas en pena que apenas saben explicar en qué consiste la España Federal, más allá de incrementar las desigualdades y desequilibrios del actual Estado de las Autonomías.

Dicen que Ciudadanos es el partido de moda. Representa un elenco de tecnócratas que tratan de situarse en el centro. Tienen excelente preparación. Se han adaptado maravillosamente al mundo del espectáculo televisivo. Todo indica que serán la gran noticia el 20-D por la noche. Otra cuestión es, a quien se arriman para gobernar. Y lo más importante. ¿Quién está tras de ellos para haber logrado llegar hasta dónde están?. Y es que hace tiempo que dejé de creer en la espontaneidad. Nada es casualidad, todo tiene causa. Puede ser la apuesta de los viejos o renovados poderes fácticos para que algo cambie y así todo siga bajo control.

Podemos salió de las calles y plazas tomadas por la indignación. Son esa izquierda que reaccionó en la historia de la Europa machacada por déspotas. Hasta Iglesias recuerda dirigentes que tomaron la Bastilla. Su perfil y procedencia, es compatible con la revolución bolchevique. Su espejo griego les ha llevado a moderarse en las formas y en el discurso. En cualquier caso son la revolución frente a la obscenidad del capitalismo. Han sido capaces para devolver la esperanza juvenil por el sistema de participación democrática. Si yo tuviera veinte años, sin duda, les votaría.

Quedan los románticos partidos nacionalistas. Se han quedado sin espacio, sin discurso. Además, el desastre catalán les ha desprestigiado. No tienen soluciones para lo que importa. Hoy no es cuestión de fuero, es de huevo que llevarse a la boca. Además son casta, si bien en espacios más reducidos. Han salido las miserias de los convergentes. Esperen a que salgan las miserias del PNV. Han sido capturados por los anti sistema. La CUP mueve los hilos en Cataluña. Los BILDUS mueven los hilos en Euskadi. La burguesía nacionalista no está por la labor de perder sus privilegios.

Puede que algún día logremos recuperar el auténtico sentido de la democracia. Puede que esta sea la puerta de entrada a un periodo diferente. Que la necesidad haga virtud. El Parlamento para el año XVI del siglo XXI, en la Hispania que construyó Roma, promueva un modelo de gobierno culto y decente, al servicio de los ciudadanos y desde el sur de Europa, vuelva a extenderse el Renacimiento que nos saque de la Edad Media. Sería la mejor herencia para esas generaciones a las que deseo paz, dignidad ciudadana, protección del medio ambiente, un lugar donde quepan todos.

Para eso, que hoy sólo es un sueño, necesitamos hombres o mujeres con sentido del Estado.
Mosquera Mata, Pablo A.
Mosquera Mata, Pablo A.


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