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Primer traje “bespoke” producido por V. P. II

miércoles, 27 de noviembre de 2013
Primer traje bespoke producido por V. P. II Si la primera parte la disfrutamos y nos divertimos en esta segunda el goce no fue mucho menor. Más laboriosa y larga por el grado de detalle que exige un traje de estas características, pero un placer el poder trabajar en las condiciones que nos ofrece el maestro sastre y amigo Joaquin Fernandez Prats en la sastrería Langa que su fundador, D. Mariano, tan amablemente nos ha abierto.

Ya que en la anterior día nos había tomado tal infinidad de medidas, en esta segunda ocasión ya nos pudo enseñar los patrones que realizó -en papel- para plasmar dichas magnitudes sobre ellas para sacar las distintas piezas del traje, diez auténticos planos de delineante: uno por cada pierna, dos para el chaleco; delantero y trasero, y otros cuatro para el cuerpo de la chaqueta que sumados a los de las mangas sumarian la totalidad, cuál ingeniero/delineante de la más afamada oficina técnica en la mejor constructora tenía tantos despieces como correspondían a cada una las distintas piezas que componían mi ansiado traje, para sacar todas las piezas de tela que la componen. Cortar sobre la pieza entera de la tela una vez dibujado su contorno con estos recortes de papel y ensamblarlas cual puzle perfecto. El ajuste se produciría sobre la propia tela, ya cortada e hilvanada, por lo que para su afinado y conseguir ser la segunda piel que al final resultaría, habría que realizar aún varios pasos intermedios. Pero no adelantemos tanto los acontecimientos.

Llegando a esta primera prueba, Joaquin ya nos tenía preparado los pantalones y el chaleco prácticamente rematados con los cuales comenzamos ya que exigiría un menor retoque. Los detalles que habíamos acordado estaban perfectamente acabados y en el caso del pantalón el bajo cosido con vuelta al que se le colocaría un botón para facilitar su limpieza estaba en su medida exacta si bien corregiríamos la altura del bajo para que este “besarᔠlos fabulosos zapatos provenientes de la afamada firma isleña que dirige Betty Albaledejo, Carmina. El chaleco que estaba también terminado entallaba perfectamente y únicamente corregiríamos el cierre del cuello para que se adaptara a la perfección al perímetro del cuello para que lo cubriera en su totalidad someramente, quedó algo abierto. El detalle de los botones blancos fue el gran desafío, ya que si bien nos apetecía innovar con ellos, le conferían a lo que entre bambalinas definimos como “trajazo”, un grado de informalidad tal, que contradecía el impoluto corte por lo que finalmente optamos por los oscuros en el mismo tono que el traje.

La chaqueta era el auténtico caballo de batalla, verdadera obra de ingeniería en sí misma y debido a la complejidad de nuestro torso, sobremanera su hombro como ya sabemos. Pero en esta ocasión a la dificultad era mayor al tener que cuadrar y alinear las rayas del motivo de la tela. Para el encuentro del hombro optamos por el inglés ya que le pedimos no poca hombrera para darle el máximo aire sajón, con un poco de “chorizo”, el cuál nos parecía apropiado. Según el Sr. Fdez., mi mayor hándicap lo constituyen los hombros por su altura, lo que convertiría en una labor de verdadero cirujano su perfecta adaptación a mi contorno. Joaquín no paraba de rogarme que me mantuviera en la más completa quietud para su mejor ejercicio, lo que redundaría en la mayor perfección de la pieza, mi emoción media su templanza. Empezó a descoser las costuras hilvanadas para coserlas “a paño” es decir totalmente adaptadas a mi piel, ahora sí, cual epidermis, con paciencia, detalle, constancia y método. Preferí el talle lo más ajustado a mi cintura, le aportaba al traje una curvatura muy bella “hacia dentro” en los costados, eso sí, aún permitiría muchos excesos en mi gastronomía, ya que es grande por dentro y ajustado por fuera. Ya estaba cómodo cuando me la vestí pero cuando la desvestí era mucho más ceñido o adaptado. Una funda. No omitiré que mis ganas, aparte de mi pasional forma de ser, apenas me permitía estar quieto lo que probó no solo la maestría sino la paciencia de mi buen amigo, ya, y sastre de confianza Joaquín.

Acto seguido y para mi sorpresa, ya que dispusimos de un momento de tranquilidad en el devenir constante de la famosa sastrería LANGA el propio Joaquin y ante mi presencia procedió a cortar los ajustes de mi prenda delante de mí mismo como el pescadero que prepara el pez que nos vamos a llevar una vez elegido, con la destreza del mejor matarife. Recortes, marcas, cosidos y señales para que sus oficiales, conocieran exactamente donde debían dar cada puntada. Todo un placer el ver ejecutar los finos cortes con semejante tijera, que pesaba y media cual espada del Medievo. Todo listo lo dejó delante mí, para su cosido definitivo. Que destreza con la herramienta, que seguridad en la ejecucción; aparte de arte hay mucho oficio.

Con la emoción y las ganas de volver a ver mi preciado primer traje absolutamente a medida nos despedimos hasta la segunda y siguiente prueba. En la cual estará todo ya listo y solo habrá que depurar los mínimos detalles que a buen seguro no abundarán a juzgar por la profesionalidad y concienzuda dedicación de mi admirado Joaquín.

Primer traje “bespoke” producido por V. P. IIQuiero dejar constancia que en todo momento nos acompañó mi buen y ya fiel colaborador Alberto Clavijo que fotografió hasta el mínimo detalle que le pedimos con la paciencia, disponibilidad y profesionalidad de los más grandes. No es para menos ya que aunque el no lo puede reconocer, más yo sí, venía de retratar al mismísimo Kaka por encargo de su propia marca patrocinadora. Todo un logro, además de un placer, el poder contar con él y su magistral ejercicio. Trabajamos duro, muchas horas seguidas, pero puedo reconocer que fue un verdadero placer disfrutar con este equipazo de galácticos.

En cuanto a los complementos;

- A mi querido Lander ya le pude mostrar el traje casi completo con lo que terminamos de confirmar que la camisa debería tener mucha personalidad, un pique con suficiente gramaje, y muy clara. Me tomó las medidas oportunas para su correcta elección y en cuanto a la corbata me mostró un estampado de microtopos con el que no tuve dudas. El color aún es el día que dudo si es un azul verdoso o un verde azulado, pero tan oscuro que se enmarca perfectamente en lo sobrio del atuendo global. Aunque en un principio le había pedido un pañuelo con tonos verdosos, viendo el conjunto, salía de mi el instinto de firme defensor del blanco nuclear para las ocasiones más formales.

- Con Carmina ya teníamos más centrado también el tema de la elección de su calzado, y nos centramos definitivamente en el color negro. Con cordones, hebillas o el botín liso. El segundo para un purista estilo inglés no cuadraba, y el de cordones Oxford liso aunque sería la mejor opción, se me antojaba fácil. Así qeu como esbocé en el anterior capítulo, los botines lisos se me antojaban perfectos para que se deslizase sobre ellos el bajo del pantalón. Betty fue todo apoyo y disponibilidad, además de consejo constante.

- Cuando a Carmen le remití las fotos de la prueba, no le albergó ninguna duda del modelo que habíamos decidido días atrás y puso las máquinas a funcionar, más bien y eso fue lo de más agradecer, las paró para poder meter el pedido de mi sombrero de manera especial y exclusiva lo cual he de corresponder de sumo grado.

www.vestirseporlospies.es
García Bragado, David
García Bragado, David


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