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Trasplante en Galicia: un desafío a la solidaridad

jueves, 27 de abril de 2006
Autores:
Jacinto Sánchez Ibáñez, Director de la Oficina de Coordinación de Trasplantes de Galicia
Antolín Rodríguez Martínez, Secretario Xeral do Servizo Galego de Saúde

Nadie duda hoy en día de la importancia de los trasplantes de órganos. Pero para que podamos hacer trasplantes, los donantes de órganos son imprescindibles.

En 2006, se cumplen 25 años del primer trasplante de un órgano (un riñón) en Galicia, realizado en el Hospital Juan Canalejo. Desde ese primer trasplante, casi 1.500 donantes y alrededor de 4.170 órganos han ayudado a que cerca de 4.000 gallegos puedan seguir celebrando sus cumpleaños.

Los trasplantes de órganos mejoran la calidad de vida, permiten una vida independiente de las máquinas y suponen un ahorro en costes sanitarios. Un enfermo renal que se trasplanta deja de acudir forzosamente tres veces por semana a conectarse a una máquina de diálisis durante varias horas. Pero, además, un trasplante renal es más barato que la diálisis.

Un reciente estudio calcula cuantos años de vida se ganan con cada donación de órganos: con un pulmón 2,1; con un riñón 7,2; si es de riñón-páncreas 12,9; con un corazón 14,5 y con un hígado 16,1. Eso significa que por cada donante de órganos se ganan, de promedio, 30,8 años.

La donación es tan importante porque es una actividad que depende da la decisión que tomemos como ciudadanos, de nuestra respuesta como sociedad. Si la sociedad decide no donar, no se podrá trasplantar a aquellos pacientes que lo necesitan.

En Galicia tenemos un buen programa de trasplante de órganos, avalado por la extraordinaria calidad de sus profesionales. En nuestra comunidad se realizan trasplantes renales, pancreáticos, hepáticos, cardíacos y pulmonares. La profesionalidad de los equipos de trasplante en Galicia permitiría en estos momentos, realizar cualquier trasplante que estuviese indicado.

Durante el año 2005, a 195 pacientes gallegos se les indicó la necesidad de un trasplante de hígado, de los que se trasplantó algo más del 40 % con una tasa de trasplante superior a la media española. Llevamos haciendo trasplantes hepáticos desde 1994 y, desde entonces, se han realizado más de 1.050.

El programa de trasplante cardíaco en Galicia es uno de los más activos de España, también con tasas de trasplante por encima de la media española. En varias ocasiones a lo largo de estos años, el equipo del hospital Juan Canalejo ha sido el que más trasplantes anuales ha realizado. Este programa se inició en 1991 y a fecha de hoy ya se está próximo a los 510 trasplantes cardiacos.

El trasplante pulmonar y el trasplante pancreático han sido los últimos programas en desarrollarse, ambos en 1994. Se han llevado a cabo cerca de 160 trasplantes pulmonares y 60 pancreáticos, también con tasas de trasplante por encima de la media española.

Los trasplantes más numerosos son los de riñón. Se han realizado desde el comienzo del programa en 1981 más de 2.300 trasplantes renales en Galicia. Y aunque durante años las tasas de trasplante eran superiores a la media española, en los últimos años ha ido descendiendo. Este descenso se debe a varios factores, entre ellos, al hecho de que otras comunidades hayan iniciado sus propios programas de trasplante renal. Pero sobre todo se debe al perfil del donante actual, de edad avanzada y con problemas asociados (hipertensión, diabetes, etc). En Galicia, un tercio de los donantes tienen más de 65 años y de ellos sólo se consigue trasplantar el 50 % de los riñones. Sin embargo, una vez más Galicia se pone por delante de la media española en el trasplante renal procedente de donante vivo. El porcentaje de trasplantes de donante vivo en nuestra comunidad es de un 8 %, mientras que en España es de un 4 %.

Pero estas cifras no son suficientes para poder trasplantar a todos los gallegos. En el año 2005, la demora media para esperar un corazón o un pulmón fue de 111 días y para un hígado de 6 meses. El 75 % de los pacientes que entraron en la lista de trasplante hepático tardaron 310 días en poderse trasplantar. Eso significa que al final de año cerca de 400 receptores continúan en lista de espera. Pero lo mas dramático son los 30-40 receptores que fallecen cada año mientras esperan poder recibir un órgano.

Para solucionar este problema necesitamos aumentar nuestras tasas de donación. En el año 2005 estábamos en el cuarto lugar por la cola, con 29 donantes por millón de población cuando la media de España fue de 35. El verdadero problema radica en el porcentaje de negativas familiares a la donación de órganos, de un 25,6 % (la segunda comunidad con la tasa más alta), mientras que en España ha sido sólo de un 16 %.

Resulta paradójico que una Comunidad con gran actividad trasplantadora (en estos 25 años se ha trasplantado más de un paciente por cada 1000 habitantes) tenga la segunda tasa más alta de negativas familiares de España. Y necesitamos saber a que razones obedece este hecho.

Los coordinadores hospitalarios de trasplantes realizan una labor diaria encomiable de difusión de la trascendencia de la donación y el trasplante. Pero su actividad más importante es intentar convencer a ese 25 % de familias que dicen que no a la donación de un órgano de un familiar que ya ha fallecido, de que ese órgano puede salvar una vida y que mantener el sistema de donación les permitirá a ellos en el futuro poderse trasplantar si lo necesitan.

Es muy importante que se involucren todos los sectores de la ciudadanía, concienciándolos de la necesidad de donar a través de diferentes actividades y de la difusión en Centros de Salud, Ayuntamientos, Asociaciones, etc. de la importancia de la donación y el trasplante.

No hay que olvidar a la juventud y es preciso trabajar con los profesores y maestros para acercar la donación y el trasplante en nuestras escuelas. Hay que sembrar para el futuro, creando la cultura de la donación.

Tenemos que ser capaces de garantizar que se planteará la donación de órganos y tejidos a todos los posibles donantes en nuestros Hospitales.

Seguro que a todos nos gustaría recibir un órgano si llegara el momento, pero solo el 75 % acepta donar. Debemos convencernos de que la única manera de que podamos recibir un órgano en el futuro es donándolo en el presente.

El trasplante beneficia a los que lo reciben y a sus familias. En definitiva, es un beneficio para la sociedad en su conjunto Y ese beneficio colectivo nace del esfuerzo individual que supone la donación. La donación ayuda a los demás y por eso es un reto a la solidaridad.
Rdguez. Martínez, Antolín e Sánchez Ibáñez, Jacinto
Rdguez. Martínez, Antolín e Sánchez Ibáñez, Jacinto


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