Obituario

La pasada madrugada a las dos escuché la triste noticia del fallecimiento de un Procer hispano, D. Sabino Fernández Campo, Conde de Latores, Cofrade de Honor de la Cofradía del Capón de Villalba desde hace unos meses.

De la personalidad y virtudes del Ilustre asturiano al que tanto debemos los españoles, que queremos ser y sentirnos libres, poco podemos añadir desde esta modesta Cofradía.

Pero no puedo resistirme a narrar la anécdota que espontáneamente brotó de sus labios el día de su nombramiento como Cofrade de Honor que dio título a la noticia que publicó “La Razón” aquél día en que el Director de este Diario también estaba presente: “SABINO FERNÁNDEZ CAMPO nombrado Cofrade de Honor”.

Pues al final del ágape celebrado en el Club 31 de Madrid, el galardonado, tras haber oído que los pollos debían ser castrados en torno a los cuatro meses para evitar que se peleasen entre sí a muerte por el celo, tomó la palabra para agradecer el nombramiento y aludiendo a las peleas que los gallos mantenían, de no estar ennucados, sugirió la conveniencia de pensar si esa fórmula sería procedente aplicarla a los humanos en prevención de iguales efectos.

La Cofradía fue la honrada con la presencia del egregio fallecido y hoy constata su dolor por su desaparición, uniéndose, modestamente, a la interminable cohorte de duelos que tal ausencia tiene necesariamente que provocar.


La Cofradía del Capón de Villalba.