Suena el despertador. María se tapa los ojos porque le molesta la luz. Mira la hora para ver si puede dormir cinco minutos más antes de levantarse. Se tiene que ir a trabajar, pero tiene sueño. Ayer se quedó leyendo hasta la una de la madrugada. Hace un par de días empezó a leer una novela y ya va por la mitad.
María se levanta, se viste y antes de marcharse coge el libro que tiene en la mesilla y lo mete en su bolso. De camino al trabajo sigue leyendo y continúa soñando con cada uno de los personajes que aparecen en la novela. María lee un libro por semana y le resulta increíble poder volar con una descripción, imaginarse una situación, soñar despierta, meterse dentro de un personaje, vivir intrigas, amores y desamores. En definitiva: sentir emociones. Emociones que le hacen recordar que leer puede ser muy gratificante cuando se coge el hábito de la lectura.
Hace unos años María no leía. Pensaba que eso de leer era para personas aburridas, pero no para ella. Sin embargo, ahora no se imagina su vida sin libros. El pasado 23 de abril se celebró el Día del Libro. Fecha que nos invita una vez al año a reflexionar, a leer y a comprar libros, aunque sería maravilloso levantarse cada día con un libro en nuestras manos para soñar sin salir de casa.
