Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Impunes y con medallas

martes, 09 de octubre de 2012
Recuerdo cuando en mi juventud bajé del autobús que me llevaba a la Complutense (Madrid) y un número indeterminado de “grises” a caballo la emprendían a palos y trataban de rociarnos con tinta a unos estudiantes que no habíamos hecho nada, a no ser que fuese delito tratar de ir a clase.

Corrí tanto aquella tarde que llegué al estadio Bernabeu. Como lo hice aún no lo sé hoy. Al año siguiente, en Santiago, en la cafetería “Los Porches”, mi amiga y vecina Ana, lloraba desconsolada por la misma razón, después de perder un zapato en las carreras que originaban los antidisturbios. Eran finales de los años sesenta.

En el dos mil doce, días pasados, ya teóricamente consolidada la democracia, en las inmediaciones del Congreso de los Diputados, los antidisturbios actuales repartían leña como entonces. Hay cosas que no cambian, aunque ahora todo se vista de legalidad que se pasa por los “cataplines” sin que nadie lo arregle.

La ley obliga a las fuerzas de seguridad del Estado a que se identifiquen y han llevar en lugar visible el número de identificación. Lo reclamaban los manifestantes. ¿Ustedes lo han visto? Pues yo tampoco. Y, para más inri el Ministro en cuestión los felicita y les da medallas.

Esto que ocurre con los antidisturbios me hace pensar en los privilegios y abusos que suelen utilizar las fuerzas de seguridad del Estado a todo nivel. Desde policías locales que se van con el coche patrulla a tomar vino o a leer el periódico en lugares apartados, al continuo trasiego de guardias civiles por los bares-incluidos los de tráfico- y hasta la excesiva frecuencia de los “secretas” –que conoce toda la población en ambientes pequeños-en las cafeterías. Muchos somos los que nos preguntamos cosas como quien les pone a ellos el globito, por ejemplo.

Días pasados traté de publicar un artículo jocoso denunciando, por ejemplo, un lugar que destrozan las jardineras de mi pueblo porque trato de ser un ciudadano comprometido con el bien común, y un amigo me avisó de que tuviese cuidado porque, si no tenía documentos y testigos me podía denunciar el Sindicato de policía. Adelante, mis valientes.

Lo que mis ojos ven-sea en Madrid o en Viveiro, no necesita ni testigos ni documentos, son cosas que son verdad por el artículo aquel que es la propia experiencia. ¿Quien viviendo en un barrio de una ciudad no ha visto un taller clandestino de chinos? ¿Quien no ha encontrado nunca un guardia tomando los pinchitos en zonas de poco tránsito? ¿Quien no se ha topado con municipales durmiendo en el coche patrulla?

No soy de aquellos que trata de despreciar su labor, muy al contrario, soy muy respetuoso y agradecido a su trabajo cuando ese revierte en beneficio de la sociedad. Lo que aquí trato de decir es que nadie ha de gozar de patente de corso y ningún uniforme ha de esconder impunidad e ineficacia.

Las fuerzas de seguridad han de ser ejemplares en su proceder, por ello conviene que a quien corresponda tome las medidas precisas para un mejor funcionamiento y ciertos abusos y costumbres han de ser corregidos por el bien de la sociedad a la que representan.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES