Irak: Peligrosa desestabilización
viernes, 27 de junio de 2014
El Islam está dividido entre chiíes, "grosso modo" el 25% del mundo musulmán frente a suníes, el 75 %, pero estos porcentajes difieren dentro de los distintos países. A grandes rasgos, los primeros siguen a los descendientes del Profeta, los segundos creen que los dirigentes deben ser hombres buenos elegidos por sus méritos personales. Tal disparidad de criterios y otras circunstancias, han convertido a ambas facciones en enemigos irreconciliables. Así sucede una vez más ahora en Irak, nación de historia milenaria, inmersa desde hace unas semanas en plena revolución sangrienta. La vida de un hombre vale poco hoy en día allí.
La Biblia sitúa el legendario Paraíso Terrenal en Irak, la antigua Mesopotamia, país feraz en medio del desierto por estar bañado por los ríos Tigris y Éufrates, inventor de la escritura, cuna de civilizaciones -sumeria, asiria, arcadia, babilónica, abasida-, de pasado prestigioso pero donde la paz no parece querer arraigar
a juzgar por las continuas guerras en su suelo y el nuevo rebrote de violencia en estos últimos días.
En el caso presente, podríamos decir con sarcasmo que el fanatismo es el único lazo de unión entre los líderes de ambas comunidades musulmanas enfrentadas desde tiempo inmemorial - en Irak hoy, los suníes, representan el 40% y los chhiíes, el 60%.
Para mayor confusión y caos, ha irrumpido brutalmente en la escena el grupo terrorista suní "Estado islámico de Irak y el Levante" (EIIL, rama de Al Qaeda, de más de 15.000 miembros, que se ha adueñado a sangre y fuego del norte y este del país,
amenaza la capital, Bagdad, y está a punto de provocar una
guerra civil abierta.
Al EIIL, responsable ya de la muerte de miles de civiles iraquíes, presa de un sectarismo homicida, le precede una triste fama: en 2013, 1000 asesinatos, 8.000 civiles muertos, 537 coches bomba según Brookings Institution, un "think tank" de EEUU. ¿Cómo se financia? Con secuestros, extorsiones, robo de petróleo en Siria y otras actividades delictivas, según las agencias de noticias, tabletas, twitter y redes sociales que consulto para hacerme una composición de lugar.
Estados Unidos observa preocupado la evolución del nuevo foco de tensión por su posible contagio a toda la inestable región del Próximo Oriente. El presidente Barack Obama, ha decidido tomar cartas en el asunto pero desechando cualquier intervención armada terrestre o aérea. Se limitará a mandar 300 miembros de las fuerzas especiales con el objeto de asesorar al Ejército iraquí para detener el avance de estas fuerzas irregulares yihadistas del susodicho EIIL. contingente que vendrá a sumarse a los 275 militares estadounidenses que protegen la embajada norteamericana en Bagdad.
Enviará asimismo al secretario de Estado, John Kerry, a Bagdad para que se entreviste con Nuri al Maliki, primer ministro desde 2006. Misión, según: formar un Gobierno de coalición con suníes y kurdos, las otras dos comunidades musulmanas del país, aparte de los chiíes, o dimitir.
Tras retirar definitivamente sus tropas de Irak en 2011, que habían ocupado el país desde 2003, EEUU no quiere más aventuras en el Golfo Pérsico. La invasión de Irak, de fatal memoria, una guerra desendadenada por el presidente George W. Bush, basada en la mentira de la posesión por Sadam Husein unas armas de destrucción masiva a sabiendas de que eran inexistentes, causó medio millón de muertos y traumatizó para iempre a la primera potencia mundial cuya administración demócrata se niega ahora en redondo a volver a las andadas.
El presidente Barack Obama se mantiene, pues, firme, en su determinación de no entrar en conflicto armado alguno.
Extraños aliados
Y, curiosamente, le ha surgido un aliado inesperado en esta actitud aunque sea por bien distintas razones: su antiguo enemigo público múmero uno, Irán, único estado chií, inquieto por la expansión suní en Irak, país limítrofe. Como ya hemos advertido, todo hay que verlo bajo el prisma transversal de la dicotomía chií-suní para tratar de entender lo que pasa ahora mismo en esta parte del mundo que abarca a Irak, Irán, Arabia Saudí, Jordania, Turquía y Kuwait, una vasta zona rica en petróleo qe suscita la codicia.
En efecto, fue un extraño intento de pacto tácito éste de Irán con Norteamérica después de años de enfrentamiento por la cuestión de la bomba nuclear que Teherán estaría intentando fabricar. Pero el temor a que el régimen de los ayatolas consiga el ingenio atómico, quedó en un segundo plano ante la eventualidad del eforzamiento del nuevo Irak en la región. Combatiremos el terrorismo de los "fanáticos suníes", declaró el presidente iraní, Hassan Rohani, anunciando un cambio radical de alianzas. Y, acto seguido, propuso enviar a a Irak para defender al Gobierno tres batallones de Pasdarán, los llamados Guardianes de la Revolución. Es el efecto de la irrupción en el teatro de operaciones del susodicho grupo armado EIIL, nuevo actor en el escenario del turbulento Irak. De momento el jugador EEUU se mantiene al margen y no interviene en la partida.
Al Maliki,caído en desgracia
El gobierno iraquí del primer ministro Nuri al Maliki, un chií que no admitió ni un solo ministro suní en su gabinete, ha fracasado, según constatan los observadores internacionales. No pudo con los problemas acumulados. El más importante fue el avance de los insurgentes que han tomado la mayor parte de la provincia de Nínive y su capital, Mosul, la segunda ciudad de Irak. La ofensiva de los guerrilleros rebeldes se ha visto favorecida por la complicidad de parte de la comunidad suní, unida a la dejadez de las propias fuerzas armadas iraquíes.
La desestabilización de Irak, hoy por hoy ya un estado fallido, es muy peligrosa y puede tener repercusiones en el conjunto de la región. Todo ello parece una historia más de "Las mil y una noches", la célebre recopilación medieval de relatos tradicionales en árabe del Próximo Oriente contados por la mítica Scherezade. Pero en esta ocasión una historia violenta y trágica.
Acuña, Ramón Luis
