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La ciudad de la basura

martes, 24 de junio de 2014
Transcurrida una semana larga de huelga en la empresa encargada de la recogida de basura, Lugo se presenta, ante lugareños y visitantes, como una ciudad sucia y maloliente y los lucenses comienzan a manifestar su malestar por la situación estética y sanitaria que estamos padeciendo. La percepción sensorial producida por la presencia de las bolsas de basura apiladas y esparcidas por los espacios públicos y el mal olor desprendido por ésta se están haciendo cada vez más insoportables.

No ocurre lo mismo, sin embargo, con la basura que, en forma de corrupción institucional, está acumulándose desde hace lustros en el ayuntamiento lucense, cuya corporación, con su alcalde al frente, apestan a podredumbre, sin que nadie, salvando algunas meritorias iniciativas judiciales, se haya preocupado de proceder a su limpieza y desinfección y sin que la ciudadanía haya dado la menor muestra de fatiga o de hartazgo, probablemente en la ignorancia de que, pese a no producir estímulos sensoriales y estéticos tan desagradables como los que ocasiona la basura doméstica, esta basura institucional será, no tengan la menor dura, mucho más devastadora para nuestra convivencia futura y, por supuesto, mucho más difícil de ser retirada definitivamente.

Pero, en un país como éste, en el que la corrupción ha hundido sus raíces entre lo más selecto de sus gentes, desde la propia familia real o el partido del gobierno, pasando por el principal partido de la oposición, las fuerzas de seguridad del Estado o las más altas instancias judiciales, hasta el más común de los ciudadanos, ¿a quién puede interesarle lo que ocurra en un ayuntamiento olvidado en un rincón de nuestra geografía? Al fin y al cabo, ¿Qué importancia puede tener una raya más o menos en un tigre?

Los lucenses vivimos, por tanto, sumergidos en un basurero, geográfica e institucionalmente. Nuestras relaciones, ya sean humanas, profesionales o comerciales, se ven afectadas por esta podredumbre, pero algún día los trabajadores de la limpieza volverán a desarrollar su trabajo con total normalidad y la limpieza de la superficie de la ciudad será patente. En ese día, por el contrario, sus entrañas permanecerán podridas hasta la médula y los lucenses de bien seguirán soportando esa peste, fruto del autóctono caciquismo de proximidad.
Durán Mariño, José Luís
Durán Mariño, José Luís


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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