Globalizar lo local y viceversa

Vivimos en un mundo en el que se han cambiado las costumbres propias por las ajenas, y en el que el pez grande se come al pez pequeño como fenómeno inmediato del efecto globalizador.

Por globalización se entiende, generalmente, el avance hacia la creación de un sistema mundial único, no sólo en el plano económico, sino también en el político, cultural y como no, en el comunicacional.

Sin embargo, frente a este fenómeno “absorbe pueblos” hay que pararse a pensar que la mal llamada “globalización” no es tan global como algunos mandatarios anuncian, ya que un tanto por ciento muy elevado de la población mundial continúa moviéndose fuera del mercado de este “mundo globalizado” como es el caso de los países más pobres.

Es por ello que, poco a poco, el proceso de “mundialización”, está empezando a funcionar a dos ritmos diferentes, por un lado está la dinámica de la globalización y por otro, la de la reafirmación de la propia identidad o del localismo propio. En consecuencia, esta evolución dual camina desbocada hacia dos peligros antagónicos, uno, el de los nacionalismos acérrimos y otro, el de la desvinculación total de la tribu, pudiendo este último llegar, en casos extremos, a hacer que el individuo pierda por completo la propia identidad tribal.

Como habitantes del planeta con capacidad para observarnos y analizar nuestras propias actitudes, puede que haya llegado el momento de pararnos a considerar la situación y preguntarnos cuáles serían los mecanismos necesarios para detener esta terrible situación que nos conduce a una doble pérdida de visión de lo que son las sociedades en su origen.

Una vez localizado el problema, tal vez lo más viable sería llevar a cabo la creación de un conjunto de programas de integración sociocultural que acercasen lo grande a lo pequeño, lo local a lo mundial y viceversa y en el que ninguno de los dos se viera perjudicado.

Si analizamos los recursos que en la actualidad tenemos a nuestra disposición, debemos prestar especial atención a los medios de comunicación. Podemos ver cómo hasta ahora han funcionado como abanderados de los logros de la globalización, por lo tanto quizás sean entonces ellos los que hayan de hacer el recorrido contrario, sobre todo porque son también ellos los que tienen mayor poder de alcance, ya que llegan incluso a ese tanto por ciento de mundo que no sabe que alguien lo está globalizando. La televisión, y en la mayoría de los casos la radio, son la versión moderna de la tradición oral que ha hecho que muchos ritos tribales e incluso la literatura llegase a nuestros días. Han de ser ellos pues, los trovadores modernos que hagan llegar y traigan de vuelta la cultura tribal en sus múltiples manifestaciones (música, pintura, literatura...), a través de un simple proceso de comunicación en dónde, como diría McLuhan, “el medio es el mensaje”.