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Mortalidad de caballos y vacas en los montes gallegos

martes, 20 de mayo de 2014
EL PORQUÉ DE LA ALTA MORTALIDAD DE CABALLOS Y VACAS EN LOS MONTES GALLEGOS.
UN CASO CONCRETO: LA SIERRA DEL BARBANZA

Mortalidad de caballos y vacas en los montes gallegos
En los últimos meses hemos estado recibiendo en la Asociación por la Defensa de los Derechos de los Animales VOX ÁNIMA multitud de avisos de gente que se encontraba con vacas y, sobre todo, caballos muertos o muy desnutridos en los montes del Barbanza. Aunque somos conscientes de las condiciones tan duras que tuvieron que soportar los animales durante este invierno, no era normal que se sucedieran tantas llamadas advirtiéndonos de los numerosos casos dramáticos que se estaban dando en nuestra comarca. Así que tras el aviso de un vecino que nos dijo que en los montes de Iroite (Boiro) se había encontrado una yegua muerta con su potro también muerto sobre su regazo, ambos muy delgados y sin aparentes señales de violencia, decidimos emprender una pequeña investigación con el fin de intentar averiguar a qué se podían deber todas estas muertes.

ALAMBRADAS Y CERCADOS O CÓMO CONVERTIR UN ESPACIO NATURAL EN UNA EXPLOTACIÓN GANADERA
Mortalidad de caballos y vacas en los montes gallegosLa Sierra del Barbanza se ha convertido en los últimos años en el buque insignia de políticos y ganaderos que quieren convertir los montes gallegos en gigantescas explotaciones. Las alambradas que vallan la Sierra son tan numerosas que es imposible circular libremente tanto para los animales como para los humanos. Con una salvedad, mientras que para las personas no deja de ser una incomodidad encontrarse con ellas a cada paso, los animales tienen que permanecer en su interior de forma continua, tengan o no comida, llueva o haga sol. Los límites de los cercados los marcan, no las necesidades de los animales, sino las propiedades de las diferentes Comunidades de Montes que ceden su explotación a los ganaderos. Lo normal es que la mayoría de los espacios cercados carezcan de zonas de abrigo para los animales que quedan recluidos en su interior. En invierno no disponen de cobijos para resguardarse de las inclemencias del tiempo y en verano, la mayoría, no pueden disfrutar de zonas de sombra que los protejan de las altas temperaturas. Para cualquiera que se acerque por la Sierra suele ser habitual encontrarse con caballos, potros o terneros aguantando estoicamente a la intemperie el granizo o la lluvia, sin un sitio donde cobijarse. Evidentemente cuando estaban libres en el monte tenían sus lugares de resguardo en vaguadas y rocas, pero ahora es imposible que puedan desplazarse hasta ellas. Las alambradas se lo impiden.
¿Podríamos decir que esta es una de las razones por las que han muerto tantos animales en el monte? La respuesta es sí, pero sólo en parte, ya que esto no explicaría por sí solo el enorme número de muertos y su estado tan deplorable. Hay una razón, si cabe, de más peso que esta y que salió a relucir ya en las primeras conversaciones que tuvimos con los ganaderos. Y esta razón tiene que ver directamente con los intereses económicos que se desprenden de su “tenencia” y con el trato que se le da a las vacas y, sobre todo, a los caballos en los diferentes montes gallegos en general y en el Barbanza en particular.

DE CÓMO LAS SUBVENCIONES PUEDEN GENERAR MALTRATO ANIMAL
Cuando hablo de intereses económicos me refiero sobre todo a las subvenciones que los ganaderos reciben por el número de vacas y caballos que tienen, tanto de la Xunta de Galicia, como de la Comunidad Europea, a través del PAC (Política Agraria Común). Aunque, por supuesto, no es aplicable a todos, una parte de los ganaderos que reciben estas ayudas no muestran interés alguno en gastarse ni un centavo en el bienestar e incluso la alimentación de sus vacas. Y esta es precisamente la causa de la muerte de la mayoría de los animales en el Barbanza y en el resto de los montes y Sierras de Galicia. Cada cierre se cede en explotación a un grupo de ganaderos, quiénes se supone deben procurar alimento a sus vacas. Cuando uno de los ganaderos decide no alimentarlas, los otros se encuentran “obligados” a hacer lo mismo o bien alimentar gratuitamente a los animales que no le pertenecen. Si el número de vacas que poseen es suficientemente alto procurará acostumbrarlas para que acudan a su llamada y alimentará tan solo a ellas, de lo contrario optará directamente por dejarlas a su suerte.
Así que esta es la razón principal por la que están muriendo las vacas en el monte. Muchas se mueren de hambre porque no compensa gastarse en ellas el dinero que obtienen de las subvenciones. Lo de los caballos es aún peor.

EL CASO DE LOS GARRANOS
Las vacas tienen, por lo menos, una rentabilidad que no tiene el caballo, de hecho la mayoría de los ganaderos poseen los caballos como un complemento a las vacas, pero prácticamente no se ocupan de ellos, normalmente los dejan que se las apañen como puedan en el monte. Según ellos los caballos no tienen problemas a la hora de conseguir alimento y sus condiciones de adaptación al monte son inmejorables. En parte tienen razón cuando se refieren al típico caballo gallego, el garrano. Sin embargo en nuestros montes se han introducido una gran cantidad de garañones para producir “cruces” que pueden dar como resultado caballos algo “más atractivos y vistosos” pero que se adaptan muy mal al medio y no son capaces de sobrevivir a inviernos difíciles. Incluso los garranos, y debemos insistir en esto, ven a menudo complicada su supervivencia al no poder desplazarse libremente por la Sierra y estar recluidos en espacios limitados.
Por supuesto, y dejando al margen alguna rara excepción, los garranos y los caballos en general de la Sierra del Barbanza no son alimentados nunca, por una simple razón económica. Un caballo de monte apenas vale dinero. Por unos 30 o 40 euros se pueden comprar caballos que luego en el matadero pueden alcanzar los 150/200 euros, pero a los que hay que descontar los gastos de transporte y los beneficios del intermediario. Y esa es la razón por la que la mayoría de los animales que mueren en nuestros montes son caballos.
Muchos podrían pensar que dejando de lado cuestiones compasivas, y dado que el garrano tiene un gran interés biológico (para algunos autores constituye el principal valor natural de Galicia) ¿cómo es que se les da tan poco aprecio? Nuestra sociedad tan acostumbrada a ponerle un precio a todo, suele valorar más la vida de un animal que presenta unas características singulares o exclusivas que aquellos más normales y frecuentes, y aunque nosotros consideramos que toda vida es igual de importante somos conscientes que la gente, en general, acaba valorando más lo menos común y peculiar. Pues bien, a todos ellos les diremos que la población gallega de garranos es única en un doble sentido. Por un lado, es la única población de caballos genuinamente salvajes (junto con la del caballo mongol) y la más importante por su cantidad del mundo. Por otro, es también la única que presenta una continuidad de población sin interrupción alguna desde el Pleistoceno (el caballo mongol, casi se extinguió a mediados del siglo XX y tuvo que ser reintroducida a partir de ejemplares que se conservaban en zoos y algunos centros particulares).
El mismo término (garran), según Felipe Bárcenas, se emplea para los caballos de Escocia, Irlanda e Islandia, los cuales comparten las mismas características morfológicas y fisiológicas que los garranos gallegos. De hecho “garran-“ es un término de origen celta y posiblemente este caballo fuese llevado a las Islas atlánticas por las mismas poblaciones celtas que, procedentes del noroeste Peninsular, llegaron a las costas de Irlanda y desde allí a Escocia. A Islandia debieron llegar aproximadamente en el siglo X llevados por los vikingos, desde Irlanda.
Pero ni esto, ni por supuesto, la compasión, parecen interesarle lo más mínimo a la Xunta de Galicia que lejos de intentar proteger a estos animales ha optado por una solución bien diferente, declararlos animales mostrencos cuyo fin es la destrucción de los mismos o, lo que es lo mismo, que acaben en el matadero.
En realidad lo único que necesitarían los garranos para sobrevivir es que los dejásemos vivir en paz en su hábitat natural, algo que, a la vista está, no estamos dispuestos a hacer.

APUNTANDO ALGUNAS POSIBLES SOLUCIONES
Desde la Asociación Vox Ánima, consideramos muy importante, sobre todo, recuperar el espacio natural del Barbanza, en el que caballos, vacas y todo tipo de animales puedan desplazarse libremente, como siempre lo hicieron. Y creemos que cualquier solución debe pasar por esta premisa. Consideramos que hay otras formas de gestionar el monte que son mucho más respetuosas tanto con los animales que allí viven como con el Medio Ambiente.
Comprendemos que para los ganaderos es muy fácil y muy cómodo tener sus vacas y caballos recogidos en un espacio limitado. Pero ese no es el camino ni la solución. Y aunque somos conscientes de que es importante intentar llegar a un acuerdo, este no debe ser a costa del interés general tanto de los animales como de los ciudadanos. Por un lado, todos tenemos derecho a disfrutar del monte y consideramos que no debe ser cedido para intereses particulares. Y por otro, todos aquellos ganaderos que reciban subvenciones deben justificar el gasto de las mismas, obligándoles a que se emplee en comida, construcción de pequeños refugios y desparasitación de los animales. No se pide nada que no esté ya contemplado en la ley. Si una persona es responsable de un animal, ese animal debe tener unas condiciones mínimas de bienestar.
Somos conscientes de que los ganaderos no son el único colectivo con intereses económicos directos en este asunto, ya que a los agricultores les afecta de forma indirecta cualquier medida respecto a este tema. De hecho la enorme proliferación de cierres pretende evitar que los caballos bajen a terrenos sembrados. Sin embargo existen otras soluciones, como la posibilidad de realizar cierres perimetrales, que eviten su irrupción en las zonas de cultivo y permitan que estos animales puedan moverse libremente por toda la Sierra.
Por último, es evidente que la solución principal debe venir de la Xunta de Galicia. Tienen que ser las instituciones públicas las que busquen y promuevan acuerdos pero también deben legislar y aplicar las leyes según lo que crean más conveniente para los intereses generales de Galicia y no para uno o dos colectivos concretos.

A MODO DE CONCLUSIÓN
La Sierra del Barbanza, como muchas otras de Galicia, está agonizando debido al fuerte impacto de las actividades humanas. Los animales han sido y están siendo las víctimas inocentes de una desastrosa política que sólo piensa en la rentabilidad económica, dejando de lado otras cuestiones, principalmente las que más nos preocupan a nosotros como defensores de los derechos de los animales y que se refieren a aspectos éticos, pero también al Patrimonio Natural y Cultural. Los políticos han dejado muy clara cuál es su postura y así nuestra Sierra ha sido ninguneada por las diferentes Administraciones Públicas, sobre todo, por la Xunta de Galicia que ha consentido y subvencionado el vallado de la Sierra y ha sido responsable de la desaparición del lobo ibérico en nuestra comarca, el más occidental de Europa. No podemos permitir más ataques que acaben por poner en peligro la supervivencia de los animales que la habitan y degraden su valor paisajístico. Es nuestra responsabilidad como ciudadanos… nuestra responsabilidad como seres humanos.
Vidal Suárez, José Carlos
Vidal Suárez, José Carlos


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