Mujeres 4X4

Esos enormes coches de tracción cuatro por cuatro (4x4) hechos para selvas y montañas, llegaron a España como imitación del cine estadounidense durante el boom inmobiliario, cuando los predadores financieros exhibían olímpica virilidad porque sobre ellos eran más “citius, altius, fortis” que los demás.

Sugerían que poseían cotos de caza lejos de la urbe y afán aventurero, aunque casi todos vivían en pisos, o como mucho en chalés adosados, con garaje donde no caben esas bestias de enecientos caballos.

En el torrente de vehículos por las ciudades, allá iban esos machos Alfa medio metro por encima de los demás provocando tal envidia en los otros machos que nació una pugna general por exhibir iguales escrotos.

Las arterias, infartadas de colesterol circulatorio, muestren ahora innumerables mastodontes, quizás uno de cada tres o cuatro coches, apabullando a los demás y echándolos a las aceras.

Tras los cristales tintados intuimos que van personas brutales, porque se pegan a quienes les anteceden, les dan golpes de advertencia en sus traseras, y les sueltan inclementes bocinazos para intimidarlos.

Pero, ahora, observe usted a los conductores cuando se bajan para exhibir las gónadas de su agresividad pendenciera: resulta que ahora la mayoría no son varones, sino mujeres.

La mujer domadora de todo lo que se le acerca, la Mujer 4x4. Es una nueva especie usuaria de inmensos todoterreno negros, de mil modelos que aplastan al macho más bragado con brusquedades de volante y rugibocinazos de leona.

Cuando salen de su montura esas señoras no son grandes y poderosas, proporcionadas al vehículo, sino generalmente pequeñas, aunque poseídas por el ego de su escrotomóvil, cápsula que envuelve gónadas femeninas o masculinas que es mejor no provocarlas.

Mujeres 4x4. Hembras Alfa abusadoras sobre su arma de viril feminidad. El machismo a la inversa.