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El laboratorio de la Srta. Pepis

viernes, 13 de junio de 2014
EL LABORATORIO DE LA SEÑORITA PEPIS


Es indudable que, desde aquél fatídico 21 de septiembre pasado, se ha hablado y escrito mucho acerca del “caso Asunta”. El suceso lo merece. Un enrevesado entramado de pasiones, odios y venganzas se entremezclan en el desenlace que acabó con la vida de la niña china adoptada por esta tristemente famosa familia compostelana. A todo lo escrito sólo le faltaba un último capítulo, la guinda made in Spain: la irresponsable y temeraria incompetencia de quienes analizaron las pruebas.

Reza un sabio proverbio alemán “mantén el orden y el orden te mantendrá a ti”. Orden, rigor, organización, método y disciplina son atributos propios de aquel pueblo centroeuropeo, no exento también de defectos, y que contrastan con la improvisación, la falta de profesionalidad, la indisciplina y el caos, tan habituales en estos lares hispánicos. La contaminación de las prendas de la víctima con semen de un presunto violador ilustra estos calificativos.

Hablamos de la supuesta contaminación con semen de una prenda de la niña Asunta, asesinada en Santiago, producida accidentalmente en el laboratorio de criminalística de la Guardia Civil en Madrid, al parecer debido a que el personal del mismo, inconsciente de la responsabilidad que entraña su trabajo, utilizó las mismas tijeras, micropipetas y reactivos que se habían usado en la manipulación de un preservativo implicado en un caso de violación.

Esta circunstancia parece haber pasado entre la opinión pública como una simple anécdota, pasando por alto la verdadera trascendencia que tiene el asunto, debido a que existen pruebas bastante contundentes de que la persona implicada estaba ese fatídico día y a esa hora, cenando en una terraza de un restaurante madrileño, con fotos e identificación personal incluida pero, ¿se imaginan lo que podría haber ocurrido si se tratara del semen de un ciudadano vecino de Santiago o de alguna localidad próxima y que no contara con una coartada exculpatoria? ¿Pueden imaginarse cuál sería la línea de defensa que seguiría el letrado Gutiérrez Aranguren, abogado defensor de la principal sospechosa, si se le presentara esa oportunidad de exculpar a su defendida?

Sea como fuere, el caso es muy preocupante acerca de cómo funcionan estos laboratorios y una seria invitación a la reflexión, que nos trae a la memoria algunos fiascos de pasados procedimientos judiciales, tales como el de Dolores Vázquez, juzgada y condenada, sin pruebas, por el asesinado de Rocío Wanninkhof, sin que hasta el presente conste que se haya identificado a ningún responsable y pone en cuarentena los calificativos de “laboratorio” y “científico” que parecen ser excesivos para lo que más bien parece un “chiringuito” en manos de aficionados.
Durán Mariño, José Luís
Durán Mariño, José Luís


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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