Costas y sus chanchullos
viernes, 06 de julio de 2018
Días pasados se dirigió a mí una señora preguntándome si podía escribirle una carta pública sobre la decisión que había tomado Costas de tirar una caseta de su propiedad, que según la señora, era muy artística, en la zona de dominio público terrestre. Yo le contesté lo que pienso de Costas: La ley de Costas está hecha para favorecer a los pudientes. Léase empresarios de hostelería, grandes fortunas, políticos, ricos y famosos y más mandanga. En cuatro palabras: Los despabilados de siempre.
Perdí la pista de la cantidad de veces que la reformaron. En el Franquismo la cosa era muy sencilla de explicar: contactabas con alguien de la Marina, ibas a Madrid, untabas a los responsables y, como eras de los suyos, volvías al pueblo con el permiso. Eso sí calladito. Los ayuntamientos ni se enteraban.
Con la Democracia la cosa parecía que iba a cambiar. Se hizo la ley de Costas y se
iban a cambiar las cosas (
1988-2013- 2015) y siempre la misma mandanga: reconocer derechos a quienes usufructuaban las concesione administrativas, arbitrariedades en la delimitación (¿los acantilados se miden de arriba abajo para calcular los metros de separación al mar?), ampliación y re
ampliación de la concesión, cesión de derechos, permisos de traspaso, cambio de actividad
En fin, terreno público regalado al concesionario a cambio de
Ahora la gente es más estudiada. Los pícaros, similares. Decía en otra ocasión que A lei de Costas é según de quen señan as costas. Por su parte, la ley de Transparencia de las administraciones públicas debiera facilitar a la ciudadanía, concretamente a los ayuntamientos afectados, información precisa y veraz de las concesiones administrativas. Y las razones en que se amparan para realizar o no la reversión pública en los territorios de su competencia con el fin de tomar las medidas oportunas a su caducidad, si es que realmente caducan.
Pero eso, Señores, sería saber mucho y aquí así el oscurantismo produce pingües dividendos. ¿ Entendéume, Señora?
Timiraos, Ricardo
Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los
autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora