De Irán se habla mucho, en general en términos peyorativos. Solo se publican noticias negativas y se tiene una óptica a mi juicio equivocada sobre este país muy celoso de su religión y de su pasado.
El Irán actual, la Persia eterna, es un país gobernado por los ayatollahs, los religiosos
equivalentes a nuestros cardenales, con el Ayatollah Supremo que ejerce de Papa. Con imaginación uno se ve transportado en el tiempo a los Estados Pontificio regidos por el Papa y su Sacro Colegio cardenalicio. Algo insólito para un mundo dominado por el ateísmo, donde los templos están desiertos y la ley de Dios ha sido substituida por los Derechos humanos, el amor al prójimo por la fraternidad y donde se impone la laicidad.
Irán es ciertamente una excepción cultural, tanto como lo es la España de la política de género y del orgullo. Comprendo que esta visión es difícil de digerir para mis compatriotas, pero es cierta si se contempla imparcialmente el panorama que nos brindan las Naciones Unidas.
Exagerando y con sentido del humor, que tanto molesta a los fanáticos, estaríamos ante el Reino de Dios por una parte y Sodoma y Gomorra por otra.
Imaginemos una Galicia regida por los dictados del Apóstol Santiago o una Asturias por la Virgen de Covadonga. Eso es Irán y claro está sorprende al viajero y al observador.
Las utopías pueden ser positivas o negativas según quien las juzgue. Si se juzga desde el individualismo es evidente que un país teocrático es algo inconcebible, ya que nadie puede hacer de su capa un sayo y ni siquiera puede llevar o quitarse el sayo.
Si nos liberamos de la pretensión de cambiar a los demás y somos ingenuos como el Cándido de Voltaire, entonces podemos viajar y disfrutar de las realidades ajenas. Quitarse el caparazón ideológico de la educación recibido es tarea muy difícil pero imprescindible para visitar Irán o para los iraníes visitar España.
Llevando la política de género a las últimas consecuencias nuestras mujeres deberían vestirse con el shador, ese ropón negro, de las iraníes y no con esos pantaloncitos exiguos martirio de mirones e instituir un apartheid para ellas como en Irán, con su rígida defensa de la familia constituida por un hombre y una mujer y no con la nebulosa familia a la española. Excepciones culturales, dos polos opuestos.
Con ese ánimo casi de entomólogo mezclado con afecto he visitado una exposición en la Casa de Cantabria de Madrid con mi alumna de la Universidad de Harvard y os presento con pequeñas correcciones el informe que Serena Hoost ha redactado para GD.
"El 19 de Julio, en la Casa de Cantabria, la embajada de Irán presentó una manifestación de arte persa en celebración del santuario del Imán Reza.
En el islam chií, los doce imames tienen importancia política y espiritual como sucesores del profeta Mohammed. Originalmente una fortaleza en el pueblo antiguo de Sanabad, el sitio nombrado en el honor del Imán Ali Reza se convirtió en un santuario sagrado después de su entierro allí en el año 818.
Esperando consolidar el poder con el califato Abbasid, el califa Al-mamun nombró el imán como su sucesor. Pero cuando la popularidad de los imames creció, Al-mamun lo mató. Por eso, Reza se convirtió en un mártir muy respetado en la fe chií y la fe sunita. Su Santuario ha sido destruido y reconstruido varias veces durante del siguiente milenio, pero permanece un destino importante de peregrinación. Ahora, por área, es la mezquita más grande del mundo.
La exhibición incluye fotos de eventos grandes, como la ceremonia de la recitación del sermón en la noche del martirio del Imán Reza. Comprende también fotos sacadas del interior del santuario de las caligrafías, la cerámica y los preciosos paternos geométricos de metal, vidrio, pintura y piedra que adornan las paredes y el techo. Además, se muestran también caligrafías de artistas inspirados por el Imán y dos pinturas, una de los peregrinos, y otra un representación abstracta del santuario".
El consejero cultural de la embajada iraní, Alireza Esmaeili, pronunció unas breves palabras sobre el respeto del pueblo iraní por sus creencias, su arte y sus tradiciones.
Quien visite alguna de las exposiciones religiosas en España, como las del misterio del hombre, al salir del templo se encontrará con una realidad completamente distinta, en Irán no.
Joaquin Antuña
joaquinant@hotmail.com
