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El Cebreiro (VII)

jueves, 27 de febrero de 2014
Parroquia de Hospital de la Condesa, relación de vecinos pagaban rentas, alcabala y vasallaje el Priorato del Cebreiro (22 de marzo de 1752).

El Cebreiro (VII)La mayor parte de la feligresía de Hospital de la Condesa pertenecía a la jurisdicción del Cebreiro, a excepción de siete vecinos del lugar del Temple, que pagaban rentas a don Mauro de Armesto, vecino de la Villa de Villafranca del Bierzo.

Vecinos que pagaban al priorato
Antonio Galán de Villarín, pagaba anualmente treinta y cuatro ferrados de centeno, seis reales y veintisiete maravedís, todo por foro de propiedades, reconocimiento de señorío, vasallaje y alcabala.
Antonio Galán, vecino de Villarín do Monte, pagaba treinta y cuatro ferrados de centeno, seis reales, una gallina, y diecisiete maravedís, todo ello por foro, reconocimiento de señorío y vasallaje.
Benito da Ribeira, vecino de Hospital, pagaba por una parcela dieciséis ferrados de centeno y un real, por señorío y vasallaje otro real y veinte maravedís.
Domingo de Fonfría, vecino de Hospital, diez maravedís de alcabala, trece varas de piorno para cubrir la iglesia de O Cebreiro y el hospital.
Domingo López, vecino de Villarín, abonaba un real y diez maravedis.
Francisco Carrete, vecino de Hospital, un ferrado de trigo por foro.
Juan Galán, vecino de Hospital, diez maravedís de alcabala, tres haces de retramas de piorno.
Lorenzo de Loúzara, vecino de Villarín, ocho reales de vellón.
Manuel Rebollal, vecino de Hospital, ochenta reales de vellón de un censo rédemible de dos mil ochocientos de su principal; ocho ferrados de centeno y dos maravedís por foro.
Pablo Montaña, vecino de Hospital, tres haces de piornos, diez maravedís por alcabala.
Pedro Núñez, vecino de Villarín, diez ferrados de centeno a don Matías de Armesto, que tenía la casa y vienes de este forero, cuyos bienes eran del directo útil del Hospital de Nuestra Señora del Cebreiro. Además abonaba nueve ferrados de centeno y tres cuartos de vellón y un real de la misma moneda por posesión antigua.

Parroquia de San Estebán de Liñares, relación de vecinos pagaban rentas, alcabala y vasallaje el Priorato del Cebreiro
Cada vecino pagaba al hospital un real de vellón, por razón de reconocimiento de vasallaje, para cubrir la iglesia parroquial y la casa hospital, cuya cantidad ascendía un año con otro a unos veinticinco reales. A su vez percibía el padre prior del Cebreiro la mitad de los frutos del diezmo de centeno, cuyo importe calculado un año con otro ascendía a ochenta reales de vellón y de alcabala se estimaban unos ingresos de ocho reales y veintiocho maravedís.

Vecinos que pagaban al priorato
Don Antonio González, vecino de Coterces, por foros de varias parcelas abonaba cuatro ferrados de centeno, medio carnero, catorce manojos de yerba seca.
Antonio López, vecino de Coterces, por foro abonaba quince ferrados de centeno y tres de trigo.
Antonio López Valcarce, vecino de Coterces, por foro quince ferrados de centeno y tres de trigo.
Antonio Pérez, vecino de Coterces, por foro nueve ferrados de centeno, un real y diez maravedís por razón de serventías y alcabala.
Ana Pérez, vecina de Liñares, por censo rédemible pagaba un ferrado de centeno y dieciséis maravedís.
Ciprián Santín, vecino de Coterces, por foro doce ferrados de centeno, cuatro libras y media de tocino y dos cuartas partes de un lechón por señorío y vasallaje.
Francisco Antonio Valcarce, vecino de Liñares, medio ferrado de centeno por foro; por redención de un censo de diecisiete reales pagaba un real y diecisiete maravedís.
Jacoba García, por foro paga dos gallinas en pluma.
Manuel Coedo, vecino de Liñares, un tercio de una ferrado de centeno, dos gallinas, todo por posesión antigua.
Manuel Fernández, vecino de Coterces, por foro abonaba nueve ferrados de centeno y un real; por alcabala catorce maravedís.
Matías de Liñares, vecino de Brimbeira, pagaba un tercio de un ferrado de centeno, dos gallinas, y diecisiete maravedís.
Matías Río, vecino de Celeiró, pagaba dos gallinas, un real y diez maravedís por luctuosa y reconocimiento de señorío y vasallaje.
Matías Carrete, vecino de Celeiró, pagaba dos gallinas, un real y diez maravedís por luctuosa, reconocimiento de señorío y vasallaje.
Melchora Magdalena, vecina de Coterces, pagaba por foro veinte ferrados de centeno, un real por vasallaje y alcabala.

Parroquia de Pereje, León, relación de rentas que pagaban sus vecinos al Priorato del Cebreiro
Cuando se realizo en 1752 la Real y Única Contribución, más conocida por Catastro del Marqués de la Ensenada, en la parroquia de Pereje, había treinta y nueve cabezas de familia, de ellos doce eran viudas, trece del estado noble y el resto del estado llano; había un total de sesenta y dos casas, cubiertas de paja, teja y losa, además de una casa del concejo y cárcel. Entre todos los vecinos pagaban anualmente a la corona mil seiscientos veintiocho reales; la pesca en el río Valcarce se hallaba regulada por los monjes del priorato del Cebreiro,
Rentas: por razón de derecho, señorío y nombramiento de juez ordinario, pagaba cada vecino y vasallos diez maravedís y cada viuda cinco y los que tenían algún negocio, o comercio veinticinco reales, además de los diez maravedís antecedentes.
El diezmo y primicia, regulados por quinquenios ascendía a doce fanegas de trigo, cincuenta y cinco de centeno, nueve carros de yerba seca, sesenta y dos libras y un cuarterón de lino, tres miedros de vino, sesenta fanegas de castañas, dos fanegas de nueces, dos cañados de miel, dos libras de cera, nueve libras de manteca, sesenta y un reales por reses cabritas, ovejunas, cerdos, pollos, lana, nabos y calabazas y sesenta orcos de cebollas.
Por razón de Voto de Santiago, pagaban anualmente 24,5 cuarteles o ferrados de centeno, que sumaban 61 reales con 8 maravedís.
El cosechero de vino pagaba de voto dos cañados y había cosecheros de a miedro y medio, cuyo Voto de Santiago importaba treinta y dos cañados de vino, que suponían dieciocho reales y treinta y cuatro maravedís; la Alcabala sumaba doce reales y luctuosa sobre quince reales.
De cuyos diezmos el padre prior administrador del hospital del Cebreiro tenía la obligación de entregar la congria sustentación (parte correspondiente) al padre vicario de la parroquia y a su criada. En dicha feligresía había tres molinos harineros, que eran explotados por Antonio López, José Arias, Rosa Díaz, Leonardo Zamora, Bernarda Santín, Blas Airas y Francisco Arias, como porcioneros; además de otros dos que molturaban cuatro meses al año y llevaban Antonio López, Mariano Soto, Pascuala Santín, Manuel Fernández Morales, Nicolás de Silva y Francisco Rubio. Los vecinos de la feligresía tenían un total de doscientas veinticuatro colmenas.

Relación de vecinos que vivían en la parroquia de Pereje en 1752, según recoge el Libro segundo de Seglares de la misma (Catastro de Ensenada) ordenado por nombres. Cuyos moradores pagaban rentas al Hospital Priorato Monasterio de Nuestra Señora del Cebreiro, ello, por pertenecer a su jurisdicción
Antonio López de Quiroga, hijadalgo notorio, de cuarenta años, casado, con un hijo mayor de los dieciocho y dos hijas menores de edad; un criado al que en concepto de sueldo daba la comida y un salario anual de siete reales de vellón.
Antonio de la Iglesia, del estado general, labrador y herrero; casado, de veinticinco años; vivía con su mujer, antes viuda de Antonio de Acebo; dos hijos hidalgos notorios y menores de edad. Además de un criado, al que en concepto de salario de daba la comida y catorce ducados cada año.
Ana María Álvarez, viuda, con dos hijos menores de edad, tanto ella y sus hijos pertenecientes al estado noble. Su oficio tejedora, calculándose que ganaba cada día de trabajo dos reales de vellón. Tenia un aprendiz de tejedor, quien le da por enseñarla, cincuenta reales al año.
Bernarda Santín, viuda, con dos hijos; uno de ellos mayor de los dieciocho, labrador, y el otro menor. También tenía en su compañía nietos, un criado menor de edad, al que en concepto de salario daba de comer y cuarenta reales al año.
Benito Fernández, de cuarenta años, casado, con tres hijos y dos hijas menores de edad, de profesión labrador y herrero. Por cada día que trabajaba de herrero se le consideraban unos ingresos de cinco reales y por cada día de trabajo como labrador, le regulaban su oficio en dos reales.
Bernardo Fernández, de sesenta y dos años; viudo, tenía una hija mayor de los dieciocho.
Blas Arias, de cuarenta años, casado, con dos hijos y tres hijas, todos ellos menores de edad. Él era hidalgo notorio; lo mismo que la mayor parte de los vecinos de la parroquia vivía de trabajar el viñedo y de labrador.
Bernardo Gutiérrez, de veintiocho años, casado sin hijos. Convivía con ellos María de Quiroga, viuda e “impedida de la vista”.
Bernarda Rodríguez, de setenta y dos años; tenía en su compañía dos hijos mayores de los dieciocho años, que eran hidalgos notorios; uno de ellos casado con una hija nieta respectivamente.
Catalina Rodríguez, de cincuenta y seis años, viuda; vivía con una hija mayor de los dieciocho años.
Diego Marcos, de cuarenta y cinco años, casado, sin hijos; hidalgo notorio.
Diego de la Braña, de setenta años; viudo, vivía con un hijo y una hija mayores de los dieciocho.
Diego López, menor de los dieciocho años; hijo que quedó de otro Diego López, era hidalgo notorio.
Florencia Rodríguez, mayor de dieciocho años, soltera, pobre, huérfana, casi ciega.
Francisco Rubio, de sesenta y ocho años; viudo; vivía con dos hijos mayores de los dieciocho. Un criado mayor de los dieciocho años, al que en concepto de salario daba de comer y treinta y tres reales de vellón.
Francisca López, viuda de Sebastián de Acebo, hidalgo notoria que había sido. Vivía con un hijo menor de edad, una hermana mayor de los dieciocho años; un criado mayor de edad, al que por salario daba de comer y noventa y nueve reales de vellón cada año.
José Rubio, de treinta y cuatro años; casado, con dos hijos y una hija menor de edad.
José Arias, de setenta y seis años; hidalgo notorio; casado, vivía con su esposa, dos sobrinos mayores de los dieciocho, una hija menor de edad.
José Laguna, mayor de los dieciocho años, casado, sin hijos; del estado noble. Tenia en su compañía a Martina Gómez, su mujer mayor de edad y a Antonio Laguna, su hermano, también mayor de los dieciocho años, y a Domingo Rendón, de cincuenta y ocho años, al que solamente le da de comer, sin otro salario.
Manuel Mateo y María Fernández; menores, huérfanos de Pedro Laguna; pertenecían al estado noble.
José Rebollal, de cincuenta años; casado, con dos hijas menores de edad.
Juan González, de cincuenta y ocho años, viuda de Antonio Arias; con dos hijos mayores de los dieciocho; uno llamado Vicente era zapatero de obra prima, al que regulaban cada día de trabajo en cuatro reales; el otro hijo llamado Juan Arías, era aprendiz de barbero; los tres pertenecían al estado hidalgo.
Juan Santín, de cincuenta años, casado; tenia un hijo mayor de los dieciocho años. Era hidalgo notorio.
José Quiroga, hidalgos notorio; de treinta y dos años, vivía con su esposa; con su suegra Josefa Santín, Santiago Fernández y Matilde Díaz, sus cuñados mayores de los dieciocho, además de Carlos Fernández, menor de edad.
Juan Santín, mayor de los dieciocho años, soltera. Su trabajo consistía en cuidar sus haciendas.
Juana Coba, de cuarenta y cuatro años, viuda de Andrés López; pertenecía al estado noble; tenia dos hijas.
José López, de cuarenta cinco años, hidalgo notorio; casado, tenía un hijo menor de edad y una hermana mayor de los dieciocho años.
Leonardo Zamora, de cuarenta años, del estado noble. Casado, con tres hijos menores de edad.
Manuel Fernández, de treinta y ocho años; casado, tenía una hija menor de edad; su oficio carpintero, al que regulaban sus ingresos por cada día trabajado en cuatro reales.
María de Soto, de treinta siete años; viuda, con cuatro hijas menores de los dieciocho años; un criado mayor de edad, a quien daba de comer y doscientos reales de salario al año.
Manuel Fernández Morales, de cincuenta y seis años, hidalgo notorio. Estaba casado, tenia en su compañía a dos hijos mayores de los dieciocho, una hija mayor de edad, que estaba viuda, otros dos hijos menores y nietos.
María Antonia Rodríguez, de sesenta años, con dos hijas, una mayor de edad y otra casada con Francisco Arias, hidalgo notorio, mayor de los dieciocho.
Manuel Arias, de treinta años; hidalgo notario, casado, con tres hijas menores de los dieciocho. Los mismo que los anteriores era labrador, pero además abastecedor de la taberna y abacería de Pereje, por cuyo oficio pagaba anualmente a la real hacienda mil quinientos reales y veintidós maravedís, pero según las respuestas generales no le quedaba utilidad alguna, a excepción del trabajo de labrador.
Nicolás de Silva, de sesenta años, casado, tenía un hijo mayor de los dieciocho años, otros dos menores y dos hijas también menores de edad.
Pedro do Lago, de cincuenta y ocho años; hidalgo notorio, casado, tenía en su compañía un barón y tres mujeres, todos menores de edad; que eran hijos del primer matrimonio de su actual mujer.
Felipe Fernández de Castro, de treinta y seis años, era labrador y herrero, regulando sus ingresos de comerciante de hierro y herrero en cuatrocientos cincuenta reales de vellón al año.
Pascuala Santín, viuda, con tres hijas menores de edad; una hija casa con Nicolás de Silba, él mayor de edad.
Rosa Rodríguez, de cuarenta y cinco años, viuda; tenia un hijo y una hija mayores de edad; además de otro hijo y otra hija menores.
Rosa Díaz, de cuarenta y cuatro años; viuda, con dos hijos mayores de los dieciocho años, que eran hijosdalgo notorios.
Salvador López Orozco, de treinta años; casado, sin hijos; vía con una hermana y una sobrina, ésta menor de edad y aquella mayor de edad.
Sebastián López, de setenta años, viudo; cirujano reformando por su edad y falta de vista, por lo que no le consideraban ingreso alguno de su profesión.
“...En cuia conformidad Smd el Sor Dn Franc. Antº Yañez Juez Subdelegado por S.Mgd. para esta operación fenecio el libro Segundo de Seglares su resumen de lo yndustrial y comercio según y como en cada uno de sus asientos se contiene que consta de onze foxas utiles la primera y esta ultima rubicadas del Sr. Yntendente Jenl de este Reino y las demas de mi el escribano y para qe conste lo firmo dho Sr. Subdelago en Villafranca a quatro de Henero de mill Stezºs y Cinqtª y dos a...”. Firmado y rubricado “Dn Francisco Antonio Yáñez, Ante mi Juan Antonio Alvarez de Lamas”.

Parroquia de Santa María de Ríocereixa, relación de vecinos que pagaban rentas, alcabala y vasallaje el Priorato del Cebreiro
El padre prior del hospital monasterio de Cebreiro percibía la luctuosa, que siendo un vecino pobre pagaba quince reales, mientras que los vecinos que se les consideraba caudal, al fallecimiento del cabeza de familia tenían que entregar un novillo de dos años, mula o macho del mismo tiempo, produciendo ello por quinquenio unos cincuenta reales y por razón de percibía anualmente cuarenta reales, a esto había que sumar la alcabala que era de diez maravedís de vellón de cada vecino que hacía un total anual de once reales y veintiséis maravedis.

Vecinos que pagaban al priorato
Antonio Rubio, vecino de Ríocereixa, pagaba un tercio de un ferrado de centeno, un real por reconocimiento y diez maravedís de alcabala.
Benito López, vecino de Ríocereixa, abonaba dos ferrados y medio de centeno, medio de trigo; tres libras de tocino, un tercio de un ferrado de centeno.
Benito Raposo, vecino de Ríocereixa, pagaba un tercio de un ferrado de centeno y un real, además de los diez maravedís de la alcabala.
Blas López, vecino de Ríocereixa, abonaba ocho ferrados de centeno, un tercio de otro de trigo, un tocino, dos tablas de otro, una gallina en pluma, un real, seis maravedís de réditos de un censo y los diez de la alcabala.
Benito Rodríguez, vecino de Ríocereixa, pagaba de rentas cuatro ferrados de centeno, medio ferrado de trigo, cuatro libras de tocino, un real y los diez maravedís de alcabala.
Cayetano Fernández, vecino de Ríocereixa, retribuía al hospital con cuatro ferrados y un tercio de otro de centeno, dos tercios de un ferrado de trigo, un real y diez maravedís.
Domingo Méndez, vecino de Fonteformosa, un real y diez maravedís.
Domingo Méndez, vecino de Fonteformosa, un real, diez maravedís, tres manojos de yerba seca,
Domingo Lolo, vecino de Fonteformosa, un tercio de un ferrado de centeno, un real, diez maravedís y tres manojos de paja.
Domingo do Val, vecino de Fonteformosa, un tercio de un ferrado de centeno, un real, diez maravedís y tres manojos de paja.
Froilán López, vecino de Barrio do Río, un real, diez maravedís.
Froilán García, vecino de Carborquiña, un tercio de un ferrado de centeno, un real y diez maravedís.
Francisco Rivas, vecino de San Pedro, abonaba tres ferrados y un sexto de otro de centeno, un real, diez maravedís.
Francisco Méndez, un ferrado y medio de centeno, un real, ocho maravedís y tres manojos de beo puesto en dicho hospital en reconocimiento de señorío.
Francisco Cabo, vecino de San Pedro, pagaba tres ferrados y medio de centeno, tres reales de vellón, un carnero, un lechón cebado a escoger de entre toda la ceba y un real.
Gregorio Barrero, vecino de San Pedro, retribuía al priorato con nueve ferrados de centeno, once reales, doce maravedís, un lechón cebado, otros tres reales y parte de un carnero, esto por foro; además un real y los diez maravedís, las dos ultimas partidas por reconocimiento de señorío, vasallaje y alcabala.
Grabiel López, vecino de San Pedro, un tercio de un ferrado de centeno, un real y diez maravedís.
Hipolito Méndez, vecino de Fonteformosa, un tercio de un ferrado de centeno, un real y diez maravedís.
José Fernández, vecino de Fonteformosa, un real, diez maravedís, y tres manojos de veo.
José García, vecino de Fonteformosa, tres manojos de veo,
Juan González, vecino de Ríocereixa, pagaba ocho ferrados de centeno.
Jacobo Raposo, vecino de Ríocereixa, abonaba ocho ferrados y un tercio de otro de centeno, un ferrado de trigo, cuatro libras de tocino, una gallina en pluma, un real y ocho maravedís.
Jacoba Méndez, un real y diez maravedís.
Juan García, vecino de Ríocereixa, pagaba por foro unce ferrados de centeno, catorce reales, un lechón cebado a escoger de entre todos, por reconocimiento de señorío y alcabala pagaba un real y ocho maravedís.
Joaquín Lolo, vecino de San Pedro, retribuía con ocho ferrados y un sexto de otro de centeno, nueve reales de vellón, esto por foro, además por señorío y alcabala un real y diez maravedís.
Juan Fernández, vecino del lugar de Chan da Pena, pagaba anualmente la sexta parte de un ferrado de centeno, un real y ocho maravedís.
Manuel López, vecino de Ríocereixa, abonaba un tercio de un ferrado de centeno, un real y ocho maravedís.
Matías Paíz, vecino de San Pedro, pagaba anualmente un tercio de un ferrado de centeno, un real y ocho maravedís.
Silvestre Méndez, vecino de Ríocereixa, abonaba anualmente al monasterio cinco ferrados de centeno, un tercio de otro, un cuarto de otro de trigo; un real y diez maravedís.
Santiago García, vecino de Fonteformosa, entregaba cada año diez maravedís y tres manojos de veo.

Parroquia de Santa María de Veiga de Forcas, relación de vecinos pagaban rentas, alcabala y vasallaje el Priorato del Cebreiro.
Las actas del catastro de Ensenada llevan fecha del 26 de abril de 1753, fueron censados quince vecinos o cabezas de familia, que por señorío y otros vienes que tenía el hospital del Cebreiro pagaban entre todos ellos ciento sesenta y cuatro ferrados de centeno, seis reales y medio de vellón y una libra de cera. El foro de Veiga de Forcas fue realizado a don Gonzalo de Armesto y Ron el 12 de enero de 1605 por Fray Manuel Torres, Prior y Administrador del Hospital de Nuestra Señora de Cebreiro; entre las cláusulas está la duración de dicho foro que era por la vida de tres señores reyes de España, y hacía referencia a que los Armesto de Veiga de Forcas ya venían disfrutando de otro foro similar otorgado hacía el año 1440, siendo en realidad el nuevo foro una continuación del anterior. “...En el dho fuero biexo de que se Pagavan cada un año por ello Por E dho señorio E jurisdicion de bega de forcas tres fanegas de pan centeno E una libra de cera los quales dhos bienes rraices Jurisdicion y coto de bega de forcas según quede suso dho todo ello y cada cosa de Por si ba declarado E determinado bos lo aforamos E damos en este dho fuero por las dhas tres bidas E boces sucesibas una En pos de otra..”.

Parroquia de San Martín de Zanfoga, relación de vecinos pagaban rentas, alcabala y vasallaje el Priorato del Cebreiro
Las actas del Catastro de Ensenada correspondientes a la feligresía de San Martín de Zanfoga llevan fecha del 4 de septiembre de 1752. Por la pregunta segunda del interrogatorio sabemos que pagaban al hospital del Cebreiro en concepto de luctuosa cada vecino pobre quince reales de vellón y teniendo alguna propiedad o ganados al fallecimiento del cabeza de familia tenía que entregar un novillo de dos años, mula o macho del mismo tiempo, regulando por quinquenio en cada año unos cien reales de vellón. En la pregunta dieciséis, que se refiere a los diezmos de la parroquia, éstos ascendían anualmente a dos mil setecientos sesenta reales de los que percibía el cura párroco mil trescientos veinte y el hospital del Cebreiro otros mil trescientos veinte, mientras que los otros ciento veinte reales restantes eran repartidos por partes iguales entre el cura párroco de la feligresía de San Julián de Valcarce y el señor marqués de la villa de Villafranca del Bierzo. La primicia ascendía a ciento sesenta y seis ferrados de centeno, y el Voto a Santiago (razón de voto) ascendía a cuarenta y uno ferrados y medio de centeno. Por aquellas fechas figuran censados ochenta y cuatro vecinos y había ochenta y cuatro casas, todas ellas habitadas.

Vecinos que pagaban al priorato
Antonio Vecín, vecino de Zanfoga, por alcabala pagaba diez maravedís, seis manojos de paja de centeno un haz de leña, estas dos ultimas partidas por reconocimiento de señorío y vasallaje.
Antonio López, Vecino de Rubiás, seis manojos de paja de centeno en rama y un haz de leña.
Antonio López Canónigo, vecino de Rubiás, diez maravedís de vellón por alcabala; seis manojos de paja, un haz de leña.
Antonio Gancedo, vecino de Fonlor, diez maravedís de alcabala, seis manojos de paja, un haz de leña.
Antonio Méndez, vecino de Zanfoga, pagaba diez maravedís de alcabala, seis manojos de paja, un haz de leña.
Antonio Aira, vecino de Fonlor, diez maravedís de alcabala, seis manojos de paja, un haz de leña.
Antonia Santín, vecina de Villafranca del Bierzo, pagaba quince ferrados de centeno y diez maravedís por foro, diez maravedís de alcabala y seis manojos de paja.
Agustín Romero, vecino de Zanfoga, abonaba catorce ferrados de centeno por foro.
Alonso Montaña, vecino de Brañas, pagaba cuatro ferrados de centeno por foro; diez maravedís de alcabala, seis manojos de paja, un manojo de leña.
Andrés Pérez, vecino de Zanfoga, de alcabala diez maravedís, seis manojos de paja, un manojo de leña.
Baltasar Carballo, vecino de Acibo, por foro abonaba doce ferrados y medio de centeno, diez maravedís de alcabala, seis manojos de paja, un haz de leña.
Benito Montaña, vecino de Acibo, por foro cotizaba once ferrados y medio de centeno, diez maravedís por alcabala, seis manojos de paja de centeno y un manojo de leña.
Benito González, vecino de Fonteboa, seis manojos de paja, uno de leña.
Benito Fernández, vecino de la feligresía de San Lorenzo de Pacios, pagaba por foro tres ferrados de centeno, dos reales de vellón en dinero y parte de un carnero.
Bernabé García, vecino de Acibo, por foro retribuía con diecinueve ferrados y medio de centeno, doce cuartos de vellón en dinero, diez maravedís por la alcabala, seis manojos de paja y un haz de leña.
Bernardo Carreira, vecino de Rubiás, de alcabala dieciocho maravedís, seis manojos de paja, un haz de leña.
Bernardo Rebollal, vecino de la feligresía de San Martín de Zanfoga, por foro abonaba cuatro ferrados de centeno, diez maravedís de alcabala, seis manojos de paja.
Bernardo Fernández, vecino de Veiga de Brañas, por foro pagaba cuatro ferrados de centeno, un real y diez réditos redimibles de su principal por un censo de cincuenta reales; diez maravedís por la alcabala, seis manojos de paja, un manojo o haz de leña.
Domingo Blanco, vecino de Brañas, por alcabala diez maravedís, seis manojos de paja, un manojo de leña.
Domingo Carballo, vecino de Acibo, por foro pagaba al hospital treinta y siete ferrados de centeno, además por el mismo concepto cuatro reales de vellón y parte de un carnero; diez maravedís por la alcabala, seis manojos de paja.
Domingo López, vecino de Brañas de la Sierra, por alcabala diez maravedís, seis manojos de paja, un manojo de leña.
Domingo Montaña, vecino de Brañas de la Sierra, por foro abonaba veintitrés ferrados de centeno, diez maravedís de alcabala, seis colmos de paja, un manojo de leña.
Domingo Montaña, vecino de Acibo, por foro entregaba anualmente ocho ferrados de centeno, por alcabala diez maravedís, y por reconocimiento de señorío y vasallaje seis manojos de paja.
Domingo Rutilase, vecino de Acibo, por foro abonaba doce ferrados y medio de centeno, diez maravedís de alcabala, seis manojos de paja.
Domingo Rebollal, vecino de Os Casares, por foro pagaba seis ferrados de centeno y medio carnero; por señorío y vasallaje seis manojos de paja y uno de leña.
Domingo Fernández, vecino de Os Casares, por alcabala diez maravedís, seis manojos de paja, un manojo de leña.
Diego García, vecino de Acibo, por foro pagaba veinte ferrados y medio de centeno, diez maravedís de alcabala, seis manojos de paja, un manojo o haz de leña.
Diego Fernández, vecino de Rubiás, por alcabala paga diez maravedís, por señorío y vasallaje seis manojos de paja y uno de leña.
Felipe Rebollal, vecino de San Martín de Zanfoga, por alcabala abonaba diez maravedís, por señorío y vasallaje seis manojos de paja y uno de leña.
Francisco Bizín, vecino de Brañas de la Sierra, por foro abonaba seis ferrados y medio de centeno, por alcabala diez maravedís, por señorío y vasallaje seis manojos de paja y uno de leña.
Francisco Blanco, vecino de San Martín de Zanfoga, diez maravedís, seis manojos de paja de centeno en rama, un manojo de leña.
Francisco Carrete, vecino de Os Casares, por foro pagaba once ferrados de centeno, diez maravedís de alcabala, seis manojos de paja y uno de leña.
Francisco Cabo, vecino de Veiga de Brañas, por foro abonaba cinco ferrados y medio de centeno y una gallina; por alcabala diez maravedís, seis manojos de paja de centeno en rama, un manojo de leña.
Francisco Fernández, vecino de San Martín de Zanfoga, por foro entregaba al hospital cada año trece ferrados de centeno, por alcabala y señorío diez maravedís, seis manojos de paja y uno de leña.
Francisco Fernández Santín, vecino de Santín, por foro abonaba veintidós ferrados de centeno, puesto en el priorato del Cebreiro, además parte de un carro de “beo” esto último por reconocimiento y vasallaje y señorío, además de ocho reales por la alcabala.
Francisco Gómez, vecino de Brañas de la Sierra, por foro pagaba dos ferrados de centeno, por alcabala diez maravedís.
Francisco García, vecino de Rubiás, por foro pagaba diez ferrados de centeno, además de cuatro reales y siete maravedís de réditos de un censo rédemible de ciento cincuenta de su principal, ocho maravedís de alcabala, seis manojos de paja, un manojo de leña.
Francisco Gallardo, vecino de San Martín de Zanfoga, por foro abonaba seis ferrados de centeno, por alcabala y vasallaje diez maravedís, seis manojos de paja y uno de leña.
Francisco Gancedo, vecino de San Martín de Zanfoga, por foro pagaba quince ferrados de centeno.
Francisco García, vecino de San Martín de Zanfoga, por foro cotizaba quince ferrados y medio de centeno.
Francisco González, vecino de San Martín de Zanfoga, por foro abonaba nueve ferrados de centeno, por alcabala y vasallaje diez maravedís, seis manojos de paja, un manojo de leña.
Francisco González, por alcabala, señorío y vasallaje, pagaba diez maravedís, seis manojos de paja, un manojo de leña.
Francisco Juanes, vecino de San Martín de Zanfoga, por alcabala y vasallaje, diez maravedís y seis manojos de paja.
Francisco López, vecino de Brañas de la Sierra, por foro abonaba doce ferrados de centeno, la mitad de un carnero, por alcabala y reconocimiento de señorío y vasallaje entregaba cada año diez maravedís de vellón, seis manojos de paja, uno de leña.
Francisco López, vecino de Brañas de la Sierra, por razón de alcabala, señorío y vasallaje, pagaba cada año diez maravedís de vellón, seis manojos de paja de centeno, un manojo de leña.
Francisco Martínez, vecino de Brañas de la Sierra, anualmente pagaba diecisiete maravedis por los réditos de un censo rédemible de cincuenta reales de su principal, además por alcabala, señorío y vasallaje, diez maravedís de vellón, seis manojos de paja, un manojo de leña.
Francisco Regueiro, vecino San Martín de Zanfoga, por alcabala pagaba diez maravedís, por señorío y vasallaje seis manojos de paja y uno de leña.
Francisco Santín, vecino de San Martín de Zanfoga, por alcabala diez maravedís, por señorío y vasallaje seis manojos de paja y uno de leña.
Francisco González, vecino de San Lorenzo de Pacios, por diversas parcelas que eran del directo dominio del hospital de Nuestra Señora del Cebreiro, pagaba cada año cinco ferrados de centeno, cuatro reales de vellón y parte de un carnero.
Gabriel Fernández, vecino de Brañas de la Sierra, por foro de propiedades que eran del directo dominio del hospital del Cebreiro, abonaba cada año ocho ferrados de centeno, una gallina en pluma, además de un real y diecisiete maravedís en concepto de réditos de un censo rédemible impuesto en los mismos bienes, que ascendía su principal a cincuenta reales de vellón. La alcabala y el reconocimiento de señorío y vasallaje le suponían entregar anualmente diez maravedís, seis manojos de paja de centeno, un manojo de leña.
Gregorio Gancedo, vecino de Rubiás, por foro pagaba dos ferrados de centeno, por alcabala y señorío diez maravedís, seis colmos de paja de centeno y uno de leña.
José Carballal, vecino de Fonlor, pagaba anualmente diez maravedís de vellón, seis manojos de paja y uno de leña.
José González, vecino Brañas de la Sierra, pagaba anualmente diez maravedís de alcabala, seis manojos de paja.
José Lolo, vecino de Brañas de la Sierra, por foro pagaba anualmente catorce ferrados de centeno, cinco reales de vellón por réditos de un censo rédemible de ciento sesenta y seis de su principal; además de diez maravedís, seis manojos de paja y uno de leña.
José López, vecino de Acebo, por foro pagaba cinco ferrados de centeno, un real y dos maravedís por la parte de un carnero; de alcabala abonaba diez maravedís, además de seis manojos de paja y uno de leña.
Juan Carrete, vecino de Zanfoga, por foro pagaba tres ferrados de centeno, uno de trigo, por alcabala, reconocimiento de señorío y vasallaje diez maravedís, seis colmos de paja y uno de leña.
Juan Fernández, vecino de Zanfoga, abonaba diez maravedís de alcabala, seis manojos de paja y uno de leña.
Juan Núñez, vecino de Rubiás, pagaba diez maravedís de alcabala, seis colmos de paja y uno de leña.
Miguel Armesto, vecino de Zanfoga, por foro pagaba seis ferrados de centeno y diez maravedís de alcabala.
Manuel López, vecino de Zanfoga, diez maravedís de alcabala, por señorío y vasallaje seis manojos de paja y uno de leña.
Manuel Martínez, vecino de Acibo, pagaba por foro siete ferrados y medio de centeno, dos cuartos en dinero, un carnero o en su defecto un real y diez maravedís, otros diez maravedís por la alcabala, seis manojos de paja y uno de leña.
Marcos López, vecino de Brañas de la Sierra, por foro pagaba nueve ferrados de centeno y media gallina; además de dos reales y medio de réditos de un censo rédemible de ochenta y tres reales de su principal; diez maravedís de alcabala, seis manojos de paja y uno de leña.
Marcos Gancedo, vecino de Os Casares, por foro abonaba dos ferrados de centeno y dieciséis maravedis por parte de un carnero; diez maravedís por la alcabala y por señorío y vasallaje seis manojos de paja y uno de leña.
Matías Aira, vecino de Fonteboa, por alcabala, señorío y vasallaje cotizaba diez maravedís, seis manojos de paja, uno de leña.
Matías de Acibo, vecino de Acibo, por foro pagaba cuatro ferrados de centeno y dos cuartillos de otro, por alcabala y señorío, diez maravedís, seis manojos de paja, un manojo de leña.
Matías Carrete, vecino de Acibo, por foro pagaba ocho ferrados de centeno, nueve cuartos de vellón; por alcabala diez maravedís, seis manojos de paja y uno de leña.
Matías López, vecino de Brañas, por foro pagaba cuatro ferrados y medio de centeno y una gallina; por alcabala diez maravedís, por reconocimiento de señorío y vasallaje diez maravedís, seis manojos de paja de centeno y un manojo de leña.
Matías de la Montaña, vecino de Rubiás, por foro pagaba dos ferrados y medio, por alcabala diez maravedís, por señorío y vasallaje seis manojos de paja y uno de leña.
Matías de Pol, vecino de la feligresía de San Lorenzo de Pacios, por foro pagaba cuatro ferrados y medio de centeno, además de un real y parte de un carnero.
Pedro Carrete, vecino de Pena Cerveira, diez maravedís, seis manojos de paja de centeno, un manojo de leña.
Pedro García, vecino de Zanfoga, diez maravedís, seis colmos de paja de centeno, un haz de leña.
Pedro López, vecino de Brañas, por foro dos ferrados y medio de centeno; un real y diecisiete maravedís, esto de intereses anuales de un censo redimible de cincuenta reales de su principal. Alcabala diez maravedís, señorío y vasallaje seis manojos de paja y uno de leña.
Juan Marcos, vecino de Zanfoga, por foro abonaba dieciocho ferrados de centeno, además de nueve reales de vellón por réditos de un censo rédemible de trescientos reales de su principal; diez maravedís de alcabala, seis manojos de paja y uno de leña.
Pedro Rubiás, vecino de Acibo, por foro pagaba siete ferrados de centeno, diez maravedís de alcabala, seis manojos de paja y uno de leña.
Pedro Salgado, vecino de Fonteboa, diez maravedís, seis manojos de paja y uno de leña.
Sebastián Becín, vecino de Veiga de Brañas, diez maravedís, seis manojos de paja, uno de leña.
Simón Rebollal, vecino de Santín, por reconocimiento de señorío aportaba todos los años un “carro de beo” para cubrir la iglesia parroquial y el hospital de Nuestra Señora del Cebreiro.
Tomás Gancedo, vecino de Rubiás, por foro pagaba dos ferrados y medio de centeno, diez maravedís de alcabala, seis manojos de paja y un manojo de leña.
Tomé Díaz, vecino de Brañas de la Sierra, por alcabala, señorío y vasallaje aportaba anualmente diez maravedís, seis manojos de paja, uno de leña.
Don José González, vecino de Zanfoga, como tutor de los menores de don José de Arrojo, vecino de la feligresía de San Andrés de La Faba, en el reino de León, pagaba al priorato de O Cebreiro, siete ferrados de centeno y uno de trigo.
López Pombo, Luis
López Pombo, Luis


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