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15 años después de aquel "milagro"

viernes, 19 de abril de 2013
Las píldoras milagro.

Primavera de 1998. Vigo. Comida entre dos pintores viejos como los de la canción de Machín, pero que en vez de pintar “angelitos negros” plasmaban en sus lienzos desnudos de mujeres vestidas… en sus ratos libres. Su capacidad creativa se lo permitía y aquellas dos firmas eran de las más reconocidas de la plástica gallega.

—- ¿Qué? ¿Tú también gatillas?

—- Hombre, como todos, más o menos, alguna vez suena la flauta, por una parte ya ves y por la otra que quieres que te diga…

—- Pero José, si ya tenemos en las farmacias la pastillita. Ya no hay problema contra la disfunción eréctil…

—- No, Pepiño, no. Yo pastillitas azules no. Me niego.

—- Es la píldora milagro, mi amigo. Recuperas tu virilidad…

Sirita, la dueña del Bar Roucos, no perdía detalle de la conversación porque ella, en realidad, debía saber poco de esas cosas de hombres. Por aquel entonces creo que ni siquiera tenía novio…

—- ¿Pero tú la probaste, Pepiño…?

—- ¿Y con quien José, con quien la voy a probar yo?

En esto llega otro Pepe, licenciado en derecho y culto de carrera, para poner punto y final a tan viril conversación. Se sienta. Toma la “clara” puesta con diligencia suprema. Los dos “pepes” miran al tercero con curiosidad. Y el ilustre intelectual, les dice:

—- Á muller non hay que terlle medo… Namentras quede lingoa ou quede dedo…

Amor, amar.

Ahora que los laboratorios de “la píldora azul” celebran quince años de su aparición en el mercado farmacéutico, me acuerdo de aquella conversación con la que enriquecieron mi cultura sexual dos quintaesenciados del arte y un intelectual de los que ya no quedan en la Galicia Única.

Pero creo recordar que la píldora que nos hacía machotes, tuvo en este país nuestro una aparición controvertida…

Primero, porque era carísima.

Segundo, porque tu médico te decía…

—- Allá tú. Te corrige un defecto que no una enfermedad, pero tiene efectos secundarios que quizá pudieran causártela…

Tercero, a nadie le gusta meterse un pastillazo…

Total que, ahora que lo pienso, no fue bien recibida.

El caso es que sí, ahí sigue la píldora milagro acaparando la atención de un mercado cada vez más numeroso debido, según los expertos, al ritmo de vida que llevamos…

—- ¿Qué ritmo?

La pregunta es de Manuel que se pasa el día y la noche a “velas vir”, por si vinieran…

“Viagra”, quince años después de aquella aparición estelar, tiene otras dos pildoritas competidoras, pero aún acapara el 45 por ciento de las ventas en farmacia… Y ahora los médicos –los especialistas en cuestiones de sexo- están a su favor:

—- La llegada de este medicamento supuso un cambio radical tanto a nivel sanitario como social. Hasta entonces los pacientes tenían que inyectarse una sustancia en el pene o recurrir a una prótesis, algo a lo que renunciaba la mayoría…

No me extraña. Como tampoco me sorprende que haya dejado de ser un tema tabú y que se hable ahora del asunto con toda naturalidad. Tanta que, hasta monseñor Rouco Varela la va a recomendar un día de estos para que su rebaño crezca, aunque hagas la faena inicial después de la jubilación prometida por Rajoy.

Personalmente creo que el antídoto al gatillazo es tu pareja y tu cabeza; y hay algo que a mí jode y mucho de estos laboratorios que han llegado con esta primavera a la “edad del pavo”: que me llenen el correo de “spam” todos los días y pretendan, además, colarlos como “comentarios” en esta revista digital.

Supongo que a ti, colega, te pasa lo mismo…

Después de escribir lo anterior:

Me entero leyendo un periódico que un prestigioso urólogo gallego ha dicho que aquellos principios estaban “llenos de falsos mitos” y que todo el mundo puede tomar tranquilamente este “medicamento”.

Eso sí, todo el mundo menos…

—- Aquellos que sufren cardiopatía isquémica y se tratan con nitratos porque sus fármacos pueden interactuar y causar un bajón de tensión; y aquellos pacientes cuyo estado físico sea lamentable, gente que no puede hacer esfuerzos como subir a un segundo piso sin oxígeno…

Y concluye el ávido experto…

—- No es que “Viagra” les sea perjudicial es que no pueden mantener relaciones…

Pero, por si acaso, añade…

—- En unos años creo que habrá otra pastilla similar que tomarán todos los mayores de 50 años…

Lo que no cuenta el ilustre galeno es el último viaje que le ha pagado “Viagra”, con la disculpa de uno de esos congresos informativos que celebran estos laboratorios.


www.galiciaunica.com
Rodríguez, Xerardo
Rodríguez, Xerardo


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