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Mesía. Su fortaleza y su leyenda

viernes, 16 de enero de 2015
Aunque muchos autores citan el señorío de Mesía y de su torre a lo largo de la Historia, las primera noticias escritas que se tienen acerca de la misma son de 1401. El año 1467 fue determinante en la historia de la Torre - Fortaleza: los Irmandiños la ocuparon y fue destruida, aunque al ser abandonada por éstos, el Arzobispo Fonseca se apoderó de la propiedad y la restauró. Más tarde, a éste último le sería arrebatada la propiedad de la misma, y de otras fortalezas y castillos, por parte de los caballeros gallegos al mando de Gómez Pérez das Mariñas.

Mesia -por su situación estratégica- durante la Edad Media, fue muy codiciada por los señores y el clero secular.

Su importancia histórica se debe en gran parte a ser frontera y su ubicación privilegiada surcada por importantes vías que unen la Mariña a Santiago de Compostela, y por el que se ejecuta la circulación de los comerciantes europeos descargando sus mercancías puertos brigantinos.

Los diferentes caminos de Mesia han sido utilizado en los albores de la Edad Media por los viajeros que circulan preferentemente vía Betanzos hacia Santiago de Compostela, que cruza el centro del municipio, sin dejar de mencionar también el paso de la ruta del Camino Inglés, pasando por A Coruña en dirección a Santiago de Compostela.

Las luchas por el poder y el control de estas tierras marcaron un período histórico del que fue testigo la torre de la fortaleza de Mesía (finales del S. XIII-XIV), hoy en ruinas, pero digno vestigio de un pasado activo y guerrero.

La Leyenda : La Infanzona de Mesía.

En Mesía, aldea de la provincia de A Coruña, se conservan todavía restos de un castillo que perteneció a D. Vasco Arias.

En el siglo XV moraba en el castillo la viuda de D. Vasco, una señora apasionada, voluble, muy bella y lozana, a pesar de sus 50 años.

Por aquellos tiempos vivía un joven trovador llamado Juan Rodriguez natural de Padrón, que por su arte, porte y gentileza, gozaba del aprecio general y más todavía del aprecio de muchachas, señoras y doncellas.

Doña Laura de Rioboo ( La Infanzona, viuda de D. Vasco Arias ), sentía también por el joven un amor que se agitaba en ansias y deseos vehementes.

Pero el joven, después de algún tiempo de disfrutar de las mieles de la infanta, se sintió prisionero de otra belleza más juvenil y más hermosa; porque las flores cuando comienzan a abrir son más bellas que cuando empiezan a descender hacia el ocaso.

Celos, cóleras y odio amargaron el corazón de Doña Laura además de que las lágrimas y congojas surcaron de arrugas sus mejillas.

Lo que más enojaba a la infanzona era que la amante era una de las doncellas de su propio castillo. Espiaba y alguna noche la vio salir. Tan ligera iba y tan pronto desaparecía que no era posible reconocerla.

Llamó al alcalde del castillo y le ofreció una bolsa de doblas de oro si daba muerte a aquella mujer, cuando la viera salir del castillo hacia las ruinas de San Cristóbal, en donde al parecer, se reunía con su amante.

¡Oh,señora!, Por Dios no me pida eso. Yo soy viejo y no tengo valor para hacerlo. Para los pocos años que me quedan de vida, déjeme vivir con mi conciencia limpia. .. Y se arrodilló ante ella, sollozando suplicante.

Entonces, acércate a Mellid, a casa de mi primo Don Lope Peres de Senra, que vive en el pazo de Codesoso y ruégale en mi nombre que venga a verme.

Y cuando el señor Lope Peres de Senra llegó al castillo, Doña Laura, que lo recibió en el secreto de su oratorio, le dijo: Os he mandado llamar, porque de vos preciso en un asunto del que depende la felicidad de mi vida.

Señora; bien sabéis que estoy siempre dispuesto a serviros.

Pues hace algún tiempo, que he visto al trovador Rodriguez, y desde entonces le amo como a nadie en el mundo. El, tiene otro amor y se aparta de mi, ¡ Ama a otra mujer! . Y esa mujer es una de mis damas, aunque no sé su nombre.

¡Es extraño! Dijo Don Lope. ¿ Y que queréis de mi ? ¿ Que puedo hacer?.

Como sale para estar con él las noches oscuras y sin luna, hacia las ruinas de San Cristóbal, y teniendo que cruzar el puente la aguardareis oculto, y cuando pase le dareis muerte.

¿Qué?, preguntó Don Lope, sintiendo un desasosiego que le estremecía.

Claváis vuestra daga en el corazón que con su amor trocó en martirio mi felicidad.

¡Matarla!

Sí.¿No haréis esto por mi?..Pedidme lo que queráis, dinero……

¡No! ¡Yo no hago eso!

Mi hija... Podéis casaros con ella y después heredáis todos mis bienes.

¿Prometéis eso? Pregunto Don Lope, sintiéndose tentar por tal ofrecimiento.

¡Os lo juro!

Entonces esta noche tendréis la cabeza de vuestra rival.

Impaciente, desasosegada, esperó Doña Laura la vuelta de su primo.

Pasada la medianoche, oyó ruido de lentas pisadas. Doña Laura se levantó y abrió la puerta. Entrando su sobrino con las facciones descompuestas y los ojos desorbitados en mirada de locura.

Don Lope…murmuró Doña Laura, de brazos abiertos. Y no dijo nada más; porque aquella congoja que antes había sufrido parecía ahogarla, al tiempo que la cabeza le dolía como si una corona de hierro se la oprimiera fuertemente.

¡Tomad, aquí la tenéis! Sacando de bajo la capa una cabeza de mujer.

Con rápido gesto y loca de alegría, la infanzona se la arranco de la mano y, acercándose a la lámpara que alumbraba una imagen de la Virgen, la levantó para saber quién era su aborrecida rival.

¡Oh!¡Dios mio!¡Mi hija! Gritó horrorizada. Y cayó sobre el pavimento, donde quedó tendida e inmóvil.

Pocos días después, según cuenta la tradición, los moradores de las tierras de Mesía rendían homenaje al nuevo señor de la casa solariega, don Lope Peres de Senra, como más próximo pariente de Doña Laura de Rioboo ( LA INFANZONA )
Lorenzo Sueiro, Santiago
Lorenzo Sueiro, Santiago


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