Despedida y balance de 2013

Acaba de finalizar el año y, aunque sea inconscientemente, todos tendemos a hacer un balance de lo acontecido a lo largo de estos 12 meses, tanto en lo que atañe al ámbito personal como al colectivo y, dado que lo personal carece de interés para los lectores, nos centraremos en lo concerniente a lo acontecido en este habitáculo común, llamado España.

Al desmadre económico, institucional y político, que nos dejó como herencia el expresidente literato ha seguido, como no podía ser de otro modo, el pago de la correspondiente factura, al menos en el ámbito de lo económico, ya que la factura, o más bien fractura política, está todavía pendiente de cobro y se llama Cataluña, curiosamente la única comunidad que comparte con España el característico y genuino grafismo “ñ”; mientras que la factura institucional, reflejo del descrédito de la clase gobernante y del propio sistema democrático, se está elaborando todavía por parte de la ciudadanía y desconocemos cual será su cuantía final.

En lo tocante a lo económico, la casta política ha dejado claro desde el primer momento que el camino a seguir es recortar el gasto público, al menos en aquellas partidas que afectan a la ciudadanía, y se ha aplicado a ello con ahínco, desde el primer momento. A la subida general de todos los impuestos, directos e indirectos, se ha añadido el recorte en las nóminas de los empleados públicos y la rebaja en todas las prestaciones sociales, desde la enseñanza o la sanidad, hasta servicios, tan humanamente irrenunciables y tan económicamente irrelevantes, como la ayuda a la dependencia, para finalmente congelar las pensiones, probablemente el último recurso al que se están agarrando muchas familias para mantenerse a flote. Finalmente y para maniatar a la sociedad civil, nos han obsequiado con la “Ley de seguridad ciudadana”, cuyo último objetivo es sencillamente intimidar y cercenar de raíz cualquier atisbo de rebeldía contra tanta injusticia y tanto atropello “democrático”.

Mientras se arremete institucionalmente contra la población civil, ¿qué ocurre con el status de abusos y privilegios que disfrutan los miembros de la casta político-sindical?, ¿Qué pasa con sus pensiones, con sus ayudas de vivienda, en B, con las tarjetas de crédito, con las miles de inútiles empresas públicas creadas con el único fin de colocar afilados, etc? ¿Qué pasa con Bárcenas y todos los receptores de sus famosos sobres, con Urdangarín y señora, con los EREs andaluces, con los imputados de la UGT, con las ITV catalanas, etc. etc. etc. Nada, no pasa ni pasará nada, salvo la ocasional creación de una nueva ONG exclusiva, que muy bien podría denominarse “impunes sin fronteras”, en la que poder agrupar a todos estos desalmados.

Pese a todo y a todos, la dureza de la situación que atravesamos, al tiempo que ha destapado las más ocultas vergüenzas de la casta dirigente, también ha permitido que aflore, como una flor en el fango, lo mejor de los valores que atesoramos los españoles que, ajenos a las miserias de sus dirigentes, se han volcado en una labor solidaria colectiva que mantiene, al menos de momento, un hilo de esperanza de cara al futuro. A esos valores me encomiendo y les encomiendo a ustedes para afrontar el reto de este nuevo año, que se presenta algo más esperanzador. Feliz 2014.