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Ovejas, lobos y perros pastores

sábado, 14 de marzo de 2015
Aquellos que hayan visto la película “El Francotirador” quizás recuerden la rotunda sentencia de uno de sus protagonistas; “En el mundo sólo hay tres tipos de personas: ovejas, lobos y perros pastores”, una división que, aunque aparente una cierta simpleza, no deja de ser una magnífica definición de lo que somos en esencia, tanto individual como colectivamente, la generalidad de los seres humanos y que se adapta perfectamente a la realidad de la sociedad española actual.

Damos por sabido, por su obviedad, que las ovejas están representadas por el grupo social mayoritario, en el que estamos incluidos el común de los ciudadanos de a pie, y que sobreviven azarosamente gracias a su esfuerzo y sacrificio personal, y que las manadas de lobos están constituidas por aquellos individuos que, situados al margen de la ley, viven a costa de devorar a las ovejas del rebaño, sin importarles lo más mínimo la naturaleza de los medios que deban emplear para conseguirlo.

En esta misma línea argumental presuponemos que el grupo de los perros pastores, que serían los encargados de velar por el bienestar y la seguridad del rebaño, debería ser el formado por aquellos grupos encargados de guiar, en lo material y en lo espiritual, al conjunto del país, básicamente representados por partidos políticos, sindicatos, intelectuales y episcopado.

Pero, en realidad, en esta España de apariencia y de mudanza, de propaganda y demagogia, que transita por la oscura senda de la indigencia ética, en la que la disciplina y el rigor han quedado reducidos a su más mínima expresión, ya casi nada es lo que aparenta ser y así, mientras el inmenso rebaño de ciudadanos españoles sufre las penurias de una de las peores crisis socioeconómicas de las últimas décadas, sus supuestos perros guardianes, olvidando la razón de su propia existencia, se han comportado como las más depredadoras manadas de lobos, dispuestas a devorar al rebaño de ciudadanos a su cargo, sin reparar en medios, ya sean lícitos o ilícitos, para cubrir toda suerte de caprichos personales y de sus afines, generalmente disfrazados de necesidades colectivas, algunas tan perentorias para el servicio público como lo son los famosos Gin-tonics del Congreso o la factura del ADSL domiciliario de sus señorías, todo un ejemplo del talante de servicio público por el que se rigen y la certificación de que ya nada bueno podemos esperar de esta casta de depredadores del patrimonio colectivo.

Pero, ante esta traición a si mismos y al conjunto del pueblo español protagonizada por la clase dirigente, ¿quiénes son los llamados a desempeñar el papel de protección de la ciudadanía, los verdaderos perros pastores del rebaño ibérico? Me gustaría decir que, todos y cada uno de los ciudadanos españoles deberíamos tomar conciencia y organizarnos para defender nuestros intereses colectivos pero lo cierto es que nunca he confiado en la conciencia de las masas, de ahí que esta labor debe quedar reservada a determinados individuos, personas dotadas de una gran formación académica y profesional y, sobre todo, de un gran soporte ético, que los convierta en unos indomables para los corruptos que transitan por las instituciones del poder. He de reconocer que parece un empeño difícil, pero la realidad es que ya han ido apareciendo los primeros ejemplares y su labor se hace cada vez más patente por toda la geografía española. Me refiero fundamentalmente a algunos miembros, todavía pocos pero muy relevantes, sobre todo de la judicatura y de los medios de comunicación, algunos de ellos, mejor dicho de ellas, muy bien representados en nuestra ciudad. Gracias a su empeño y a su sacrificio, gran parte de los atropellos cometidos por la manada político-síndical han salido a la luz y han recibido su justa condena, devolviendo así al conjunto del rebaño ciudadano al menos una pequeña parte de la dignidad que tantas y tantas veces les ha sido arrebatada y pisoteada. Para ellos vaya mi más sincera felicitación y la certeza de que sepan que no están solos en su empeño.
Durán Mariño, José Luís
Durán Mariño, José Luís


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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