La Temporada de Pesca 2002

Ante el inicio de una nueva temporada de pesca en aguas continentales a ningún pescador le viene a la mente la realidad actual de esta noble y enriquecedora actividad. Las cosas han cambiado en los últimos años y se impone una ética pescantil más acorde a los tiempos.
Pescar para llenar el cesto o pretender una truchada sacada de nuestra propia caña “ya no se lleva”. Debemos concienciarnos de que la pesca ha pasado a ser una actividad más reconfortante con el espíritu que con el estómago y que ya no se pesca sólo para comer.
Los índices de capturas de salmones en la década pasada han levantado la voz de alarma y se está trabajando denodadamente en su recuperación, pero todo nos sabe a poco y los pescadores somos muy exigentes.
La trucha y el reo no semejan pasar por esa delicada sitación y las otras especies concitan un interés menor.
Tiene la provincia de Ourense un coto que debemos imitar por bien del futuro de la actividad: el coto sin muerte de O Carballiño. La implantación de esta modalidad deportiva gana adeptos y en ella se depositan fundadas esperanzas y buena prueba de ello es la implantación de numerosos cotos similares en diversos cursos gallegos.
El coto de O Carballiño, el río Arnoia; el Mao y, por supuesto el coto de Ribadavia en el río Avia, salvo grandes sorpresas, albergan -de nuevo- las mejores intenciones para esta temporada. Todos recordamos el excepcional truchón autóctono -más de 5 kg- que se clavó el año pasado en el Avia, captura de la que se ocuparon los medios nacionales especializados.
Por lo que respecta a la provincia de Lugo, el Neira, el Navia, el Lor, el Eo, el Cancelada (Doiras), el Masma y el Eume congregarán a un ingente número de aficionados.
El Ulla, el Lérez, el Umia, el Verdugo y el Tea harán lo propio en Pontevedra.
En A Coruña el Grande, el Eume, el Sor, el Xubia, el Anllóns, el Mandeo y el Tambre seguirán siendo los más apetecibles y máxime si no llueve ya que las pintonas no podrán subir por los regatos tributarios y quedarán en los cauces madre.
Pero, por si todos los problemas fuesen pocos, debemos reflexionar en que la climatología condiciona más de lo que debiera. El invierno anterior, con sus tristemente célebres riadas, no ha favorecido la freza y este otoño-invierno carece del nivel de agua deseado. Debemos prepararnos para dos temporadas muy malas dentro de un par de años.
Cuando a estas alturas de año el nivel medio de los embalses debe alcanzar el 70-80% de su capacidad, algunos estaban sobre el 20% en enero y sobre el 50% en febrero; aún así, seguirán deparando agradables sorpresas en la modalidad al curricán.
Soy pescador y no profeta pero me temo que la temporada que se avecina no va a brillar sobre la anterior.
El pasado año los ríos bajaban limpios por la cantidad de caudal pero este año están muy bajos y muy claros. De no llover en los días que faltan para el inicio de la temporada, la miñoca no resultará tan efectiva como lo hace en circunstancias normales y se impondrá el uso de cucharillas y plumas, más aconsejadas para ríos cortos de agua.
Pero no debemos obcecarnos en los grandes cursos, muchos tributarios y pequeños afluentes agachan excepcionales tramos donde la pesca alcanza un grado máximo de expresión.
El pasado año, con tanta agua, los pequeños regatos se vieron acrecentados facilitando la subida de las pintonas por lo que los pescadores nos dimos buenas pescatas en las zonas más altas y haciéndolo al modo más tradicional: a miñoca, al tiento, con caña larga y poco sedal en la puntera.
De continuar así este año, los mosqueros verán anticipada su específica temporada así como los seguidores de grilo, saltón, y besbello.
Por último, quisiera desear suerte a todos los pescadores gallegos y a los foráneos que nos visitan encontrando en la pesca algo más que un simple deporte.