La función del periodismo es comunicar objetivamente lo que pasa. Hacer preguntas, investigar, comprometerse y ser independientes. Creíbles. Pero en esta España bananera la mayoría de los Medios y un buen número de periodistas serviles se convierten, por arte de magia, en portavoces del PODER. A cambio: cargos públicos, publicidad, subvenciones, privilegios y favores políticos. Es patético. Y la Asociación de la Prensa, faltaría más, con los que mandan. Se impone el silencio. Si una información es veraz pero perjudica de alguna forma se encierra bajo llave en el baúl de los recuerdos. Y punto.
Por otra parte, el periodista independiente se autocensura porque hay temas que no se pueden tocar. Y hay que comer. La Libertad de Expresión Artículo 20 de la Constitución- desaparece del mapa y aparece la censura previa. Como hace por ejemplo EL PAÍS en relación al Club Bilderberg. Ver Fascismo Global.
Hoy, la Prensa escrita se encuentra en un estado de coma irreversible. La Radio, en cambio, goza de muy buena salud. Lo peor: los programas clonados y eternos de las Cadenas Generalistas. Son intragables y están más que politizados. La TV es lo que siempre fue. La Cosa Nostra de Berlusconi el pederasta conduciendo el camión de la basura al vertedero.
Pero los ciclos cambian. De un día para otro Internet se ha convertido en el segundo Medio más utilizado en el Mundo. Es la gran revolución del siglo XXI. Incontrolable. Y lo mejor: la información en directo entre mil prestaciones más- se lleva en el bolsillo. En un teléfono. Con esto no contaban las mafias del Poder y la Comunicación.