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Las cartas del Abuelo Pascasio (XXII)

lunes, 18 de febrero de 2013
En la esquina de Belgrano y Pasco.


Muy querida nieta Cristina:

A lo mejor te parece que los abuelos emigrantes somos un poco pesados con el tema del Centro Gallego de Buenos Aires. Te aseguro que nuestra insistencia está justificada por el dolor que sentimos pero también es cierto que no estamos deprimidos al tener depositada la máxima confianza en los descendientes. En la última reunión de la agrupación nos dedicamos en sesión monográfica a redactar una carta para el Dr. La Blunda [Interventor] que mis compañeros me pidieron te hiciese llegar antes a ti para ver si va bien así o hay que hacerle correcciones.

Sr. Interventor Judicial del Centro Gallego de Buenos Aires
Dr. Carlos La Blunda

Estimado don Carlos:

Lo primero que queremos es pedirle disculpas por escribir una carta pública. El envío a la prensa de estas líneas responde a nuestra gran preocupación por el futuro del Centro Gallego de Buenos Aires que como usted comprenderá no es un tema de carácter reservado o privado. Nos sentimos apenados delante de la intervención de la más importante entidad gallega de la Argentina. Ahora mismo nuestra centenaria asociación de emigrantes está fuera del control de sus autoridades electas. Sobran, como es obvio, los motivos para que los abuelos estemos alerta ante los acontecimientos que se vayan sucediendo en el espacio porteño en el que falleció el gran humanista Alfonso Rodríguez Castelao.

Estamos hablando de más de 100 años de una historia repleta de éxitos en la contribución solidaria al bienestar físico y sentimental de los gallegos en la capital argentina. Hay que reconocer, siendo objetivos,que el año 2012 debe ser calificado con una cruz negra o un punto negativo dentro del apartado de gestión de las sociedades gallegas en el exterior. Los abuelos emigrantes levantamos un hogar democrático en el que –al unísono-- se pudiesen calentar cuerpo y espíritu. Aquellos valientes albañiles que cruzaron el mar hicieron un nido protector con los mimbres rioplatenses pero sin olvidar la tradición artesanal gallega de crear piezas de utilidad.

Los esfuerzos y sudores de los fundadores mueven la sangre y el corazón de los herederos que recibieron un doble legado: material e inmaterial. Los nietos no pueden renunciar o dimitir de la estirpe originaria que que el ADN no se puede elegir como si fuese una pollera o un pantalón. En los tiempos que corren, los pesos cada vez mandan más pero si somos serios y honrados defenderemos con firmeza la viabilidad de la vieja mutualista gallega sin caer el error de moda llamado “privatización”. A nuestro entender, el fallo no está motivado por el modelo asociativo y para muestra tenemos en Montevideo a la Casa de Galicia que sale adelante con sus propios recursos.

Somos conscientes, don Carlos, que su labor está llena de dificultades. No es sencillo el cumplir con un engargo ético que no recibirá ningún premio o medalla. Lo que usted haga será analizado por los historiadores dentro de unos años cuando recojan las crónicas de unos meses de incertidumbre y desaliento. Le recomendamos que se vacune para poder ir por los corredores del Centro Gallego debidamente inmunizado ante las “chamuyadas” de los recetadores de pócimas mágicas que prometen curar al enfermo sin tratamiento agresivo. Usted conoce al paciente y el diagnóstico es que está infectado por una activa bacteria de la variedad “coimera-malandra” que destruye las células sanas como hace el gusano en la canasta de las manzanas.

Le queremos pedir convoque reuniones mensuales para debatir sobre la estructura societaria del nuevo Centro Gallego. Nos parece que es imprescindible el lograr un consenso entre las partes implicadas por lo que, en principio, deberán estar alrededor de la mesa los representantes de los asociados [Sra. Donsión], de los trabajadores, de las autoridades argentinas y de la Xunta de Galicia. Creemos que la participación de la Xunta va más allá de una subvención para aliviar las cuotas de los socios nacidos en Galicia; nuestro gobierno autonómico tiene asumido el compromiso moral de no dejar que se evapore el patrimonio material e inmaterial de los gallegos en el exterior.

Los abuelos somos optimistas y confiamos que de las reuniones salga una entidad de futuro o dos [Hospital e Instituto de Cultura]que no llegarán fruto de los apuros y las improvisaciones. Esperamos sensatez y que ninguno de los asistentes levante la tapa de la olla para meter adentro el aditivo de la “privatización” porque nuestro caldo tradicional no admite componentes ajenos que le estropeen su sabor. Las actuales propiedades de las que es titular el Centro Gallego fueron adquiridas para uso social y las valiosas obras de arte [Castelao, Colmeiro, Díaz Pardo, Maside, Laxeiro, Seoane] forman parte indivisible del inmueble. Las pinturas son símbolos que representan a cada uno de los emigrantes desembarcados en la Argentina ya que así lo estipularon sus autores en agradecimiento a un lugar en el que nunca les faltó un mate que les calentase las nostalgias.

Terminamos nuestra misiva ofreciendo nuestra mayor colaboración para intentar que los antes posible vuelva el Centro Gallego a la senda del progreso cultural y sanitario. Los abuelos nos despedimos pero antes le hacemos constar que autorizamos al compañero Pascasio para firmar la carta en nombre de todos los simpatizantes de la Agrupación Electoral Celestial “Cristina da Fonsagrada”. Reciba un saludo de cordialidad gallega. Atte.

Fdo.: [P.O.]
Pascasio Fernández Gómez

Bueno, querida nieta, te pido no tardés mucho en corregir lo que sea para así poder mandarle lo más rápido posible la carta al Interventor La Blunda para que vea que a pesar de los años trascurridos, los abuelos gallegos seguimos con fuerzas cuando se trata de sacar la carreta atrancada en el barro para volverla a la buena huella.

Te mando un abrazo bien fonsagradino que te ayudará –no lo dudés-- a conservar y mantener intactos los valores democráticos en mi grandiosa segunda patria.

Pascasio Fernández Gómez
Suárez Suárez, Manuel
Suárez Suárez, Manuel


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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