Fidel no era comunista

Tras la apariencia de una Cuba alegre y festiva, el régimen de Fulgencio Batista, que había dado un golpe de Estado en 1952, poseía una policía secreta sádica que torturaba y asesinaba a los opositores, pacíficos o armados.

Tras el golpe, el mismo Batista que había sido presidente electo entre 1940 y 1944 encabezando el partido socialista apoyado por el comunista, multiplico su crueldad y rapacidad, enfrentado a miles de jóvenes demócratas.

Mariana, una adolescente gallega hija de exiliados republicanos, llegó a la isla poco antes del golpe para integrarse en el ambiente burgués de su familia.

Comenzó a estudiar Periodismo con numerosos opositores, y enseguida se hizo agente secreto al servicio de la insurgencia.

Su líder más conocido era otro “gallego” que negaba ser comunista, Fidel Castro, primer responsable del asalto al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953.

Así nació el Movimiento 26J al que Mariana servía como mensajera y espía por toda La Habana. Cayó varias veces en manos de los sicarios de Batista, y en una de ellas la hirieron de un disparo.

La historia real de Mariana, que aún vive en la Mariña lucense, y la traición de Fidel a la revolución democrática, las narra Xavier Alcalá, magnífico novelista no muy conocido fuera de Galicia: escribe en gallego y tiene poca obra traducida al castellano.

Manchego, pero formado desde niño en Galicia, acaba de publicar, esta vez primero en castellano, “Verde Oliva” (Ed. Nowtilus), la historia de Mariana, que llegaba desde la España negra de los 1950 a aquella Habana aparentemente cosmopolita.

“Verde Oliva” es una gran novela sobre Cuba antes del triunfo de Fidel, quien finalmente resultó ser comunista y un sátrapa peor que Batista, como reconoce apesadumbrada Mariana, heroína traicionada por su paisano.

Alcalá ya había escrito antes un libro de viajes sobre Cuba, “La Habana Flash”, traducida al castellano y editada también por Nowtilus, en el que retrata con realismo y ternura la destrucción del hermoso país por la dictadura comunista, cuya inhumanidad no ha podido destruir la humanidad de muchos cubanos.