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Los incendios forestales

lunes, 11 de julio de 2011
Este es uno de los problemas más complejos de la sociedad actual y una de las mayores preocupaciones de los ciudadanos gallegos. Porque se trata de una plaga que, pese a las mejoras introducidas en los sistemas de prevención y extinción, sigue siendo la mayor amenaza contra la riqueza natural de Galicia. Sobre todo cuando las condiciones meteorológicas son adversas, como se prevé resultará, al final, este verano.

Por lo de pronto, cuando estoy escribiendo este artículo, me asomo a la ventana y veo desde mi casa fuego en tres de los montes que la circundan. Y estamos al comienzo del estío.

Lo primero que nos piden los expertos es que nos unamos contra el fuego, porque la única manera de afrontar tan grave dificultad es cosa de todos. Todos, absolutamente todos los estamentos sociales, debemos tomar conciencia de la magnitud de la catástrofe y colaborar en su erradicación con los medios a nuestro alcance.

Y cuando digo “todos” me refiero también a quienes ven en los incendios un arma política, arrojadiza, tópica, fácil y demagógica contra el partido en el poder. No me gustó nada como titubeaba el delegado del gobierno del Estado, al hablar de los “pocos medios autonómicos de los disponía Galicia”, desmarcándose de la necesidad de colaboración de las correspondientes unidades militares y un suficiente número de aviones cisterna.

Los incendios forestales no son solo un problema ecológico. Suponen también un lastre económico importantísimo en la época en que vivimos, tanto por el gasto que originan como por la naturaleza de lo que destruyen.

Además, subyace bajo su casuística la desafección tradicional de la Galicia rural por algunos de sus bosques; ya que la repoblación forestal impuesta es tan antigua como el propio feudalismo que la inició. De ahí, quizá, el desinterés que demuestra la Galicia urbana por cuanto pueda suceder al monte gallego.

Pero es vital la colaboración de todos en la lucha contra el fuego, incluso los urbanitas parrilleros de fin de semana. Y también debemos convencernos de que es un problema complicado que no solo solucionará un buen servicio de extinción, sino además un buen plan de prevención.

Recordareis que la complejidad de los incendios forestales obligó a las autoridades a crear una fuerza policial especial para perseguir a quienes los provocan. Porque, al margen de las causas aisladas o de conductas imprudentes, se demostró ya sobradamente que hay un buen número de pirómanos capaces de provocar fuego en cuatro sitios distintos, la misma tarde y en el mismo monte.

En lo que va de año, es decir, en seis meses, fueron detenidos nada menos que 53 pirómanos por prender fuego a los montes de Galicia. Menudos cafres y menudos cabrones si fuesen reales algunos “porqués” de los que te dan en privado los miembros del staff político de la lucha contra el fuego forestal.

Sin embargo y pese a las muchas críticas que hacemos en este terreno a los gobiernos, al autonómico y al del estado, reconforta saber que este año, al menos, hay un Plan de Defensa contra los Incendios Forestales; que funcionan un consejo “anti fuego” y un comité de coordinación policial en el que están representadas todas las administraciones; y que la gente está convencida de que aquello de “todos contra el fuego” es hoy mucho más que un viejo slogan.

Porque el fogueteiro de mi pueblo ha dejado de echar bombas este año por si alguna caía entre los eucaliptos y Manuel contrató una desbrozadora especial para limpiar de maleza sus montes…

¡Los dejó impecables por solo cincuenta euritos! Así que prevenir no es tan caro…

www.galiciaunica.com
Rodríguez, Xerardo
Rodríguez, Xerardo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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