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La sonrisa vertical de Monago

viernes, 21 de noviembre de 2014
El escándalo provocado por los repetidos viajes a Canarias de don José Antonio Monago, actual presidente de Extremadura, en su época de senador por su comunidad con el único fin, según parece, de mitigar su fulgor amoroso, (un servicio público, por cierto, cuyo coste a los españoles nos resulta difícilmente justificable) y las sucesivas protestas que se han producido desde distintos ámbitos de la sociedad por el abuso del cargo protagonizado por su señoría, ha llevado a que el Sonado, ¡sí, he querido decir Sonado, como cámara inútil y prescindible!, y también el Congreso, se hayan apresurado a legislar sobre los gastos en viajes protagonizados por sus señorías.

Por su parte, el señor Monago, en lugar de hacer un ejercicio de franqueza y reconocer humildemente que “de aquellos polvos vienen estos lodos”, se ha dedicado a balbucear una serie de incongruencias contradictorias, más dignas de un episodio de teatro grotesco que de un presidente autonómico con responsabilidades de gobierno.

Como romántico incondicional, aprecio en su justa medida los sacrificios hechos por su señoría para mantener viva la llama del amor, pese a lo sacrificado de su cargo y a la distancia que todo lo olvida, y reconozco que la señorita Henao, un fruto exótico del propio partido del señor Monago, se hace merecedora de cualquier sacrificio que un galán enamorado pueda dedicarle y más en estos días monótonos y grises, entre convocatorias electorales, en los cuales los hombres de Estado se reponen de la demagogia pasada mientras acumulan energías para la demagogia futura, pero no deja de sorprenderme la solución de supuesta transparencia con la que, tanto Congreso como Sonado, han querido zanjar la polémica haciendo públicos, sin que nadie pueda conocerlos en detalle, los gastos de sus señorías.

Y lo han hecho ni más ni menos que apelando a la “honorabilidad y la responsabilidad” que, como el valor en el ejército, se le supone a sus señorías, ambos atributos que, en los tiempos que corren, cotizan en caída libre. Obviando la honorabilidad y responsabilidad de la que hacen gala los miembros de ambas Cámaras que protagonizan los múltiples casos de corrupción y latrocinio de sobra conocidos por todos, supongo que el señor Posada, Presidente del Congreso, estaría pensando en la misma honorabilidad que han mostrado sus señorías en el tratamiento jurídico de sus propias pensiones, o en la adjudicación de sus dietas de alojamiento y manutención, o en las subvenciones para su ADSL domiciliario o para la cafetería del Congreso, etc. etc.

Las Cámaras han actuado con diligencia para solucionar el problema y han legislado con premura para regular los gastos en viajes de senadores y diputados y lo han hecho manteniendo el más puro estilo oscurantista de la partitocracia española, votando en grupo y en solitario la familia PP-PSOE pese a la oposición de todos los demás grupos parlamentarios y manteniendo las dos líneas maestras que les han caracterizado desde los años de la transición: el abuso presupuestario y la opacidad de las cuentas, lo que no es sorprendente dada la trayectoria histórica de dichas formaciones, pero si insuficiente para una sociedad que está más que harta de presenciar tales prácticas caciquiles. No se extrañen, por tanto, que, de todo lo dicho, me quede con la señorita Henao, la sonrisa vertical del señor Monago.
Durán Mariño, José Luís
Durán Mariño, José Luís


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