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Otro 20 de noviembre jubiloso para España

lunes, 01 de agosto de 2011
Pues ya puestos podían hacerlo festivo. Es la segunda vez que el 20 de noviembre se convierte en fecha de júbilo nacional. La primera fue cuando murió Franco, la segunda será este año cuando por fin nos quitemos a Zapatero de encima. Si lo que pretendía es que nadie relacionase ambos sucesos, haber elegido otra fecha, que anda que no hay domingos en el año para que justo haga coincidir las elecciones con ese día.

Evidentemente, no es lo único que ha pasado un 20 de noviembre: murieron Primo de Rivera y Tolstoi, nació Jorge Negrete, empezaron en 1945 los juicios de Nuremberg contra los nazis, y terminan las guerras napoleónicas en 1815. Pero nadie piensa en todo eso, todos nos acordamos de la muerte de Franco, y más cuando Zapatero ha demostrado en varias ocasiones que es un tema que le obsesiona y que ha reabierto él consciente e irresponsablemente. Para odiar tanto a Franco, ha conseguido que sus nombres se relacionen como Zipi y Zape, Mortadelo y Filemón, terremoto y Fukushima.

Pensar que faltan aún 4 meses de ZP, que se anunció como un champú anticaspa y ha resultado ser un ácido corrosivo, es lo único malo de la noticia, pero es comprensible que quien lleva ocho años resucitando la guerra civil no se haya resistido a hacer un último saludo en el escenario.

Zapatero se va como llegó, con una sonrisa que se ha convertido en una mueca y que ya no engaña a casi nadie. Digo "casi” porque aún queda mucho tonto por el mundo. Parece que no le llegó bien el mensaje claro de los españoles aquella fatídica noche de marzo de 2004, expresada por un chico de la multitud con su “no nos falles”. Sobre esa frase le preguntaron en Tengo una pregunta para usted en 2007 y contestó esto: “El 'no nos falle' siempre lo he interpretado como que hubiera un presidente que les dijera la verdad, que no les engañara y que, en la medida de lo posible, cumpliera su palabra”. Además de que se eleva a sí mismo a la categoría de Usted (originalmente era “no nos falles” y él lo pasa a “no nos falle”), el tiempo hace que nos haya fallado. Nos ha mentido, reiterada, descarada y manifiestamente.

Cuando anunció que convocaba elecciones tuvo la cara dura de decir que hacía semanas que lo había decidido, con lo que es evidente que todas esas veces que durante ese tiempo dijo que no habría elecciones anticipadas nos mentía a la cara. Es decir, que nos ha tomado el pelo por enésima vez tras decir que no había crisis y todos esos rollos. Hasta en la campaña su eslogan fue insultantemente falso: por el ¡¡¡pleno empleo!!!

El PSOE, que se autodenomina “progresista”, es el partido que más nos hace estar pendientes del retrovisor. No pretenderán que nos olvidemos de sus “motivos para creer”, de su machacona insistencia con el tema del franquismo y la guerra civil. Hasta su “nuevo” candidato nos hace estar todo el rato recordando el GAL, FILESA, el “los españoles merecemos un gobierno que no nos mienta” y esas cosas. El tema no es que lo saque yo, es que si pones de candidato a quien fue portavoz del Gobierno de los GAL lo raro sería no mencionarlo. Si el PP pusiera de candidato a Aceves estaríamos todo el rato hablando del 11M, y me parecería lógico incluso.

Rubalcaba viene ahora de novedoso, de gran descubrimiento. No sé lo cómo puede ser tal cosa un tipo que lleva en los gobiernos del PSOE desde la noche de los tiempos, que sobrevivió al mismísimo Felipe González y que se aupó a lo más alto a costa de sus antes compañeros, que dio la cara del PSOE en los tiempos más negros del socialismo, con secretarios de Estado metidos entre rejas, y que necesita desesperadamente desmarcarse del presidente peor valorado de la historia de España al que ha servido hasta ayer mismo como superministro y vicepresidente.

Zapatero se va, por fin, y nos deja como herencia cinco millones de personas en el paro, una situación que roza la quiebra absoluta y a Rubalcaba como el gran renovador. Lo que se viene a llamar una herencia envenenada en toda regla.
Latorre Real, Luís
Latorre Real, Luís


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