¡Un año bonito!

En pocos días empezaremos a deshojar un nuevo almanaque con deseadas esperanzas e ilusiones que repetimos año tras año porque, a veces, se cumplen.

Este próximo Año Nuevo, 2015, lleva adjudicado el número de “la niña bonita” como diríamos en nuestro lenguaje coloquial. Eso no significa que no tengamos la necesidad de hacer más números de los que ya hemos hecho en más de nuestro largo lustro que llevamos de crisis financiera semienterrada por la gran corrupción que ha culminado y que sigue destapando el año que termina, por fin; pero es una buena forma de sobrellevar los tiempos revueltos a los que nos estamos habituando a vivir o, más bien, a soportar. Porque, sin duda alguna, habrán sido y serán buenos tiempos para la tónica acompañada de una buena ginebra o para destaponar cervezas delante de un buen partido, a falta de grandes lujos y, al fin, más de uno los recordará entre rejas o entre los barrotes de las pseudo-cárceles para “algunos”, con diferencia.

A punto de dejar otro año más de fraude, indignación y calamidades para descorchar un año nuevo con las burbujas más que revueltas y a medio gas, pero con el gustillo que deja ese amargor afrutado del cava, español.
A tiempo para perdonar sin olvidar y, así, poder pasar y, sobre todo, desear unas Felices Fiestas de Navidad y un Próspero Año Nuevo -si la niña bonita nos deja-, lleno de Ilusión, Esperanza, Paz y Amor.

¡Un Año Bonito! El que nos aguarda bajo los dictámenes de la Justicia y sus jueces; de la Política y sus políticos; de la Economía y sus caprichos; de los Bancos y sus banqueros; … en definitiva, del Poder y sus lacayos.

¡FELICES FIESTAS A TODOS!