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Excentricidad política

viernes, 23 de enero de 2015
Durante los últimos años, los españoles hemos asistido a todo tipo de excentricidades legislativas, fruto sin duda de la extravagancia y la frivolidad de quienes, viviendo ajenos a la realidad social que les rodea, habitan en un limbo de privilegios consustanciales con su cargo público. La última perla de la inventiva legislativa de sus señorías del Partido Popular la constituye la nueva Ley de Tráfico.

Incapaz de afrontar, con mínimas posibilidades de éxito, los graves problemas económicos y sociales que padece el país y que nos están llevando a niveles de pobreza como ya no recordaban las generaciones de españoles más jóvenes, el Gobierno de Rajoy está decidido a concentrar sus esfuerzos en legislar lo anecdotario en detrimento de abordar lo sustancial y así nos ha ofrecido esta nueva Ley de Tráfico en la que se pretende, entre otras medidas, establecer controles de alcohol y drogas para aquellos peatones que hayan cometido alguna infracción, sabedores sin duda, de la trascendencia que dichas medidas tendrán sobre la seguridad vial; y todo ello mientras decenas de miles de empresas y millones de trabajadores han echado el cierre en su actividad laboral y un tercio de los ciudadanos españoles viven bajo el umbral de la pobreza.

Nada de lo que pueda hacer este Gobierno, que hasta ahora era simplemente fraudulento e incompetente, y que ahora comienza a tener tintes francamente grotescos puede ya sorprendernos pero, a la vista de los hechos, considero que se hacen imperiosas al menos dos tipos de medidas en el ámbito geográfico en el que desarrollan la actividad legislativa sus señorías populares, ambas tendentes a garantizar la sobriedad necesaria para el buen desempeño de su función: la primera, la supresión de las vigentes subvenciones de la que gozan a día de hoy las bebidas espirituosas, que estimulan el consumo de las mismas por parte de tan abnegados ciudadanos y la segunda, y no por ello menos importante, la necesidad perentoria de colocar alcoholímetros en la entrada de todos los despachos oficiales, así como de que sus señorías hagan uso de ellos a la entrada y salida de los mismos. Esperemos que, una vez implantadas, dichas medidas traigan como resultado una vuelta a la sensatez y a la cordura en el poder legislativo.
Durán Mariño, José Luís
Durán Mariño, José Luís


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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