El espíritu de la navidad y su señoría de ERC

Pues sí, vamos allá, Señoría, ande, ande, ande la marimorena. Usted hacia las fiestas de invierno y yo hacia Belén, si es que todavía se me permite la libertad de darme ese gusto...

Pero antes echemos una rápida mirada hacia la casa que ambos dejamos atrás. Mire, lo que usted pretende con la propuesta de retirada del crucifijo de los edificios públicos y oficiales es muy simpático, desde luego, pero también es una solemne burrada, que no sé si usted ha caído en la cuenta. Cuando su señoría quiera joder a alguien, que eso es realmente lo que quiere, no se aplique vaselina, hágalo a pelo, o jubílese, hombre. O tal que els verds de la reserva americana, o sea, la Gran Cascada, que quiere su señoría sacar mucha tajada, arriesgando muy poco, y que da usted pena haciendo estas cosas en público, cuando hay tanto que hacer, con la que está cayendo.

Hala, a trabajar, hombre, caballero, senyor, o cómo se diga en catalán o en hemiciclo o en la alfombra roja o en traducción simultánea, que ésta es otra, también de usted o ustedes. Y anímese su señoría a hablar claro y no dé tantas vueltas, que se le ve el plumero y que un día de estos me voy yo a las Cortes y le llevo unos chorizos de Lalín, que son mejores que su espitec de casa Tarradellas, o unos quesos de Arzúa de tetilla o unos melindres de Ribadavia, que no hay neules o crema catalana que se resista, o una camiseta del Deportivo, que ahí sí que me gana usted, pero para la colección, vaya. Y de paso celebramos la Navidad, y pelillos a la mar¿ a que sí, meu rei? Y ya ve su señoría que la retirada del Crucifijo como que no, y que tampoco le pega un gran qué al imaginario colectivo suyo y mío; y lo del Invierno, pues eso, vai de seu. Y le llevo también un pernil de Carballiño, que ao republicanismo sempre lle acae un bo pé de porco, e unha pouca manteiga, que usted sabrá para qué. Y que no es lo mismo la verità mi fà male -duele- y es bueno suavizar, que la estrategia, lo suyo, que sólo se descubre, y ya está.

Porque, lo que realmente su señoría quiere, es ponernos el pijama de rayas, o ¿no? Muy fuerte. Y escuche, cuando su señoría pretende suprimir un símbolo ampliamente colectivo, lo único que desea, ¡impone!, es afirmarse usted y negar a todos los demás.

Aunque mire usted por dónde: el espíritu de la navidad persigue a usía mucho, tanto o más que al viejo Mister Scrooge. Y usted ya cayó en la primera noche de visita: caridad y ayuda para la Corte de Derechos Humanos de Estrasburgo y todos iguales, fraternos, navideños, y catalanes por allá y españoles por acá, que no es lo mismo y, bien mirado, fascista y dictadura de libro.

Pero nada, señoría, usted y yo a lo que importa, y celebraremos juntos las Fiestas de Invierno este año, y siempre que a usted le pete, y nos pondremos estupendos y cantaremos la cogorza integrista y reaccionaria del vint-i-cinc de desembre y muchos villancicos más con letra del Estatut y dale; y en medio de la Noche, -divinidad igualitaria de todos los engendros de la ignorancia o de una mala digestión- nos reiremos, abrazados, de un joven conservador metropolitano, que en medio del Caos subrrealista del Savoy y el cristo que ustedes se están montando, pontifica: “lo malo no es que nos retiren el crucifijo, lo malo es que nos echan encima la cruz. La cruz de tantos parados como están creando”. Y entonces, su señoría y yo veremos claro, al Resplandor de la Hoguera y con lasLuces de Bohemia del Nadal de siempre y absolutamente paritario y democrático, que el caganet, antes de suicidarse a las puertas del INEM, se va a ciscar en todos nuestros muertos.