A ver si soy capaz de que me entiendas, aunque solo sea por una vez, que ando un poco torpe, últimamente, a la hora de analizar la política que siempre comprendí a la primera.
Permíteme que antes haga de lo mío, de presentador, como en los viejos tiempos
Este es el panorama político español, señores
- A mí derecha está el Partido Popular liderado por un señor que, después de ser número 1 en las oposiciones a Registrador de la Propiedad, creyó que también iba a resultarle fácil liderar el Estado. Pero solo se quedó con la tajada de sus pijos de siempre, los cabreados de su oposición, que entonces eran muchos; y algún nostálgico nazi, de esos que siguen yendo cada 20N al Valle de los Caídos por Franco, por Dios y por España.
- La oposición estaba a mí izquierda con un capitán de discurso fácil, al que destruyó un partido sin rumbo, el PSOE, que navegaba y navega entre dos aguas. O entre tres. Pero claro, da tantas vueltas por los tres mares que a estas alturas, tras cuarenta años de democracia no se sabe muy bien si es de derechas, de centro derecha, de centro izquierda o de izquierda. Están en ello, me dicen algunos amigos que creen que las primarias, o si no unas secundarias, serán la solución. Yo no pienso lo mismo.
- En el medio de estos dos grandes del sistema, -que intentan que nadie crezca en sus respectivos entornos-, ahí tienes varios proyectos nacidos en los últimos años en base a gente que se quedó sin futuro en esas mismas formaciones y también a algunos ciudadanos que se creen el ombligo del mundo.
- Y a la izquierda de todos estos siguen colocados los comunistas de siempre, agrupados bajo las siglas Izquierda Unida, pero que en realidad está más desunida que nunca porque sus mandatarios se fueron haciendo mayores, incluso muy mayores; y no hay manera de que dejen paso a nadie
pese a que lo están pidiendo en las teles, que son, dicho sea de paso, el nuevo parlamento catódico en el que mueven las marionetas los dueños de la comunicación, los nuevos Goebbels.
Estos son los de la casta, junto a los nacionalistas de derechas y a los independentistas leninistas. Supongo que, al igual que hicimos todos alguna vez, habrás votado por algunas de estas formaciones cuyos resultados de gestión saltan a la vista: un país políticamente sobredimensionado a nivel municipal, provincial, autonómico y estatal. Mi padre, que en la gloria siga, diría:
Hay más jefes que indios.
Es tal el despropósito político del país que, fíjate:
La crisis económica que deja a los ciudadanos a merced del poder económico, provoca una desbandada general en los partidos. Y los españoles abanderan la lucha desde posiciones al margen de sus formaciones ideológicas: PSOE y PP son los culpables. IU no tiene solución. Y los demás caben en un taxi
En las tertulias televisivas ha nacido esa casta desprestigiada por convertirse en una clase de privilegiados. Entonces, aparecen los creadores del nuevo orden y la gente de a pié les respalda en unas elecciones con escasa importancia para el cambio que se pide a gritos en las calles.
A los poderosos, ya sean políticos, económicos o religiosos, Pablo Iglesias les ha metido el miedo en el cuerpo y toda esa gente protagonista del desgobierno ya ve el Parlamento lleno de coletas. Es más, esos mismo poderosos, reaccionaron haciendo suyo el discurso antisistema.
A nuestros políticos no les preocupa corregir sus comportamientos: siguen celebrando la noche de San Xoan, encomendándose a las meigas, mientras PODEMOS va haciéndose con sus votos, que en definitiva son las llaves de las Instituciones.
¿El cambio que esperan los españoles es este? Es
¿Un cambio de Régimen político? ¿El cambio de esta Democracia que mal que bien nos mantuvo cuarenta años sin que fuésemos a una guerra por el comunismo que ha conseguido dividir los pueblos y las etnias de la más reciente Rusia?
Posiblemente no. Seguro que no. Y por eso es necesario que los partidos, todos los partidos incluido PODEMOS, aborden la reforma del Estado. Comenzando por la Constitución, siguiendo por el número de Instituciones, por los privilegios de los políticos, por el freno que hay que poner a la corrupción, por la independencia de los jueces, por la abolición del derecho de pernada de los empresarios, por los servicios sociales, por el apoyo a la enseñanza, por la bajada del IVA y la subida de impuestos a las grandes fortunas, por la persecución del dinero negro
.
Bueno, seguro que a Pablo Iglesias se le ocurre alguna más.
Que te quede claro: yo prefiero a señores que, son capaces de convencerme con ideas de idealistas
que a quienes no han corregido ninguno de los abusos políticos cometidos en el tiempo precedente inmediato. Recuerda que, entre otras cosas, nos han impuesto un rey.
Y aviso a navegantes: si queremos hacer campaña en base a un par de conferencias ofrecidas en Venezuela y en el País Vasco, podemos tirar de maravillosos discursos de todos esos líderes que ya no lideran a nadie
aunque sigan figurando como tales.
¡Así anda el Patio!
