Putin echa un pulso a occidente

El presidente Vladimir Putin habló al fin tras un tenso silencio prolongado a drede para provocar la expectación. Después de tenerlo todo atado y bien atado con el hecho consumado de la intervención militar en Crimea sin un solo tiro, expuso las razones de su postura en cuanto a Ucrania, todas ellas contrarias a las tesis occidentales. Sulógica es, pues, iametralmente opuesta a la de Occidemte. Este y Oeste siguen frente a frente.

En primer lugar, aseguró que Rusia no pretende apoderarse de la estratégica penínsulade Crimea, en cuyo puerto de Sebastopol fondea la Flota Rusa del Mar Negro que vigila el Mediterráneo. En realidad, fue una declaración innecesaria ya que en estos momentos tropas uniformadas sin distintivo identificador pero con más certezas que sospechas de obedecer al Kremlin se han desplegado últimamente en el área y la controlan ya de facto. Se trata de un puscht incruento.

En una situación que evoluciona a toda velocidad, el Parlamento de Crimea, pro ruso tras el audaz golpe de mano de Putin, votó después, claro está, a favor de separarse de Ucrania y unirse a Rusia. Más tarde, para remachar el clavo, el gobierno crimeo ha convocado a marchas forzadas un referéndum sobre la incorporación de Crimea a la Federación Rusa para el 16 de este mes de marzo que parece cosa hecha pues los dos millones de crimeos son en gran proporción simpatizantes de Moscú (80% son rusos frente a 26% de ucranianos y 12%, de tártaros). La mayoría pro rusa es abrumadora.

UN REFERÉNDUM ILEGÍTIMO

¿Está usted a favor de la unión de Crimea con Rusia?, es una de las preguntas del referéndum. Y la alternativa: ¿quiere restablecer la validez de la Constitución de 1992 que considera a Crimea como parte de Ucrania? Vladimir Putin busca el voto que le sirva de justificante para la adhesión de la península que ya ha ocupado tomándose la geopolítica por su mano..

Pero, como en el famoso juego de las muñecas rusas, un problema encubre otro y las autoridades de Ucrania, sostenidas por EEUU y La Unión Europea, han declarado ilegítimo el plebiscito de secesión por considerarlo inconstitucional.

No es laprimera vez que Crimea es internacionalmente famosa ni mucho menos. Sin remontarse a lasangrienta guerra de Crimea del siglo XIX del Imperio Ruso contra los aliados europeos de la época, que causó un millón de muertos entre militares y civiles, la península de inconfundible y caprichosa forma de rombo irregular, hoy plácido lugar de vacaciones, fue a mediados del siglo XX escenario de la Conferencia de Yalta, en la que los tres grandes, Franklin Delano Rooosevelt, Winston Churchill y Iósif Stalin sellaron las condiciones de la paz después de la II Guerra Mundial. Y más tarde, en 1954, regalo y devolución de Nikita Jruschov, oriundo de estas tierras, a los crimeos de la época convirtiéndola en república socialista.

Ahora, la pequeña península, como parte de Ucrania, se ha convertido en
manzana de la discordia entre los dos bloques en estos días defebrero y marzo de 2014. El presidente Barack Obama ha rechazado el referéndum convocado por Putin en el territorio porque, a su juicio, "violaría la Constitución de Ucrania y el derecho nternacional. Lo subrayó tras haberse entrevistado en vano telefónicamente durante hora y media con el presidente Putin, cosa que volvió a hacer el 8 de marzo también a lo largo de una hora sin resultado.

NEGOCIACIONES EXHAUSTIVAS

No ha habido diferendo más negociado que éste. Día a día, a nivel de presidentes, de ministros de Asuntos Exteriores, John kerry y Serguei Lavrov, en distintos foros de actualidad, en todas direcciones, agotando la paciencia de los negociadores.

Ninguno de los dos estadistas se ha apeado de sus posiciones en un enfrentamientoáspero del que han dado cuenta los medios de comunicación con inquietud. No se rompieron nunca los contactos pero todo fue en balde.

Obama, un presidente pacifista que ha evitado involucrarse en la guerra de Siria (un millón de muertos y 2 millones de refufiados), anda con pies de plomo en conflictos internacionales pero aún así trata de aislar económica y políticamente a Rusia aplicando medidas de castigo como la congelación de negociaciones comerciales, la suspensión de las prácticas militares conjuntas y otras similares para que Moscú depusiera su actitud.

Por su parte, la Unión Europea también ha intentado quitarle hierro al enfrentamiento y rebajar la tensión recomendando medidas de protesta de perfil bajo como la suspensión de la negociación en curso acerca del acuerdo sobre visados entre Bruselas y Moscú. Calderilla de poco valor.

A todo esto, el presidente de la Comisión, Herman van Rompuy, quiso adelantar acontecimientos y ofreció al prooccidental nuevo primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, firmar antes del 25 de mayo ya la parte política del acuerdo de asociación con la Unión Europea, la más genérica y menos comprometida. Bruselas quiere afianzar a Kiev cuanto antes.
Pero ha de superar la perspicacia e intuición de Vladimir Putin. Este abogado y antiguo director del Servicio Federal de Seguridad (ex KGB) de 62 años, de brillante trayectoria política que se mantuvo en las altas esferas del poder durante 14 años, primero como presidente dos veces consecutivas, después primer ministro y de nuevo como presidente, astuto, frío y calculador va a ser duro de roer. Por ejemplo, parece haberse salido con la suya ahora en su pulso a Occidente.