Un pobrecito gallego, natural de Pontevedra, viene en busca de trabajo, le suceden mil tragedias. Al entrar en Barcelona, le dió un cólico de hambre, y las nobles catalanas, concurrieron a auxiliarle. Unas traían cebollas, y otras ajos y pimientos, y otras un caldo sin grasa para darle de alimento. Con estos ricos manjares, pronto se restableció, y de provincia en provincia, pudo entrar en Aragón. Al entrar en Zaragoza, otro cólico le dió, fué pedir una limosna a un estudiante guasón que por reirse de él, a una fonda lo llevó. Y le ha dicho: galleguico, véngase usted a esa fonda, que yo vendré a pagar todo lo que usted se coma. |
El gallego se subió, y le pidió de comer, y se comió tres conejos y seis docenas de huevos. De vino no digo nada, seis azumbres se tiró, y además café y puro para hacer la digestión. Muy ligero el camarero, pronto le trajo la cuenta, y en total importaba setenta y cinco pesetas. Caramba dijo el gallego y ahora que no tengo un cuarto, pero me dijo un estudiante que lo que yo me comiera, que él vendría a pagarlo. El gallego disgustado, se dió un porrazo en un ojo, y encima de esto todo, le sacudieron el polvo. A los que van por el mundo, un consejo les daré, que si no llevan dinero, que no pidan de comer. |
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Recollido en Soldón - A Seara - Lugo - 1979
O informante dí que o aprendeu en Valdeorras no ano 23. |