Por qué estamos acojonados

Juan José Millás, uno de mis favoritos, escribía la semana pasada algo que me hizo reflexionar sobre la importancia del acojone, con su teoría de las elecciones griegas y el síndrome de Estocolmo. Decía el escritor algo así como que “los votantes helenos se echaron en manos de sus secuestradores” y Europa entera suspiró aliviada porque, de resultar elegida la gente partidaria de la salida del euro, el efecto dominó nos alcanzaría a todos.

El pánico, amigo mío, ya cundió hace tiempo. Fue cuando comenzó a utilizarse el inglés en la economía y saltaron a nuestra primera página los nuevos Moodys, que por desgracia, nada tienen que ver con aquellos Moody Blues de mis “Noches de blanco satén” tan geniales.

Aquí ya hace tiempo que estamos todos acojonados porque, aunque no entendemos nada de lo que nos dicen supone un rescate, sí ya estamos conociendo sus efectos. Eso sí, sin prisas, “paseniñamente” como decimos los gallegos; es decir, poco a poco aunque sin pausas.

Mi amigo Carlos, que es el del PP y amigo de él, dice que este es el estilo de Mariano. Se refiere a la manera de gobernar la crisis. Y yo te juro que, aun conociendo bien al presidente, sigo sin comprender esas medidas que ya tomó y esas otras que dice habrá que tomar.

No, no entiendo.

No entiendo cómo actúa la Agencia Tributaria con los muy ricos, a los que perdona sus deudas; y sin embargo acosa a los trabajadores que cuentan las habas para pagarle.

Tampoco comprendo por qué mi ayuntamiento de Ames quiere cobrarnos a todos cuatro años de “recolleita do lixo” que el gobierno anterior, socialista, no cobró “porque se trataba de un servicio gratuito”.

Ni soy capaz de entender porque a la gente la acojona su jefe después de esa Reforma Laboral que era cojonuda para crear empleo.

Y mi capacidad de comprensión no me permite saber los porqués de tantas cosas que están sucediendo que nadie se explica y no cuentan con meridiana claridad ni el gobierno de España ni sus ministros.

¡Es que nadie se lo explica! Ni siquiera Moncho, mi gestor, el que me hace la declaración de la renta y que es un faquir interpretando los papeles de Hacienda que están hechos, digo yo, para que los pobres mortales no los entendamos y los “monchos” se hagan ricos, que es lo suyo.

No entiendo que todo esto se haga con el pretexto de acabar con esta puta crisis que nos mata. Porque… ¡Verás!

Es que ni los empresarios están contentos y mucho menos los trabajadores, permanentemente acojonados por el “low cost” que se ha inventado la Merkel, supongo que solo para Grecia, Portugal, Chipre, Italia y España…porque el resto de Europa vive como Dios…manda.

¿Qué no sabes lo que es el “low cost”? Eso sí te lo puedo explicar yo…

Significa que tengo compañeros que trabajan doce o más horas diarias, todos los días de la semana, incluso sábados y domingos; y sin embargo cobran como Ryan Air si viajas sin maleta y compras el billete un año antes…

Por eso estamos acojonados los curritos. Porque además de trabajar como burros para cobrar como aprendices no nos queda otro remedio que tragar… ¡Si queremos seguir currando!

Y si cunde el pánico es porque nadie sabe si hay futuro aquí, en mi tierra, para mi gente; que todos ignoramos si seguirán haciendo negocio las líneas de bajo costo, llevándose al extranjero y para siempre a la generación que mejor hemos formado…

Por todo esto, estamos todos acojonados, Mariano, presidente… ¿Tú no lo estás?


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