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El azaroso paso del Estrecho

lunes, 03 de marzo de 2014
Aún tengo en la retina las imágenes de la larga hilera de inmigrantes bajando por las laderas del monte Gurugú en Marruecos, cerca de Melilla, sin luz apenas, que difundieron las televisiones. Señalaban el punto de partida del peligroso paso del Estrecho para alcanzar la costa española y poner pie en el continente europeo. Imposible de contener este éxodo espoleado por el hambre; potentes y sofisticadas vallas, alambradas y
cuchillas - llamadas estúpidamente "concertinas" por su forma- no
logran atajarlo.

Melilla y Ceuta siempre tuvieron un carácter singular. De plazas
de soberanía españolas en el norte de África las dos pasaron a ser
ciudades autónomas desde 1995, ambas de población similar aunque no de superficie, contando hoy en día cada una con más de 83.000 habitantes y un nivel de vida próximo al español, que las convierte en excepcionales y privilegiadas en la región.

Ceuta es uno de los lugares desde los que los inmigrantes africanos dan el salto al Viejo Continente, considerado éste como un eldorado para la famélica legión de subsaharianos que huyen de la miseria a la desesperada, en busca de una vida mejor. En efecto, se calcula que unos 30.000 jóvenes norteafricanos están a la espera, escondidos en los montes de Marruecos para poder pasar clandestinamente a la Unión Europea. Según la estadística, en 2013 hubo más de 4.100 personas provenientes de África que accedieron de forma irregular a las dos ciudades autónomas, las cuales representan, en vida y costumbres, la última frontera sur de Europa.

El brazo de mar que separa a ambos continentes es en la actualidad una travesía extremadamente peligrosa en la que acaban de perecer ahogados 16 jóvenes que pugnaban por ganar a nado la playa del Tarajal en Ceuta.

Esta vez el infortunio de la inmigración se dobla además con una polémica que abre las carnes: ¿tiró la Guardia Civil balas de goma contra los inmigrantes para disuadirlos y para que sirviera de escarmiento a nuevos
intentos de asalto masivo como el recientemente ocurrido? La duda ofende pero en aras de los derechos humanos ha de ser aclarada.

GRAN TRAGEDIA

Según informan los medios de comunicación, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, compareció a petición propia en el Congreso de los Diputados para informar sobre el controvertido incidente del 6 de febrero pasado y sostuvo que la Guardia Civil sólo disparó al agua para asustar. Ya se sabe, como se dice en latín, "excusatio non petita, accusatio manifesta" (excusa no pedida, acusación manifiesta). Al mismo tiempo dejó consignado, como no podía ser de otra manera, que la muerte de los jóvenes subsaharianos había sido una "gran tragedia humana". Por su
lado, el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba exige una investigación que esclarezca lo que pasó. La Comisaria europea de
Interior, Cecilia Malmström, indicó que la utilización de balas de
goma creó tal pánico que 15 personas se ahogaron. Y la Defensora
del Pueblo. Soledad Becerril, dejó claro que este uso ha sido una
imprudencia.

Finalmente, tras más de veinte días de controversia, el ministerio
de Interior terminó por prohibir a la Guardia Civil la utilización de
las más que discutibles balas de goma aunque no hayan sido
disparadas contra los inmigrantes directamente pero que pudieron
provocar su desconcierto y contribuir a su ahogamiento. Tal es el
relato de lo sucedido, mejor dicho, de lo que nunca debió suceder.

La inmigración irregular en Europa, un fenómeno que va en
aumento, ha motivado unareunión en París de ministros del
Interior de francia, Portugal, España y Marruecos, conscientes de
la gravedad del problema. Fernández Díaz propuso al ministro del
Intreior de Marruecos, Mohamed Hassad, establecer un mecanismo ordinario para proceder a la inmediata entrega de quienes irrumpan de forma ilegal en Ceuta y Melilla, hablando en plata, la devolución en caliente. La fortaleza Europa trata de cerrarse. Pero la presión migratoria es tenaz y la llamada de la Unión Europea como continente refugio para los desaventurados viajeros, potente.

Whishfull thinking (pensamiento bien intencionado): en realidad,
Bruselas debería implicarse más en estos graves asuntos y aplicar
políticas destinadas a combatir las causas de la migración,
fomentando el desarrollo económico de los países africanos, de otra forma el problema persistirá, no hay que hacerse ilusiones.

AVALANCHA DE SUBSAHARIANOS

Cegadas desde hace tiempo otras vías, como la de Canarias, Ceuta
y Melilla se han convertido actualmente en las puertas de salida del
continente africano para emigrantes ilegales. Marruecos y España
colaboran para contener el flujo migratorio, empeño vano porque
es como ponerle puertas al campo ya que resulta incesante la
avalancha de los llamados subsaharianos, eologismo com el que se
designa a los inmigrantes sin papeles procedentes de Nigeria,
Camerún Senegal, Mauritania, Togo, Mali o Costa de Marfil que
pierden adrede sus documentos de identidad al pisar tierra
europea para que no los devuelvan a sus países de origen.

Las mafias de traficantes de hombres llevan una contabilidad
insensible e inhumana que le sale cada vez más cara a los que se
lanzan a la odisea de la emigración: las redes criminales suelen
cobrar entre 1.000 y 1.200 euros por el paso del Estrecho, tarifa
que alcanza para los pudientes los 3.000 euros por un pasaje en
lancha rápida y los 6.000 si incluyen pasaportes falsos.

Ahora bien, muchos no tienen donde caerse muertos y, para
poder dar el dramático salto a la que creen tierra prometida, han
de hacerlo en tromba, trepando y encaramándose con riesgo de
sus vidas a las altas empalizadas que rodean aambas ciudades
autónomas. Todo ello prueba su desesperación, encoge el ánimo y
no tene visos de acabar: la presión migratoria es constante, en los
últimos días, por ejemplo, un centenar de unos 500 asaltantes a las
vallas lograron pasar y, según se pudo ver por televisión, prorrumpieron en gritos y manifestaciones de alegría aunque no sepan a ciencia cierta qué destino les espera.

Esto sucede en la parte occidental del Mediterráneo, en la parte
oriental, idem de idem: África desembarca en Europa. Al tiempo
que se producía la avalancha de Ceuta, las fuerzas de seguridad
italianas rescataban a 1.123 inmigrantes subsaharianos que
navegaban en embarcaciones de fortuna, consiguiéndose en la
presente ocasión evitar una tragedia espantosa como la que se
produjo en octubre pasado cuando 339 inmigrantes perecieron
ahogados en un naufragio en el Mediterráneo cerca de la isla de
Lampedusa.

Una cita melancólica que alude al eterno retorno de las cosas: en
1961, el siquiatra y filósofo argelino Frantz Fanon publicó "Les
dammnés de la terre" ( Los condenados de la tierra), libro famoso
prologado por Jean-Paul Sartre, que quedó como grito de protesta
contra las injusticias sociales y el destino aciago de los explotados.
Los nuevos conenados de la tierra son hoy en día los inmigrantes
africanos.
Acuña, Ramón Luis
Acuña, Ramón Luis


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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