Inviernos blancos con tele de fondo

El invierno es ahora blanco en la cumbre y transparente en la ladera de hielo porque han vuelto a la Tierra los días cortos, esos de tempranas noches de lareira.

Se habla, junto al fuego de la chimenea, del cambio climático, de los mercados y de los anuncios de la compra de oro.

— Tí eres rico, que ainda che queda ouro por vender…

— ¡Xa pasaron as eleccións!

— ¿E que tal o fará o Mariano?

— O Celta nada, chico, falloúnos co Deportivo.

— ¿E viches o programa de Imanol e de Echenove?

— ¿E grabaríano no século dazanove?

Se comenta todo lo comentable de lo que pasa en este siglo XXI en la urbana modernidad, culpable de nuestros males presentes y tal vez futuros. Se habla, más que nada, de eso que llaman crisis y parece que jode. Por eso se ve la tele. Pongan lo que te pongan.

INVIERNO DE NIEVE

La expresividad del paisaje intenta remediarlo todo. Sí. Esa refulgente calma del país que se extiende desde la montaña al mar siguiendo la ruta de los valles profundos… Pero suceden esas cosas de la economía y en la capital cobra fuerza la palabra y el grito, porque decrece la cabaña en los prados próximos.

Eso sí. Nos queda la selva de los maquis para vivir tranquilos.

Desde las altas cumbres nevadas se contempla un paisaje de árboles de montaña, hasta donde llega el agua de ríos de nieve ardiente, que son los que generan la belleza del bosque de invierno. Este paisaje lo dibujan fragas legendarias, que habitaron monjes y es en donde se escondieron los románticos guerrilleros de nuestra historia.

Las gentes venidas de fuera no son capaces de encontrar los soutos de castaños de medialadera, las carballeiras que atraviesan las arterias peregrinas, los acebos que trepan hasta la cumbre, los alisos con madera para gaita y los pinos verdescentes, los del himno. Todos estos son los árboles que se unen para procrear el bosque de invierno, el paraíso natural. Pero les pasan desapercibidos.

Como, si no se los muestras también desconocerán los Cañones del Sil… O la grandeza y el por qué de la Ribeira Sacra… El Monasterio de Santo Estevo genialmente recuperado y convertido en el mejor de los Paradores de Turismo… O esos buenos tintos mencía de ahora que nada tienen que envidiar a los Rioja.

PARADOR-MOSTEIRO DE SANTO ESTEVO DE RIBAS DE SIL

A esas gentes, sobradas de buenas intenciones, tendrás que contárselo tú, técnico de turismo de la Diputación, de otra manera; sin tópicos, pensando que en Ourense hay una bella postal nocturna junto al río termal y un casco antiguo de enorme interés artístico….

Y cocidos como el del Roupeiro, que aquí ya no se cocina en las viejas potas de la tatarabuela…

Sí, tendrás que contárselo a esas gentes que nos sacan en la tele como paletos de segunda, de los que nos ponemos paja encima del traje para que no nos moje la lluvia y bebemos el vino del Sr. Cuerda que…

— Seica víu a facer unha película…

A esa gente de la tele tendrás que decirle tú que a Ourense han venido vascos a montar su aldea rural; italianos con restaurantes a lo Suiza; profesores de Harvard solo para convivir; actores de Hollywood a reencontrar su paz interior; africanos sin bandera que hacen la tortilla mejor que nadie en un moderno 24 horas; Ana Chapmany, la inglesa de Parada, que tiñe telas con arbustos del mismo bosque que luego teje en su telar… Tendrás que hablarles de las cerca de veinte mil personas extranjeras que han elegido esa provincia por su paisaje y por su paisanaje, pero también por esa comodidad rural que nada tiene que ver con el pasado…

CENTRO SUPERIOR DE HOSTELERIA DE GALICIA

Y tendrás que contarles que hay en Galicia una Escuela Superior de Hostelería que abastece de profesionales a establecimientos de medio mundo. Que exportamos grelos a Australia, algas marinas a media Europa, erizos de mar a Estados Unidos, vinos blancos y tintos a treinta países… Y también marisco, pescado, porco celta, capones, lampreas, angulas…

Que en Ourense tienen sus sedes Adolfo Domínguez y Roberto Verino, creadores de tanto prestigio como algunos que salen muy a menudo en esa misma tele…

¿Qué más?

Bueno, tú ya sabes que contarle de sobra a Imanol Arias y a Juan Echenove que, sin pretenderlo, el otro día en la tele nos han hecho retroceder a aquella Galicia profunda que yo no viví ni de niño…

Porque, recuerda que estamos en crisis y no está el horno para bollos, aunque el horno sea de Cea…