¿Qué pasará con el Centro Gallego de Buenos Aires?

Vengo de recibir una linda serie de insultos por escribir sobre la venta del Centro Gallego de Buenos Aires. Acepto las críticas aunque sean pasadas de rosca pero lo que me parece desacertado es negarme el derecho a comentar porque dicen “no tengo vela en este entierro”. Las palabrotas en mi contra carecen de importancia, ya se sabe que a más gritos menos razones. Me parece que están atacando al mensajero y escapando del problema de fondo que no es otro que el futuro de la mutualista gallega más grande de la Argentina. No soy tan vanidoso como para creer que mis comentarios son los más acertados en la búsqueda de una salida. Me mueve mi responsabilidad como un nieto más de la luchadora emigración gallega.

Vamos entonces a centrarnos en el área de juego para tratar de acercarnos al “salvamento” del Centro Gallego. Lo primero es separar la paja del trigo. La crisis viene por la sección médico-asistencial. En el sector cultural no hay dificultades ya que la entidad es la mayor potencia mundial emigrante en patrimonio histórico-artístico. Se suceden varias comisiones o juntas directivas que van funcionando, con altibajos y a veces a tropezones, hasta llegar a la crisis de tesorería. Cuando se repiten los ejercicios fiscales con más gastos que ingresos la cosa se complica. No se entró en números rojos de un día para otro pero tampoco se tomaron medidas correctivas cuando el lobo asomó las orejas.

Hace años, digamos unos diez, se podría haber parcheado la goma de la rueda para seguir tirando con una severa administración que recortase gastos. Hoy no es posible. Entre los directivos que no la vieron venir y los empleados que insisten en desprestigiar al Centro Gallego; se acabó. Los trabajadores actúan como si no hubiese pasado nada. Antes el empleador era el Centro Gallego pero al estar intervenido sus contratos están en el aire. Es obvio que los derechos laborales se mantienen vigentes pero una entidad fundida no puede hacer frente a sus compromisos. Los expertos en gestión hospitalaria indican que el exceso de empleados lastra cualquier acuerdo de futuro. Habría que reducir en al menos 500 el actual plantel de trabajadores.

No hay que ser un gran entendido para entender que con alrededor de 8000 socios no es posible el pago de 1500 sueldos. Me pregunto contra quién van dirigidas las protestas sindicales en el Centro Gallego. La respuesta no es otra que contra los socios. Ellos son los únicos perjudicados. Con cada huelga o media huelga o medio paro consiguen que el Centro Gallego pierda socios. Están tirando piedras contra el propio tejado. En la actual situación no es momento de andar con presiones porque el deterioro del Centro Gallego va a dejar sin trabajo a mil trabajadores si se cierra. Se salvarán los que tengan derecho a la jubilación. Los sindicatos tienen que empujar para ayudar a la recuperación cumpliendo con una gran atención a los usuarios para que sigan afialiados a su mutualista de toda la vida.

Cada día que pasa estoy más preocupado al ver que las “Agrupaciones Pro Centro Gallego” siguen perdidas entre las nieblas del Riachuelo. No fueron capaces de acordar unas bases de trabajo para sentarse a debatir sobre el futuro del modelo mutualista. Es muy doloroso tener que escuchar que su única actividad es la crítica constante al Interventor La Blunda y al gobierno nacional. Son tan burros que niegan el aporte del INAES. Son tan cerrados que desean el triunfo de Macri aunque ello signifique el cierre del Centro Gallego. No son buena gente. Son mentirosos e hipócraticas. Esconden sus intenciones que pasan por un arreglo entre los macristas y OSPAÑA para quedarse con la rica torta de los gallegos.

Ojalá me equivoque y en las Agrupaciones se esté fraguando un renovador proyecto que ponga nuevamente al Centro Gallego en la senda del futuro. No me olvido de manifestar mi total rechazo a los juegos de distracción para boludos que se traen entre manos los dos grandes partidos españoles: PP y PSOE. Ninguno de los dos está libre de culpa. Ambos mantuvieron viva a la innecesaria “Fundación Galicia Salud” para tener un lugar en el que colocar a sus adeptos locales. Muy buenos sueldos para no hacer nada. Creo que se debería de abrir los ojos. No hay vuelta atrás. El Centro Gallego está en el ojo del huracán. Es una asociación privada que se mantiene por la ayuda estatal. Una cosa es una subvención anual y otra bien diferente el vivir de los fondos públicos. El ambiente de constante hostilidad contra la Intervención no tiene razón de ser. Es una equivocación porque La Blunda cumple con su misión lo mejor que puede. Es persona discreta y de diálogo pero carece de interlocutores que no se encierran en sus dogmas. ¡Viva el Centro Gallego de Buenos Aires!.