Música en el Gurméndez

“…ti tes da bondo
co que tes escondido
neses teus ollos…”

Eran las palabras amorosas de Curros, que un día se convirtieron en música de Chané y que sonaron interpretadas por integrantes de la Banda Municipal de Ferrol en la Plaza Concepción Arenal, presidida por la escultura que inmortaliza en piedra la figura de esta ferrolana-¿Por qué no está aquí la de Gascón, que se recuperó para esta ocasión? -, mujer de excepción en su tiempo, como otras madres de la patria gallega, Rosalía o Emilia Pardo Bazán, que supieron luchar desde su femenina condición en un mundo de hombres, ratificando el hecho contumaz de que ellas fueron capaces.

El Club de Prensa de Ferrol, perfilando una inteligencia “excéntrica”, como apuntaba el catedrático López Pina, en su brillante intervención en la XVI Edición del Curso de Pensamiento Carlos Gurméndez: supo poner en valor los principios que un día “la visitadora de cárceles” aplicó como dogma de vida en una labor encomiable hacia los más desfavorecidos.

No era suficiente para Concepción Arenal lo que escondían sus ojos. No. Ella embridó los principios que movieron su existencia desde un punto de partida utópico, convirtiéndose en una mujer inusual, diferente, por sus ideas y acciones. Correctamente casada, cumpliendo sus deberes de esposa, en una sociedad que no la entendía aún abrigó el tiempo para el amor, en brazos del músico Jesús de Monasterio, en pasión prohibida que me hace recordar los versos de Joan Maragall:

“ Nos entenderemos sólo por el amor del hablar: porque en amor, medio entender una palabra es entender mucho más que entenderla del todo..”.

El tiempo, convertido en cuna de su inmortalidad, hace que suenen para ella los compases de la Canción de Berce, de Rogelio Groba, en esta ofrenda floral, entre los que se mecen nuestra curiosidad y admiración en el denodado transcurrir del más fugaz que nos permitió aproximarnos a nuestra insigne Concepción Arenal. Un brindis a los jóvenes intérpretes.