Psicosas: Ladridos de perro

Tenía que pasar. El joven había quedado con su amiga aquella tarde y no le quedaba más remedio que echarle valor y seguir adelante si no quería quedar mal con la muchacha.

Pero las fauces espumeantes del rottweiler le imponían auténtico pavor y el camino, en aquel lugar, era tan estrecho que no quedaba otro remedio que pasar pegado a la verja de la finca del can negro. ¡Y qué mal genio tenía el condenado del animal! Sus ladridos, agrandados por el eco que se formaba en aquella especie de túnel de muro y árboles, resonaban como un estruendo infernal que metía miedo.

Y el dichoso perro echaba el hocico fuera del enrejado para roer los alambres como si quisiera tronzarlos con la cizalla de sus colmillos al tiempo que la baba asquerosa que fluía de sus fauces hacía más temible aún la eventualidad de una mordedura.

¿Qué valiente se atrevería a seguir adelante por ese camino? El joven se detuvo unos pasos antes de llegar a la puerta de la finca. Quería ir a ver a la chica pero los ladridos del animal eran como aldabonazos en sus oídos que le impedían dar un paso más.

Y allí estaba él, paralizado, tragando saliva, sin poder mover un solo músculo. Si el maldito can se marchara al fondo de la finca, si a él se le hubiera ocurrido traer un hueso o algo para despistarlo... por cierto, ¿cómo se las arreglaría la chica para pasar por allí cada día camino de su casa? ¿Sería que él no era más que un cobardica?

En medio de sus cavilaciones, se le acercó un vejete, todo pachorrán y tranquilo:
- ¿Qué haces, chico? ¿Acaso le tienes miedo al perro?
- Pues... sí, la verdad; si le da por saltar la verja, es capaz de hacernos pedazos.
- A lo mejor sí; pero la verja parece segura, ¿no crees?
- Parece, sí señor, pero esos ladridos le ponen a uno la carne de gallina.
El viejo se detuvo frente a la puerta de la finca. El perro parecía fuera de sí, como si estuviera rabioso. El chico estaba pálido como un muerto. Con toda la calma del mundo, el hombre sacó una llave del bolsillo y abrió el portón. Agarró al perro por el collar y tiró de él, lejos de la verja.
- Pasa, anda, pasa tranquilo que yo sujeto al perro. Pero, para la próxima vez, no esperes a que venga alguien a librarte de tus miedos; carga con ellos y tira para adelante. Los temores no son más que eso: ladridos de perro; pueden ser molestos, pero no hacen daño.

El chico siguió camino adelante. Los ladridos resonaban a lo largo de todo el sendero. “Sólo son ladridos”, se iba repitiendo, “molestan pero no muerden”.

Se hizo el propósito de volver al día siguiente. Entonces, ya no supo si el latir de su corazón era por el miedo a los ladridos o por la emoción de ir a encontrarse con la chica.

Los “ladridos” en el camino
¿Qué clase de “ladridos” son los que nos mantienen paralizados? ¿La angustia?, ¿los miedos hipocondríacos?, ¿la desesperanza?, ¿el temor al “qué dirán”?, ¿el miedo al fracaso?... La mayor parte de las veces, los ladridos que retumban en nuestra mente no son otra cosa que conjeturas, anticipaciones catastrofistas o rebufos del pasado teñidos de amargura, de culpabilidad o de rencor. En definitiva, no son “realidades” sino meras imaginaciones. Puede que las experimentemos con auténtica angustia o con cualquier otro sentimiento negativo. Pero no son más que eso: “ladridos de perro”; pueden ser muy atemorizadores, pero no muerden.

El caso es que si nos detenemos a esperar a que el perro se apacigüe, corremos el riesgo de no conseguir llegar a nuestra meta. Por eso es importante entender que, lo esencial, no es aguardar a “sentirnos bien” para luchar por nuestros objetivos sino, precisamente, seguir adelante a pesar de la molestia de los ladridos. No es una tarea sencilla, ciertamente, pero es el único medio seguro de llegar a donde nos proponemos.

Biblioterapia
'El hombre en busca de sentido'. Viktor Frankl. Ed. Herder, Barcelona.
Composición: Sugerencias para dotar de sentido a la vida: a través de la propia tarea, el afecto hacia los demás y la actitud personal ante lo inevitable.

Indicaciones: En el centenario del nacimiento de Viktor Frankl, una lectura o relectura de su obra más conocida nos ayudará a asentar las bases de nuestro “sentido vital”. Especialmente recomendado en casos de confusión vital, angustia existencial, desesperanza, miedo a caminar por la vida, etc...

Contraindicaciones: posible rechazo inicial en quienes están convencidos de que su vida se la van a soluciones “otros” (sustancias, iluminados, sistemas, técnicas o “magias”). Suele superarse tras una reflexión tranquila.

Efectos secundarios: no se han descrito.


Un enlace interesante: Asociación Española de Logoterapia: 
http://manoblejas.eresmas.net/aeslo.htm


Niños: otra vez la Navidad
... Y el Papá Noel y los abuelos y los tíos... y todo un derroche consumista que, muchas veces, no tiene demasiado sentido. Podemos aprovechar la ocasión para ofrecerles a los más pequeños la posibilidad de que “crezcan” intelectual y emocionalmente con los juguetes que les ofrezcamos. Para ello, podemos tener en cuenta algunas indicaciones:

- La creatividad se desarrolla a partir de lo incompleto, lo inarticulado; serán preferibles los juguetes que requieran acción e imaginación por parte del niño/a más que aquellos tan sofisticados que “lo hacen todo” automáticamente.

- La proyección del mundo interno infantil se facilita mediante las creaciones personales: los juguetes que promuevan la creación artística, la originalidad personal, serán muy recomendables: pintura, música, modelado...

- La socialización como medio de disfrute con los demás y aceptación de reglas de comportamiento será un objetivo a tener siempre en cuenta. Los juegos de mesa comunitarios serán muy deseables.

- Las nuevas tecnologías forman parte de nuestro mundo. Las videoconsolas pueden favorecer el desarrollo de destrezas a cambio de que se dosifique su uso adecuadamente y, desde luego, se prescinda de todo contenido de violencia.

- La curiosidad intelectual se estimula con abundancia de materiales: enciclopedias infantiles adecuadas a la edad de los niños que traten temas de su interés pueden ser un semillero de intereses de futuro.


Mayores: Propósitos de año nuevo
¿Hemos cumplido nuestros propósitos del año pasado? En estas fechas tenemos una ocasión ideal para hacer revisión de viejos propósitos y formular planes concretos y específicos en cada una de nuestras áreas vitales:

RELACIONES FAMILIARES: De qué manera específica queremos mejorar la relación con los nuestros.

TRABAJO: Qué objetivos concretos podemos formularnos: formación laboral, incremento de productividad, mayor calidad...

FORMACIÓN PERSONAL: En qué nos vamos a centrar el próximo año, qué inquietudes podemos satisfacer, qué nueva materia iniciar, qué educación formal o informal podemos emprender.

SALUD: Mejoras en la alimentación, ejercicio sistemático, nuevos hábitos saludables...

RELACIONES SOCIALES: De qué manera queremos mejorar nuestra relación con nuestro entorno: amigos, vecinos, conocidos.

COMUNIDAD: Cuál va a ser nuestra aportación a nuestra ciudad, a nuestro barrio, a nuestra comunidad de vecinos; con qué organizaciones cívicas nos gustaría colaborar, qué pasos concretos vamos a dar en ese sentido.

ESPIRITUALIDAD: Tal como cada cual lo entienda: religiosidad, comunicación con la naturaleza, apertura a la trascendencia... de qué manera podemos enriquecer nuestra vida atendiendo a esa dimensión

Y, sobre todo, deberíamos determinar de qué ladrido concreto nos vamos a desentender para que, a pesar de la amenaza del perro, prosigamos nuestro camino sin desviarnos de nuestro objetivo: qué miedo vamos a superar, qué nueva actitud ante la depresión o ante la ira vamos a desarrollar                                                                                            

                      
Frase de oro
'El destino está escrito por ti y tus elecciones'. Anónimo.