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Siempre en Argüelles

lunes, 29 de junio de 2015
En la película "Muerte en Venecia", basada en la novela del mismo título de Thomas Mann, Luchino Visconti nos presenta a una ciudad y a unos personajes decadentes. Algo parecido ocurre con el madrileño barrio de Argüelles y con algunos de nosotros, pero sin la belleza de Venecia.

Mucho tiempo ha pasado desde que en los años setenta varios jóvenes llegamos a Madrid en busca de un porvenir que no teníamos en el Valle de Oro. Tal vez porque la interminable carretera de La Coruña finalizaba en Argüelles, o por lo que fuera, allí hemos venido a parar y de allí todavía no hemos podido salir, como si de un laberinto de Borges se tratara. Ahora, Argüelles es un barrio gastado de tanto que anduvimos por él y que tiene un aire decadente al igual que nosotros.

Los fines de semana todos los "bon vivant" nos reuníamos en los bares "Enxebre" y "Fire" añorando el valle, y luego en "Los Caciques", escenario de grandes cenas y animadas charlas, dónde algunos relataban sus conquistas, casi todas imaginarias. Fueron días de esplendor y fantasía. En cierto modo podría hablarse de los "Hijos del Valle de Oro en Argüelles" como en el caso de los que emigraron a La Habana. Luego, con el tiempo, fueron desapareciendo aquellos bares pero nosotros seguiríamos en Argüelles por tiempo inmemorial.

Aquellos días gloriosos de "dolce vita" pasaron y Argüelles es hoy un barrio fiel reflejo de nuestra decadencia y aunque allí seguimos ya en la tercera edad, tratando de revivir tiempos pasados o contemplando la belleza inalcanzable de la juventud como Gustav von Aschenbach en Venecia, ya nada es igual porque como diría Neruda: "Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos", y porque no es lo mismo los años setenta que los setenta años.

No hace mucho, cuatro jubilados nos tomábamos un café en la calle del Buen Suceso, luego una cerveza en la calle Rodríguez de San Pedro y una última cerveza en un bar ubicado en la mítica "Casa de las Flores", dónde vivió Neruda. Poco más podríamos haber hecho porque el esplendor que tuvo Argüelles para nosotros, se fue con nuestra juventud como si el barrio hubiera envejecido con nosotros, y ya nada volverá a ser igual.
Paz Palmeiro, Antonio
Paz Palmeiro, Antonio


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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