La financiación de los Partidos

Que Bárcenas es un presunto chorizo, como chorizo resultó ser Roldán ante la sorpresa de los miembros del PSOE de la época, es un hecho irrefutable que todos los periodistas del Estado han comentado hasta la saciedad, por lo que a mí ya dejó de importarme el caso, aunque sí me interesa la reacción del actual presidente del gobierno, de su ministro de Hacienda y de la cúpula del Partido Popular.

¿Por qué? Con su mayoría absoluta, mis amigos, tienen Rajoy y los suyos la gran oportunidad de, una vez por todas, acabar con la corrupción, el cáncer de esta España enferma que hay que llevar inmediatamente a esa unidad de Urgencias de un Hospital mermado por los recortes.

—- ¿Cómo se corrompe un político aquí y en la China de Josep Lluís?

Fácil, se le ofrecen sustanciosas comisiones a cambio de millonarias adjudicaciones de obras o servicios. El corrupto suele tragar, aunque quiero pensar que una gran mayoría de los políticos no lo hizo nunca.

De todas formas… ¿Cómo puede adjudicar grandes obras un solo señor? ¿No tendría que contar con la complicidad de sus compañeros de consejo o de gobierno?

En teoría eso debiera ocurrir, pero el corrupto es el hombre clave porque es el único que tiene línea directa con la dirección del partido y habla siempre en nombre de ella…

—- ¡Hay que adjudicar esta carretera a esta empresa porque es cosa del partido!

Y todos suponen que el empresario equis es uno de los que financian las campañas millonarias, esas sedes a todo lujo, los coches oficiales y hasta los sueldos de los dirigentes, porque para los manzanillos siempre llega lo que se recauda legalmente.

Ya sabes. Un partido político tiene varios modos de financiarse:

1.- Con las cuotas de sus afiliados. Aunque sean miles, pagan pocos.

2.- Con las subvenciones oficiales que se reparten según el número de votos obtenidos en las diversas confrontaciones electorales.

3.- Con donativos de ricos con rúbrica o ricos anónimos…

4.- Y con las cantidades que se consiguen mediante comisiones por “favores”. Algunos lo sabemos a ciencia cierta porque hemos tenido la oportunidad de conocer a alguno de esos “hombres del maletín”, que eran y son los que se afanaban y afanan en hacer ostentación de poder…

¡Como Bárcenas!

—- ¿Cómo evitar el choriceo que invoca en vano el nombre del Líder?

Pues así:

1.- Cambiando la poco democrática ley electoral actual por otra que pida el voto para la persona y no para el partido, como ocurre en los países avanzados. Eso no quiere decir más que el ciudadano votará a quien conozca y no una ideología que coloca a un Bárcenas de senador por Cantabria sin siquiera conocer esa Comunidad, con lo bonita que es. En “provincias”, sabemos muy bien quien es quien…

2.- Reorganizando las maneras de adjudicar las obras públicas de tal manera que representantes de todas las formaciones políticas, del gobierno y de la oposición, tengan acceso a todos los expedientes presentados y participen con su firma en la adjudicación.

3.- Limitando el gasto de los partidos políticos a las subvenciones oficiales, a las cuotas de sus afiliados, y las donaciones de empresas o particulares que estén dispuestas a figurar en la contabilidad como tales y se comprometan a no concurrir a concursos públicos.

4.- Fomentando los servicios propios de las administraciones, no adjudicándolos a empresas o entes privados, que los encarecen y aún encima son de peor calidad, como por ejemplo la Sanidad y la Enseñanza.

—- ¿Están Rajoy, sus ministros y su partido dispuestos a tomar tales medidas? ¿Y la muy leal y noble oposición? ¿Cuántos dirigentes y cuantos partidos están de acuerdo en adoptar estos convenios de forma conjunta?

Además, claro, hay que reformar la Constitución… evitar los abusos de poder de los bancos… de las empresas energéticas… de las otras patronales monopolistas…

Y, muy importante, no indultar a los presuntos ladrones y sinvergüenzas como Bárcenas en el Consejo de Ministros…

Si hacemos todo eso y algo más que se les ocurra a los padres de la patria, España saldrá pronto de la UVI… que aún pertenecerá a un Hospital público.

Si no ocurre nada de esto… alguien tomará las calles nuevamente, porque algunos estamos llegando a viejos, que decía el cantor.

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