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Obama y el Estado Islámico

viernes, 03 de octubre de 2014
OBAMA PUGNA POR CONTENER AL "ESTADO ISLÁMICO"

Con respecto a Obama, todo el mundo tiene sentimientos encontrados como
corresponde a la rica, compleja y brillante personalidad de un mandatario de larga trayectoria: admiración, decepción, adhesión en muchas decisiones y, por último, hay que compartir con él la indignación por las acciones bárbaras del grupo yihadista Estado Islámico.

En 2009 la Academia Nobel de Oslo (Noruega) otorgó al presidente Barack Obama el premio Nobel de la Paz cuando solo llevaba nueve meses de mandato y lo hizo para alentarle a mantener el mundo sin conflictos armados tras el belicoso George W. Bush.

También porque se abrían esperanzas de un futuro mejor y asimismo por su actitud resuelta a favor del desarme nuclear. Con su inesperada decisión, destinada a afianzar la paz, la Acacdemia se ponía la venda antes de la herida y exhortaba al nuevo y poderoso mandatario a no entrar en guerras, una intención encomiable. No hubo en efecto enfrentamientos bélicos durante su primer mandato, Obama se retiró de Irak (2009) y se irá de Afganistán en 2016 pero en cambio hoy en día, en este principio de otoño de 2014, el presidente norteamericano aparcó su pacifismo y decidió una intervención militar en Siria, otro país árabe y musulmán de la turbulenta región, limítrofe con Jordania, Irak, Turquía, Líbano, Israel y no lejos de Irán. Única diferencia con Bush: en la nueva guerra no se recurre a tropas por tierra para evitar
la pérdida de vidas norteamericanas y no encenagarse en un nuevo Vietnam.

Razón de esta ofensiva: abortar en su gestación el surgimiento del llamado Estado Islámico (EI), un grupo terrorista que proclama su lealtad al califa Abubakr al Baghdadi, líder del ISIS (Estado Islámico de Irak y Levante), máxima autoridad religiosa y política, radicalmente opuesto a EEUU, que se ha hecho fuerte en el norte del país según podemos constatar en los mapas publicados en la prensa. Tal es el nuevo teatro de operaciones en esta infortunada parte del mundo.

Los bombardeos norteamericanos tienen lugar en Siria, una nación de 20 millones de habitantes gobernada con mano férrea por el dictador Basar al Asad y sumida en una guerra civil ddesde hace más de tres años, hoy oblidada a elegir entre las fuerzas gubernamentales del ya citado genocida Asad y la guerrilla del autodenominado Estado Islámico, es decir, entre la peste y el cólera.

ORIENTE VERSUS OCCIDENTE

Ante esta amenaza de expansión del yihadismo que proyecta crear un califato en la región, Barack Obama no se lo pensó dos veces. EEUU, al frente de una coalición que incluyó a cinco países árabes -Arabia Saudí, Bahréin, Jordania, Catar y Emiratos Árabes Unidos - lanzó la semana pasada una operación de castigo para sentar la mano a los insurgentes que ocupan un territorio entre Siria e Irak de más de ocho millones de habitantes y se financian con el contrabando de crudo. Fue una primera ofensiva a la que siguieron otras contra los pozos petrolíferos de Mosul en manos yihadistas. La guerra arrecia y continuará hasta que las propas norteamericanas consigan sus propósitos aunque existan serias dudas sobre su legalidad.

En efecto, Obama no pidió autorización al Congreso de los EEUU como debía para desencadenar el conflicto, no se puso de acuerdo con sus aliados occidentales ni esperó, claro está, a recibir un mandato del Consejo de Seguridad de la ONU. Para conseguir el efecto sorpresa, tiró por la calle de en medio, seguro de su fuerza militar.

De nuevo Oriente versus Occidente, moros contra cristianos,si lo queremos decir de forma histórica.

Fue una palada de arena, la de cal vino del discurso del mandatario ante la 69
Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. Allí ante los 193 países miembros, reafirmó el liderazgo de los Estados Unidos, se mostró optimista acerca del estado del mundo (también los hay), saludó la consolidación de Ucrania, aprobó las sanciones a Rusia y arremetió contra el Estado Islámico calificándolo de "red de muerte y promotor del odio".

ASESINATOS FANÁTICOS

Con esta descripción hacía referencia ex profeso a las decapitaciones perpetradas a mansalva, filmadas en vídeos y difundidas por la red para aterrorizar a Occidente. La primera víctima fue la del periodista James Foley en agosto. Había sido secuestrado hace dos años en Siria por el mismo grupo Estado Islámico que lo ejecutó a sangre fría en venganza por los ataques aéreos del Pentágono contra las posiciones yihadistas en Irak. En la misma grabación, autentificada por el FBI (Federal Bureau of Investigation), ya se adelantaba que se mataría de igual modo a otro norteamericano en manos de los terroristas, Steven Joel Soloff si Wasington no ordenaba el fin de los
bombardeos. Son asesinatos rituales de rehenes obligados a retractarse de su conducta de los que las televisiones no suelen mostrar el fatal degollamiento final. Hubo otros y, desgraciadamente, habrá más. "Ningún Dios puede aprobar este terror, ningún agravio justifica esta maldad", diría Obama hallando acentos bíblicos.

Todo ello es como un último espasmo de la guerra de Irak, que causó más de 190.000 muertos y más de tres millones de refugiagos en 2003. Francia, aliada decidida de Norteamérica en este enfrentamiento, también está en el
punto de mira de los yihadistas que asesinaron por ello a Pierre Hervé Gourdel, de 55 años, un experimentado montañero y lo hicieron en la región argelina de la Cabilia, en la que actúan desde hace años los grupos terroristas islámicos. François Hollande calificó el crimen de vil y cruel, un sórdido episodio más de los métodos de bandas terroristas fanátizadas.

No es un choque de civilizaciones como a menudo se dice, no hay que confundir a los grupos armados extremistas con la religión del islam que es pacifíca, la prueba la tenemos en Francia, donde cerca de 2000 musulmanes se manifestaron ante la Gran Mezquita de París contra el Estado Islámico. La comunidad musulmana de Francia -5 millones, el 7% del país- protesta con esta marcha y anuncia otras. "Todos somos sucios franceses", rezaban sus pancartas asumiendo el término utilizado por el Estado Islámico para designar a los ciudadanos del Hexágono.

Más cerca de nosotros, las policías de España y Marruecos han desbaratado en Melilla y Nador una célula de captación de yihadistas creada por Zakaría Saind Mohamed, militar español que ahora combate con el Estado Isámico en Irak o en Siria.

Marruecos ha desarticulado este año tres grupos yihadistas, aunque sea sobre todo por interés propio, para España actúa, de resultas, como muro de contención.

En resumen, Siria a sangre y fuego, amemazante Estado Islámico, muertes por
degollamiento...Eso es lo que nos aporta la aciaga actualidad. Nadie dijo que fuera a ser fácil.
Acuña, Ramón Luis
Acuña, Ramón Luis


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