La Reforma de la Administración local

La Reforma de la Administración local depende de sus propios representantes

Llevo meses anunciando las nefastas consecuencias que nos va a traer la reforma de la Administración Local si sale tal cual fue proyectada por el Gobierno. Incluso intenté publicar en la revista de la FEGAMP, lo que no pudo ser por política editorial pero me dijeron que los alcaldes gallegos conocían perfectamente mi opinión. No sé si la conocían pero desde luego han tardado en reaccionar. Después de haber presentado, por unanimidad, unas alegaciones desde el seno de la FEGAMP, las cuales, en lo fundamental, no fueron tenidas en cuenta, al igual que le sucedió a la FEMP y a otras Federaciones regionales, parece que todos se despreocuparon hasta el punto que ya se está tramitando en el Congreso de los Diputados. Ahora algunos alcaldes amenazaron con un conato de revolución que obligó a salir al Presidente de la FEGAMP y anunciar su rechazo a esta reforma. También los partidos de la oposición aprovecharon para hacer declaraciones contra esta Federación y contra la reforma. Pero ahora ya no es tiempo de palabras ni de unos ni de otros sino de hechos puesto que el plazo para presentación de enmiendas acaba el 24 de este mes y entonces veremos cuál es el modelo que cada cual propone para reformar la Administración Local.

El Vicepresidente de la Xunta y Secretario General del PPdeG, Alfonso Rueda, acaba de manifestar que este proyecto tiene bastante margen de mejora. Y él, como Secretario de Ayuntamiento, lo sabe perfectamente, y estoy seguro que le da a ese “bastante” la mayor amplitud del término. También dijo que espera que todas las propuestas se canalicen a través de los cauces institucionales, refiriéndose a la FEGAMP, a lo que yo añadiría el Congreso de los Diputados, porque es quien tiene que aprobar la Ley y casi la mitad de sus miembros vienen del municipalismo. Por eso la reforma de la Administración Local que salga adelante dependerá de lo que quieran sus representantes. Y si nos centramos en el Grupo Popular, que al fin y al cabo es quien tiene la mayoría absoluta, 21 de los 27 miembros que tiene en la Comisión que estudia el proyecto vienen de la Administración Local, al igual que 108 de sus 185 Diputados, incluidos el Presidente del Gobierno, dos de sus Ministros y hasta el propio Portavoz del Grupo Parlamentario. Por lo que, aun admitiendo que haya algunos que estén de acuerdo con esta reforma y otros que, por el volumen del ayuntamiento del que provienen, no les afecte, sin embargo la mayoría vienen de municipios pequeños y saben que sus efectos se verán con toda su intensidad a principios de 2015, año de elecciones locales, y que si un alcalde tiene difícil explicarle a sus vecinos el por qué del desmantelamiento de los servicios públicos, más difícil lo tendrá quien además haya votado a favor.

Un partido político es, o debería ser, fundamentalmente la suma de voluntades y experiencias de los hombres y mujeres que lo componen, y estoy convencido que las de estos Diputados, que son mayoría, se impondrá. Los redactores del proyecto de reforma seguramente saben mucho de la Administración Central, puede que también de la Autonómica y desde luego de control del gasto público, pero han demostrado desconocer absolutamente la Local y la conexión entre los procedimientos de ahorro y la idiosincrasia de esta Administración ya que para conseguir aquel establecen una carta de servicios que nos retrotrae a antes de la vigente ley de 1985; lejos de consagrar servicios conseguidos por los gobiernos locales y que forman parte de su núcleo duro, como los servicios sociales, se los traspasan a unas Comunidades Autónomas que no están en condiciones ni económicas ni financieras para asumirlos; así como insisten en potenciar las Diputaciones sin reformarlas, manteniéndolas ajenas al refrendo popular.

Por todo esto no creo que la Ley salga adelante tal y como está planteada. Este es el momento en que esos Diputados y Diputadas hagan valer sus conocimientos y experiencia y defiendan a los ayuntamientos de los que provienen.