La cigarra y la hormiga

En una reciente entrevista en la cadena austriaca ORF el ministro griego de Finanzas Yanis Varoufakis se refería a la fábula de la cigarra y la hormiga en los siguientes términos: “Desgraciadamente en Europa predomina la extrañísima idea de que todas las cigarras viven en el Sur y todas las hormigas en el Norte, cuando en realidad, lo que tienes son hormigas y cigarras en todas partes”.

Yo creo que a Varoufakis no le falta razón. Y no entiendo porque nos siguen diciendo a los del Sur que hay que trabajar más sabiendo que no hay trabajo para todas las "hormigas". Tampoco creo que el problema sean las "cigarras".

Como es sabido, en la fábula de la cigarra y la hormiga se nos presenta a una hormiga trabajadora frente a una vaga cigarra que se pasa el verano cantando y luego durante el invierno se encuentra desprovista de alimento y acude a la hormiga a pedírselo, pero la hormiga se lo niega y le recrimina el haber pasado el verano sin hacer nada. No sé si en los tiempos del autor de la fábula, las cosas eran así de simples. En la realidad, el modelo económico actual no es tan simple como el de la fábula; habría un tercer personaje, bastante más peligroso que la cigarra, y que sería el que se aprovecha del trabajo de la hormiga. Es decir, en el modelo económico actual habría tres categorías:

Los que, como las hormigas, se desloman trabajando (economía productiva) pero nunca serán ricos y que incluso a veces viven en la pobreza porque tienen más gastos que ingresos.

Los que, como las cigarras, son enemigos del trabajo (pasen los días y caigan los panes) pero que cuando se acaben los panes terminarán pidiendo limosna.

Y los que, como hace el cuco, se aprovechan del trabajo de los demás (economía especulativa). Estos son los peores y aunque a veces empiezan siendo "hormigas", luego prosperan y se hacen muy ricos. Son los que pagan míseros salarios, sobre todo en países del tercer mundo, por aquello de la ley de la oferta y la demanda (poca oferta de trabajo y mucha demanda de empleo). Son los que defraudan a Hacienda y luego se benefician de los bienes y servicios públicos como el que más. Son los que ahogan a agricultores y ganaderos con precios irrisorios por aquello de que en el sector agropecuario el que pone el precio es el que compra y no el que vende. Y alguno más.