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Puertas racionalistas

lunes, 13 de mayo de 2024
Siempre el tipo de puertas ha definido al edificio que las posee. Su anchura, altura, material, tipo de hojas, etc., han sido características que se han tenido en cuenta al enjuiciarlas.

Hasta principios del siglo XX, eran de madera y macizas, si bien en su parte exterior presentaron algún tipo de embellecimiento en el que nos podemos recrear al mirarlas mientras pasamos ante ellas. En la calle de la Reina las hay talladas con bonitas molduras y pintadas de blanco en su totalidad. La que posee el palacio de Velarde, aunque hermosa, pide una buena restauración. Las hay en otras calles y plazas del casco histórico y, como solían ser piezas caras, están en edificios de cierta categoría.

El uso del hormigón en la construcción provocó muchos cambios en la manera de Puertas racionalistasdiseñar los edificios. En Lugo llegó con un estilo arquitectónico que conocemos como "Racionalista" y tuvo algunos arquitectos adheridos a él. Entre otros, Alfredo Vila y Eloy Maquieira han dejado en nuestras calles y plazas hermosos ejemplares de este estilo.

Con el uso del hormigón, puesto que el peso de los edificios caía por los pilares, las fachadas dejaron de tener función de soporte, pudiéndose aligerar y dejar paso a ventanales, uno de los deseos de este estilo, para que la luz entrase a raudales en las casas. Las ventanas individuales dieron lugar a ventanales largos que, incluso, llenaron toda la fachada, como es el caso de la Casa Roca, en nuestra Plaza Maior.

También el afán de llenar los interiores con luz natural llegó a los portales con puerta de dos hojas. Se hizo de un modo muy lógico: se abrió una ventana en cada una de las hojas de la puerta, salvando el hueco resultante con una reja que le servía de protección. Lo mismo que anteriores soluciones arquitectónicos, como arbotantes y gárgolas, añadieron a su función estructural una nueva, ornamental, estas rejas protectoras pronto comenzaron a diseñarse como elementos de adorno, de modo que sin dejar de proteger, se sumaron a la ornamentación de las fachadas con sus singulares diseños, adquiriendo un papel importante dentro de la estética general del edificio.

En general, estas rejas son de dos tipos. O bien son de flejes o de varas. Cuando son de flejes, éstos describen dibujos geométricos entrecruzándose entre ellos. El diseño de una hoja representa el de la otra como si estuviese reflejada en un espejo. La puerta cerrada forma un bonito conjunto. Si la reja es de varas, encontramos diversas modalidades, casi siempre esbeltas. Suelen estar compuestas por diversas varas que suben a lo largo del hueco, con dibujos en la base que se repiten invertidos en la parte superior y con uno grande en su parte central. Otro tipo de reja, que ni están formadas por flejes ni por varas, son las que representan dibujos con curvas de trazado caprichoso.

Todos ellos forman conjuntos muy armónicos que adornan las puertas y es posible encontrarlos en diversas calles de nuestra ciudad, en casas construidas a mediados del siglo pasado. Basta con ir mirando los portales. Veremos puertas muy bonitas que, como quien dice, están esperando nuestra mirada. Como son propiedad de las comunidades, como es lógico, encontramos algunas variaciones entre esas puertas. La mayoría de ellas, tienen las rejas pintadas con un color diferente al resto de la puerta, componiendo un conjunto muy armónico. En otros casos, están pintados del mismo color, más barato, claro, pero menos lucido. Hay el caso de dos edificios en los que el buzón para publicidad lo han colocado incrustado en la reja de su portal. Tal vez pase desapercibido. No todos valoran bien lo que poseen.

Cuando estas rejas están bien tratadas, y en la mayoría de los casos es así, es un placer irlos mirando. No hay dos rejas iguales, lo cual representa un mérito para los arquitectos que tuvieron que diseñar muchos modelos diferentes para ser colocados en las casas que construyeron. Para mí, es un recreo irlas viendo a la vez que camino por nuestras calles del centro. Por ellas, es posible que nos sorprendan hermosas puertas en las que no nos habíamos fijado antes. Y son piezas únicas.
Valadé del Río, Emilio
Valadé del Río, Emilio


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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