Un pobrecito gallego,
natural de Pontevedra,
viene en busca de trabajo,
le suceden mil tragedias.

Al entrar en Barcelona,
le dió un cólico de hambre,
y las nobles catalanas,
concurrieron a auxiliarle.

Unas traían cebollas,
y otras ajos y pimientos,
y otras un caldo sin grasa
para darle de alimento.

Con estos ricos manjares,
pronto se restableció,
y de provincia en provincia,
pudo entrar en Aragón.

Al entrar en Zaragoza,
otro cólico le dió,
fué pedir una limosna
a un estudiante guasón
que por reirse de él,
a una fonda lo llevó.

Y le ha dicho: galleguico,
véngase usted a esa fonda,
que yo vendré a pagar
todo lo que usted se coma.
El gallego se subió,
y le pidió de comer,
y se comió tres conejos
y seis docenas de huevos.

De vino no digo nada,
seis azumbres se tiró,
y además café y puro
para hacer la digestión.

Muy ligero el camarero,
pronto le trajo la cuenta,
y en total importaba
setenta y cinco pesetas.

Caramba dijo el gallego
y ahora que no tengo un cuarto,
pero me dijo un estudiante
que lo que yo me comiera,
que él vendría a pagarlo.

El gallego disgustado,
se dió un porrazo en un ojo,
y encima de esto todo,
le sacudieron el polvo.

A los que van por el mundo,
un consejo les daré,
que si no llevan dinero,
que no pidan de comer.
Recollido en Soldón - A Seara - Lugo - 1979
O informante dí que o aprendeu en Valdeorras no ano 23.