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La gala de la danza o la perfección hecha niña

lunes, 07 de junio de 2010
La gala de la danza o la perfeccin hecha nia A Laura Castro,
Candela Ferreiro y
Mónica López:
tres de las Tres Gracias
de aquella visión de una tarde de verano.


A veces, muchas más veces de las que merecemos, los dioses son buenos para con los hijos de los hombres y uno ha tenido la suerte de que Atenea libase su ambrosía entusiasmante en mi adormecida sensualidad estética la tarde pasado día 4, cuando el tedio de un fin de semana lucense podría haber buscado refugio en la monotonía recurrente de tantos así. Tersícore, la musa de la danza, se había conjuntado con el afán admirado y cumplido del Conservatorio Profesional de Danza de Lugo y el misterio de lo invisible se hizo poco a poco realidad de madrugada cuando los cuchillos de la música de Weber rasgaron los lienzos del tiempo y la invitación a la danza se hizo geometría bella, alcanzable y premiosa en la coreografía ágil y multicolor de Begoña Acuña y todo el coro de bailarinas de 1º Grado Profesional, triangulando mi visión, preferentemente, en el fucsia de Candela, el teja de Mónica y más tarde el azul esmeralda de Laura. Muerte de la gravedad y su ley, cuerpos reducidos a la dimensión de misterio y espíritu, roce sublime de seda y anatomía y lenguaje de muslo y brazo sagradamente níveos, escribiendo sentimientos y enigmas en las tres dimensiones del alma, de las almas todas del Auditorio que se subieron ya de la butaca al escenario, pienso. “Lonxe da súa primeira función defensiva, a serpenteante muralla dos bosque sagrado, tende as súas luvas como sinal de convite á danzaa na súa gala homenaxe”, y eso era y eso lograron, al menos en mí, Mónica y Candela y todo el cuerpo de baile de sus compañeras del Profesional Conservatorio: honor romano a éste y a aquellas, a todas en lenguaje de sentimientos y emociones que nos hacen, y gesto fino, armonioso y coordinado perfectos.

Luego del Who cares? -Natalie Wood y el ballet de West Side Story en mi mente y nada desmereció de nada- todo volvió a ser más de terruño y tinte vanguardista “regional”con Contravento. Música de Enya, Berruetto, Carlos Núñez, Dani Bellón y Diego Maceiras y tipismo coreografíco con guiños a Rey de Viana de Cristina Lata. “As nereidas emerxen á superficie para protexer ás xentes da vila da bravura do mar”. Allí estuvieron nuevamente las primaballerine del 1º y 2º Grado Profesional ahora también Laura en oportuno renacimiento del mito clásico de las hijas de Nereo y Poseidón en “sacralización” bonancible de las furias marinas que nos abaten de cuando en cuando a todos los hombres, porque “todos somos hijos de la mar”, y nuevamente la estética en inicial y prometedora floración, el conjuro de la danza hecha aspiración a lo óptimo en plástico cuadro de realismo y fraternidad marinera, cuadro multiescénico y complicado, resuelto con la sencillez con que todo lo resuelve la ilusión, la entrega, el dominio adquiridos en cientos de tiempos, horas y sacrificos como cuesta el acoplamiento entre vocación y éxito. Berruetto, Carlos Núñez... mecían el empaste del grupo de baile y este jugaba con aquél en guiños complices de la complacencia que permite el amor sobreentendido entre los hermanos de la farándula divina de todos los “tocados” por el arte. Muy bien todo y todas, y destacar el matiz encandilante e insustituible de la expresión facial del rostro, que en sonrisa y mirada oportuna al rito adecuado se comieron el mundo del espectador, ya entregado a todo lo que ellas quisieran.

Y siguió la gala hasta la apoteosis final, que me cuentan y ya no pude ver. Los dioses andaban por allí y el del Crono me arrebató a sitios peores pero obligados en aquel momento. Lo siento mucho por mí. Y por otra parte lo siento mucho por Lugo, porque la repercusión mediática del evento, posiblemente el de mayor categoría artística autóctono, ha sido dos líneas y una foto, destacando únicamente la causa de la efemérides y su ocasión política y silenciando neciamente su resultado y sustancia tan abundante.

Por mi parte, enhorabuena al Conservatorio Profesional de Danza de Lugo; felicidades y envidia a los padres y madres que engendraron y parieron y educan por estos caminos a estas hijas de las musas del arte y suyas. Y mi veneración a todas ellas, especialmente a Candela, Laura y Mónica, porque siendo tan “humanas” fueron y son tan divinas...
Mourille Feijoo, Enrique
Mourille Feijoo, Enrique


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