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Psicosas: La conquista de la otra cima

martes, 21 de febrero de 2006
Había sido el descenso más triste que uno pueda imaginarse. Allá quedaba la cima, inconquistada, burlona y nosotros regresábamos con el lastre de la derrota como un miembro más de la cordada.

Eran los imponderables de la montaña, sí; las condiciones atmosféricas cambian de un minuto para el siguiente y hasta los mejores planes de vienen abajo, en efecto. Pero, a pesar de todas las explicaciones, nosotros cargábamos ahora con la amargura del fracaso.

No era una cumbre fácil, desde luego; pocas personas habían logrado coronarla, es cierto. Pero éramos nosotros, precisamente, los que entrábamos a formar parte de la lista de los fracasados.

De regreso en el campamento base, el silencio llenaba toda la tienda. Cada cual procuraba reponer fuerzas antes de organizar el descenso definitivo. El jefe de la expedición se mostraba especialmente reconcentrado mientras preparaba un té con el que calentarnos por dentro y sólo cuando sonó el pitido de la tetera, salió de su ensimismamiento con una expresión luminosa en su cara:

¡Eso es! -Exclamó al tiempo de retirar el cacharro del fuego- He tardado casi cuarenta y cinco años, pero por fin lo entiendo.

Todos levantamos la cabeza extrañados por el animado monólogo del jefe de la cordada. Él debió ver nuestras miradas estupefactas y se apresuró a explicarnos:

Tendría yo unos diez años cuando llegó un maestro nuevo a la escuela del pueblo. Era un tipo joven y con ganas de cambiar el mundo, desde luego. 

Fue vertiendo el agua caliente en las tazas mientras continuaba su historia.
 
Una escuela unitaria en la montaña, ¿os imagináis? Una docena de chiquillos de diferentes edades, cada uno en su nivel. Eran tiempos muy diferentes a estos.

Todos asíamos nuestra tazas con las dos manos para ir calentándonos los dedos. No era difícil imaginar una escuela unitaria, en la alta montaña, en los largos inviernos.

Nos propuso formar un equipo de baloncesto. Y empezamos a entrenar con denuedo en los recreos, a la salida de clase, las tardes de los domingos... El maestro tenía más ilusión que conocimientos técnicos pero sabía transmitirnos el entusiasmo por el juego. Y, un buen día, nos anunció que pronto viajaríamos a la ciudad, para competir contra los equipos de otras escuelas...

En la expresión del jefe de expedición podíamos ver el impacto que el anuncio debió provocar en el chiquillo de entonces. El té, a pequeños sorbos, nos iba reconfortando tanto como la historia.

Redoblamos los entrenamientos, multiplicamos nuestras ilusiones. Sería estupendo conseguir algún trofeo.

El tomó algunos sorbos de su taza mientras revivía los paisajes de su infancia. Sonrió y continuó su historia.

No solamente no ganamos ni un solo partido sino que creo recordar que apenas conseguimos encestar alguna canasta. Cuando, de regreso, le manifestamos nuestro pesar por el fracaso al maestro, éste nos contestó: “Pero, ¿no habéis visitado la ciudad?, ¿no habéis visto el mar?, ¿no habéis conocido nuevos amigos?, ¿no habéis recibido el aplauso de la gente que os animaba a jugar a pesar de las derrotas? Entonces, ¿dónde está el fracaso?

Han transcurrido cuarenta y cinco años –continuó el jefe- y siempre he llevado conmigo la amargura del falso consuelo que intentaba darnos el maestro... hasta que hoy he comprendido que aquellos argumentos no estaban falsados; eran totalmente sinceros.

Alguien del grupo tomó la palabra para trasladar aquella reflexión a nuestro presente:
Es verdad; nosotros no hemos alcanzado la cima pero hemos pasado días memorables en esta expedición, hemos puesto lo mejor de nosotros mismos en la empresa, nos hemos esforzado al máximo... esta cordada sólo sería un fracaso si regresáramos a la base como si nada hubiera pasado, como si fuéramos exactamente los mismos de antes de iniciar el ascenso.
 
Estoy de acuerdo -apuntó otro compañero-. No hemos coronado el K2 pero sí que hemos alcanzado otra cima: hemos desarrollado nuestra capacidad de lucha y estamos aprendiendo la lección de la aceptación. Además, el próximo año podemos volver a organizar la cordada.

Claro que sí –me salió del alma-. Y ojalá fracasemos de nuevo...

No se recuerda una expedición derrotada con mayor entusiasmo que la nuestra. Los serpas cuentan ahora a los escaladores noveles la historia de la “conquista de la otra cima” en la cumbre del K2.

PROCESOS Y RESULTADOS
Nadie hace el Camino de Santiago con el mero propósito de visitar la catedral; si fuera esa la finalidad, lo más lógico sería recorrerlo en autobús. El verdadero objetivo es recorrer cada etapa del camino, estar presente en cada uno de los pasos que van haciendo la marcha. Nadie que se proponga alcanzar una cumbre piensa en alquilar un helicóptero para llegar más cómodamente; la meta verdadera es medir las propias fuerzas con las dificultades del ascenso; el verdadero logro no es llegar a lo más alto, sino ser congruente consigo mismo: vivir en función de los propios valores. No se trata de llegar a una meta determinada para permanecer allí detenido sino de continuar camino adelante, dejando en cada  huella la marca del verdadero valor personal.

Entonces, el verdadero objetivo no es alcanzar la meta, sino realizar el camino con determinación, integridad y nobleza.

NIÑOS: ¿DEMASIADAS ACTIVIDADES EXTRAESCOLARES?
Piscina, idiomas, kárate, música… al salir del colegio. Algunos expertos han lanzado el grito de alarma: nuestros niños empiezan a sentir el estrés de un exceso de actividades extraescolares.  ¿Es una alarma fundada?

Como en todas las cosas: Depende. Depende del niño, de la cantidad y de la calidad de las actividades extraescolares, de las expectativas de los padres…

En todo caso, ¿cuál sería la alternativa a las actividades extraescolares?: ¿La programación de las cadenas de televisión? ¿Suena eso como una alternativa realmente educativa o “desestresante”?

Nadie se ha alarmado porque Mozart compusiera sonatas con cuatro años de edad. Es más, habríamos considerado una pérdida para la humanidad si se le hubiera prohibido al genial músico dedicarse de manera intensiva a su pasión vital desde su más tierna infancia.

Los campeones olímpicos, los personajes destacados en cualquier actividad humana suelen interesarse –y de manera muy absorbente- en su disciplina respectiva desde los primeros años de vida.
 
Lo razonable y sensato, por lo tanto, parecería ser tener en consideración varios factores a la hora de proponer actividades etraescolares a nuestros hijos; así, la actividad elegida: 1. debe potenciar las cualidades personales del niño o niña o servirle de complemento a alguna carencia; 2 debería ser demandada por el niño más que impuesta por los padres; 3 en la medida en que el niño o la niña se implique en la actividad, debería ser él o ella misma el responsable de su continuidad; 4 las actividades deberían tener un carácter más lúdico que “profesionalizado” según las edades (disfrutar nadando en la piscina más que esforzarse por batir marcas).

No se trata de que nuestros niños lleguen a una meta superior sino de que adquieran unas técnicas, conocimientos o habilidades que les permitan transitar por su camino vital con mayor plenitud.

BIBLIOTERAPIA
Título: "Deja de ser amable, sé auténtico".
Autor: Thomas D´Ansembourg.
Editorial: Sal Terrae. Santander.
Ingredientes: Sugerencias para una comunicación limpia y efectiva con los demás y con nosotros mismos: Observación de hechos, expresión de sentimientos, reconocimiento de necesidades y propuestas de actuación son los elementos integrantes de toda comunicación sana y liberadora que este manual analiza y cuya asimilación facilita.
Indicaciones: Estados de represión verbal, comunicaciones iracundas o culpabilizadoras, temor a expresarse por miedo a las consecuencias.
Contraindicaciones: La lectura de este libro no está recomendado para individuos que busquen manipular a los demás. No van a conseguirlo.
Efectos secundarios: En principio, puede producir duda ante el nuevo estilo de comunicación. Estas dudas suelen desvanecerse al poco tiempo de poner en práctica el estilo de la auténtica comunicación.

PROPUESTA PARA EL TRIMESTRE
Determinar la cima verdadera.

Un excelente método para profundizar en el conocimiento de nosotros mismos es preguntarnos por los motivos que hay detrás de nuestras metas, de cada uno de nuestros actos: ¿Qué quiero conseguir verdaderamente con esto que voy a hacer?

Escalar una cumbre puede estar al servicio de un afán de superación personal pero también de un intento de encumbrarse sobre los demás; puede estar al servicio de un deseo de descubrir nuevos paisajes, pero también de un desmedido afán de notoriedad.

Entonces, la tarea para este trimestre será desarrollar el hábito de interrogarnos frecuentemente sobre nuestros verdaderos motivos y reflexionar sobre ellos. Como siempre, el uso de nuestro diario personal será una herramienta de lo más útil y conveniente.

FRASE DE ORO
"Que tu objetivo sea el proceso para que tu proceso sea el objetivo". Steven Hayes (Terapia de aceptación y compromiso).
Álvarez, Ramiro J.
Álvarez, Ramiro J.


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