José Blanco, británico

Lucía Figar, la consejera de Educación de Esperanza Aguirre, está indignada con el ministro de Fomento, José Blanco, por afirmar en una entrevista que envía sus dos hijos a un elitista colegio privado británico porque donde vive, en Las Rozas, al norte de Madrid, no hay centros públicos bilingües.

Blanco atacaba así el aspecto educativo que más puede molestarle a Aguirre y a su consejera: negarles a ellas, que hablan varios idiomas con fluidez, que están convirtiendo en bilingüe toda la enseñanza madrileña, aunque algunos profesores no tengan los mejores acentos.

Actualmente Madrid es la Comunidad que impulsa más aceleradamente el bilingüismo en España: en poco tiempo ha convertido ya siete de cada diez centros públicos en bilingües.

En Las Rozas, una zona de media y alta burguesía, y donde sus habitantes votan masivamente al PP, están los mejores servicios públicos de Madrid.

Los principales dirigentes del PSOE no votan al PP, naturalmente, pero tras abandonar sus pueblos o barrios de origen, entre ellos Vallecas, Coslada o Parla, se han trasladado en masa a esas zonas del partido rival, incluyendo Majadahonda y Pozuelo.

Migraciones comprensibles: todo político quiere acercarse a la riqueza y huir de la penuria.

En Las Rozas, 88.000 habitantes, hay diez centros públicos gratuitos y bilingües español-inglés en los que podrían estudiar los hijos de José Blanco.

Pero tanto él como otros socialistas y sindicalistas los mandan a carísimos privados para que se codeen con chicos de clase alta, para que convivan con los herederos de los poderosos de la economía; entran en su ambiente, y terminarán haciendo buenos casamientos.

Y el observador neutral debe defender a todo progresista inicialmente pobre que aspire a que sus niños absorban por ósmosis cierta riqueza social y económica, porque es muy humano, hombre.

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