La prensa presa

Hará unos dos meses recibí un WhatsApp en el que me instaban a la movilización por la defensa de las áreas sanitarias gallegas y me comunicaban los organizadores que las noticias sobre los movimientos no recibían eco en la prensa de la zona. Y uno, que es muy susceptible, pero no tan tonto como pudiera parecer, recordó que más de una vez ya experimentó en su persona las disculpas, tretas, artimañas de aquellos periodistas a los que les enviaba sus “cosas” y después comprobaba que, efectivamente, los artículos- demasiado largo, se perdió, no nos parece que tenga interés para el personal…- no se publicaban, aunque ciertamente uno sabía que aquello era eso: sólo una disculpa. Y es que el denominador común de la subvención de los organismos oficiales a los distintos periódicos, conllevaba la servidumbre de evitar críticas, que pudieran poner en cuestión dichas las instituciones. En un palabra, que la prensa que presume de ser independiente y avanzada para reflejar la realidad, pero se “olvida” de llamarle a la Xunta oficina de colocación del partido, por poner un solo ejemplo. Y el caso es que la Diputación, teórica oposición, practica lo mismo.

A nadie se le oculta que los periódicos, como otras muchas cosas, están sufriendo una transformación muy importante y que los publicados en papel, igual que las librerías, están llamados a desaparecer. Y la prueba de ello son las dificultades para venderlos y como muchos se regalan, porque forman parte del grupo de presión política- siempre hay algún “mecenas” interesado en negocios o cambalaches políticos-. Eso de prensa independiente es un utópico sueño. Los periódicos languidecen, entre otras cosas también, porque sus redactores se han vuelto acomodaticios, se juegan la habichuelas, por cierto, también escasas. Y aquella prensa rebelde, antaño valiente, se vuelve ahora dócil y permisiva.

Dicho esto, no quisiera con ello censurar a mis amigos en los distintos medios que, más de una vez, me han defendido ante sus jefes. Critico más que nada a los jefes que también cortan la alas a sus subordinados en aras de la rentabilidad y no molestar a la autoridad. Esos cambalaches, Señores, atentan contra los principios en que debiera desarrollarse la actividad periodística.

Y enlazando una cosa con otras les recuerdo que un corresponsal de prensa como el de Le Monde denunció estas subvenciones dadas por los independentistas catalanes para apoyar el procés.

También la enlazo con que, dimitido Rajoy, parece que Feijoo goza de muchas papeletas para ser el nuevo líderdel PP. Si la prensa gallega, amordazada, sumisa y hasta comprada como acabo de afirmar, hubiese puesto en cuestión el nefasto trabajo- sólo la política sanitaria merece un libro- verían que este Delfín en la Xunta de Galicia, no es digno de ninguna elección. Muy al contrario, es uno de esos personajes taimados que produce Galicia en demasía.

Por último, vean en que consiste la eliminación de las listas de espera de la Sanidad de la Xunta. Como en muchas otras comunidades Galicia tampoco se libra de lista de espera. Pues bien, cuando un enfermo reclama ser atendido, después de mucho tiempo,-léase una operación- le proponen ser desviado a los hospitales privados con los que tienen concierto. Si el enfermo acepta, en pocos días algunos médicos, con funciones de matarifes, lo operan en un pis pas. Si es necesario operar a una veintena en una tarde, se operan. Las secuelas ya serán otra historia.

Si por el contrario el paciente exige- no les gusta la palabra- ser operado por la Seguridad Social, entonces lo “castigan “pasando a una nueva lista de espera sin que el tiempo transcurrido anterior valga para nada.

Esta es la política practicada por los conselleiros del Delfín. Y ya no hablo de las áreas sanitarias.

Pero esa es otra historia como siempre dicen que diría Kipling.

Hablen, señores periodistas, y digan quien es en realidad Feijoo, el candidato porque hay muchas más cosas. Sólo hace falta valentía y no vivir de la mendicidad publicitaria. Porque hay modos de vivir con dignidad.