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El peligro de salir sin la pareja

martes, 21 de octubre de 2014
“Si me amas déjame ser como soy, si me quieres déjame volar, si te aburro dímelo y déjame ir..."

Salir de fiesta es algo positivo cuando te lo pasas bien y si además, gozas de un círculo de amigos con el que disfrutas para pasearte de bar en bar, tomar vinos o cañas y tapear para alternar. Los que le seduce la vida social nocturna, generalmente buscan relacionarse para desconectar de los problemas cotidianos. Pero, ¿qué sucede cuando tienes pareja y ésta no quiere salir y tu sí? O ¿tus amigos son muy diferentes a tu novia y no los quieres dejar de lado ni mezclar con ella?, o cuando tu quieres “marcha” a lo loco, mientras que tu pareja es mas casera que el abuelo de Heidi, ¿te quedas en casa?. Un viernes o sábado noche para algunos es el momento esperado durante toda la semana para transformarse en aves nocturnas capaces de sobrevolar todos los “garitos” y aterrizar para repostar, aparte de; ver, oler y tocar, y participar en las gracias de cualquiera con tal de echarse unas risas, unos bailes o lo que surja.

¿Renunciar a todo?

No es lo mismo llevar poco que mucho tiempo junto a alguien, al principio se supone que dejas de lado muchas cosas por complacer y deseas contemplar a tu amado tantas noches como sea necesario, creyendo que así le demuestras amor verdadero pero luego al pasar los años, ¡puedes hasta aburrirte y resultarte las conversaciones cansinas, deseando ver mundo y respirar aire nuevo!. Llega un momento en el que se tiene que tomar una decisión, y es: salir sin la pareja. Si lleváis ritmos de diversión diferentes, ¿es necesario pudrirse juntos?. Al renunciar a la vida de soltero no tienes porque perder tu identidad pero plantéate si ves como un sacrificio dejar de disfrutar de ciertas situaciones sociales, si pueden compaginar con tu vida y compromisos matrimoniales, ahí es donde estriban muchos problemas de las parejas de hoy en día, que no saben establecer prioridades y quieren abarcarlo todo sin saber qué papel deben desempeñar en una relación.

Competencia desleal

Cuando uno de los miembros de la pareja de alguna manera hace ver que le importa el entretenimiento externo más que lo que posee en el hogar, puede provocar una rebelión-celosa, que genere en el otro que tenga que salir también para demostrar quién de los dos tiene mejor pandilla para la juerga, retarse para ver cuál de ambos llega más tarde a casa o más chuzas o retransmitir quién se ha divertido más que el otro.

Incompatibilidad

Suelen ser los varones los que quieren tener a la mujer en la casa dispuesta a tener sexo las 24 horas del día, sin perder a sus amigotes para salir a “tontear” con otras, compatibilizando ambas cosas. Pero si ambos miembros de la pareja suelen salir con grupos diferentes pueden estar haciendo el mismo tipo de comportamiento infiel para luego mostrarse uno frente al otro como “corderitos degollados” que no se comen un rosco y se respetan. Lo que uno pida y exija, debería ser equitativo y congruente en la relación, si no te gusta que te sean “desleal” mira hasta dónde eres capaz de no serlo tú. Otras veces el que más sale de juerga es porque, el que se queda en casa, no le hace ni caso o lo trata mal, deseando completarse aunque sea fugazmente con otras personas, es como dejarse hechizar brevemente por unas horas, pero al pasar por el umbral de la puerta de tu casa, se te pasará volviendo a tu condena de sentirte solo emocionalmente aunque estés en convivencia, ¿o tal vez no?. También puede ser una manera de buscar bronca para que te dejen si no eres capaz de afrontar tu relación tal como la tienes planteada porque está llena de vacios, llevar al límite una discusión sobre las salidas nocturnas puede encaminar a una ruptura.

Espacios razonables

En una pareja se necesita un espacio que mida tanto como para que no llegue a desunir, ni que sea tan excesivo como para alejarte emocionalmente ni muy “apegado” como para saturarte, donde exista: sinceridad, confianza y toda la libertad que les permita ser a ambos personas completas por individual y conjunto.
Castro Liz, Ana
Castro Liz, Ana


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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