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El desquite de Sarkozy

lunes, 06 de abril de 2015
Los franceses tienen la sana y acendrada costumbre de votar abundantemente. Elecciones cantonales, municipales, regionales, generales, presidenciales, todas a doble vuelta, no se para de acudir a las urnas. Como ha sucedido ahora con las elecciones departamentales o provinciales que ganó de calle el expresidente conservador Nicolas Sarkozy (2007-2012) en una revancha inesperada cuando todos lo creían en baja forma electoral. Unos comicios menores cuyos resultados se emplean en impulsar obras públicas o sociales le han valido de trampolín para regresar al epicentro de la vida política francesa, no al galope pero casi, tal es el descontento con el actual presidente François Hollande.

Estos comicios tienen una larga traca de consecuencias, basten dos muy significativas: muestran a las claras, según detallaremos más adelante, el nuevo fracaso del Partido Socialista (PS) de Hollande, que no levanta cabeza, y asimismo representan un parón para el Frente Nacional (FN) racista y xenófobo de Marine Le Pen -baldón permanente para Francia-, trazan una nueva relación de fuerzas en el país vecino y constituyen una foto fija política y social del momento.

En esta instanstánea no hay que olvidar que Nicolas Sarkozy tiene que rehabilitarse de los casos de escándalos financieros ocurridos en su mandato, de los que es sospechoso, a fin de quedar limpio de polvo y paja. Ha de despejar muchas incógnitas.

En efecto, sus problemas judiciales reaparecen. Es cierto que se ha librado de una imputación de abuso de confianza por el pago por parte de su partido de una elevada multa que le impusieron por irregularidades en la financiación de su campaña en 2012. No obstante ha sido declarado testigo "asistido", una figura de la jurisdicción francesa a medio camino entre simple testigo e imputado, y puede ser convocado a declarar de nuevo.

MUCHOS SUMARIOS VOLUMINOSOS

Este es sólo uno de los muchos sumarios voluminosos que le atañen. Baste un ejemplo: coincidiendo con su convocatoria ante la justicia, otros tres miembros del equipo de la citada campaña de 2012 han sido detenidos para ser interrogados. Se trata de hombres de su máxima confianza, el director y el tesorero que habrán de responder a preguntas de los jueces sobre este proceso por facturas falsas en el que están acusados de hacer desaparecer por arte de birlibirloque más de 18 millones de euros. Tal contabilidad dudosa le persigue, pero o es muy hábil o parece tocado con la buena suerte.

Se le acusó de haber sido financiado por la ya fallecida multimillonaria Liliane Bettencourt, propietaria de la multinacional de cosméticos L'Oréal, segunda fortuna del mundo, pero resultó absuelto. No quedó claro empero si la susodicha campaña que le llevó al Palacio del Elíseo recibió donaciones del desaparecido coronel Muamar el Gadafi, dictador de Libia.

Pero el vigésimo tercer presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, de 60 años, ex ministro de Finanzas y de Interior, de amplia trayectoria gubernamental, es un valor político en alza en estos momentos, se ha erigido en jefe de la oposición frente a los socialistas.

En cambio, su rival, Hollande, también de 60 años, vigésimo cuarto presidente de la República Francesa, el hombre "normal" como se definió a sí mismo, cotiza a la baja y tiene que rehacer su imagen política.

Ambos vuelven a estar frente a frente en la competición por la alta jefatura de la República Francesa como refleja la prensa francesa, ya en campaña electoral desde ahora: "Le Monde", "Le Figaro" y "Liberation" y los prestigiosos y reflexivos semanarios "Le Point", "L'Express", "Le Nouvel Observateur" o "Marianne".

LARGO ME LO FIÁIS

Diagnóstico de Hollande y de su primer ministro, Manuel Valls: la dispersa izquierda se ha presentado desunida y por eso perdió estrepitosamente. Así pues, toca a rebato, hay que ponerse manos a la obra para unirse con vistas a las próximas presidenciales, hay tiempo de soldar las divisiones. Ahora bien, el Gobierno no parece estar por la labor, se aferra a su política reformista con tintes neoliberales aunque por el momento no haya dado frutos, cree que es la única solución.

Enfoque de la tercera en discordia, la extremista Marine Le Pen, eurodiputada, presidenta del Frente Nacional: sus lemas son, Francia para los franceses, extranjeros fuera, referéndum sobre la pena de muerte, sobre el euro, salida de Francia de la OTAN. Para redorar su imagen, ha declarado recientemente que se siente horrorizada e indignada por las tristemente famosas palabras de su padre, el fundador del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen, cuando dijo que "las cámaras de gas de los campos de concentración del régimen nazi fueron "un detalle de la historia" en la Segunda Guerra Mundial, una "boutade" (ocurrencia) que ha reiterado estos días no se sabe si es provocación o chochera a sus 87 años.

Para el Partido Socialista francés la posibilidad de un duelo entre la extrema derecha y la derecha que lo excluya de la segunda vuelta de las presidenciales es una pesadilla que ya sucedió en el enfrentamiento entre Jean-Marie Le Pen y Jacques Chirac en las presidenciales del 5 de mayo de 2002, que ganó Chirac por abrumadora mayoría.

En resumidas cuentas, hoy por hoy, lo novedoso es que Nicolas Sarkozy tras su travesía del desierto está de vuelta y aspira a ganar las elecciones presidenciales de 2017. Para el expresidente supone un desquite pero no lo conseguirá de rositas, será un largo, arduo y difícil desquite. Tiene mucha tela que cortar si quiere volver a la primera línea: la tarea ingente de la prometida y problemática regeneración de la política gala, la refundación en mayo del partido Unión por un Movimiento Popular (UMP), cambiarle de nombre por estar desprestigiado por corrupción, ganar las primarias en 2016 y presentarse a las presidenciales de 2017, toda una carrera de obstáculos. Largo me lo fi​áis...
Acuña, Ramón Luis
Acuña, Ramón Luis


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